El gobierno de Venezuela implantará un control de cambios, entre otras medidas para evitar un derrumbe de la economía, tras ocho semanas de huelga contra el presidente Hugo Chávez.
Estableceremos un control de cambios para fortalecer las reservas internacionales, defender el bolívar e impulsar la recuperación económica y social, dijo Chávez en un mensaje a la nación en la noche del miércoles.
Desde ese día, el emisor Banco Central, dueño de más de 80 por ciento de las divisas que entran al país, en su mayoría producto de exportaciones petroleras, suspendió la venta de moneda extranjera a bancos privados hasta el 29 de este mes.
Se trata de una medida temporal, para resolver problemas inmediatos, en respuesta a los efectos de una acción irracional y absurda que se generó en la industria petrolera a partir de diciembre, indicó el ministro de Finanzas, Tobías Nóbrega, en alusión a la huelga lanzada el 2 de diciembre.
Trataremos de que la restricción sea lo menos distorsionante posible, añadió.
La huelga para exigir la renuncia de Chávez o elecciones anticipadas fue lanzada por las centrales patronal y sindical, y alcanzó efectos devastadores luego de que los gerentes y parte de los empleados de la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) interrumpieron el funcionamiento de esa empresa.
El ministro de Energía y Minas dijo el 13 de este mes que las pérdidas causadas por la huelga en el sector petrolero ya eran más de 4.000 millones de dólares.
Fuentes de ese ministerio dijeron este jueves a IPS que esa cifra puede duplicarse, si no sólo se cuenta lo que se ha dejado de percibir, sino también los costos de reponer, apenas parcialmente, el andamiaje de la industria petrolera.
La manufactura, la agroindustria, la producción agraria, los grandes centros comerciales y tiendas por departamentos, las franquicias, los medios de comunicación y otros sectores, de la construcción a la publicidad, suman pérdidas de miles de millones de dólares, según sus portavoces.
Venezuela estaría registrando la mayor contracción económica de su historia, de 20 por ciento, y eso si el paro (huelga) tiene un final feliz. Si no, se podría estar hablando de una caída de 30 por ciento del producto interno bruto (PIB), señaló el empresario Robert Bottome, de la firma de análisis Veneconomía.
El PIB venezolano es unos 120.000 millones de dólares anuales. El sector petrolero es responsables de cerca de una cuarta parte de esa cifra, de la mitad de los ingresos fiscales, y de más de 80 por ciento del ingreso de divisas al país.
Las reservas internacionales en poder del Banco Central han disminuido de 14.000 millones de dólares a 11.100 millones de dólares desde que se inició la crisis en la industria petrolera, dijo Nóbrega.
En cuatro semanas estaríamos en niveles críticos, si la pérdida de reservas continúa con su actual ritmo de 60 millones de dólares diarios, señaló.
El acelerado aumento del precio del dólar no ha detenido la fuga de divisas.
Un dólar valía unos 767 bolívares en enero del año pasado, y en noviembre su cotización había aumentado a unos 1.400 bolívares. En diciembre, tras el inicio de la huelga, el precio de la moneda estadounidense disminuyó a unos 1.322 bolívares, pero el temor a un derrumbe económico determinó que llegara el martes a 1.853 bolívares.
Se desconocen la modalidad de control de cambios que planea implantar el gobierno, su duración y el tipo de cambio oficial que se fijará, pero según datos extraoficiales sería 1.760 bolívares por dólar.
Venezuela practicó controles de cambio de 1983 a 1989, y en 1994. En ambas oportunidades el precio del dólar fuera del mercado controlado triplicó su valor oficial.
Tampoco se ha definido aún qué organismo administrará el sistema. El economista Francisco Faraco, experto en finanzas, confesó a IPS su temor a que Chávez establezca una oficina presidencial para manejar el mecanismo y así ejercer un control discrecional sobre cuáles empresas recibirán divisas y cuáles no.
El control de cambios hará surgir un mercado paralelo o negro que servirá para encarecer aun más todos los bienes y servicios con componentes importados. Al final de este año, los que conservemos el empleo podremos comprar dos tercios de lo que podemos comprar este enero, dijo.
José Gregorio Pineda, jefe de los economistas de la Cámara Venezolano-Americana (estadounidense) de Comercio e Industria, pronosticó que habrá una fuerte aceleración de precios y una apreciación del dólar hasta (un precio de) 3.500 bolívares este año.
La inflación en 2002 fue 31 por ciento, y 45 por ciento de los 23,2 millones de habitantes del país no pueden satisfacer sus necesidades básicas, según el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello.
El gobierno acompañará sus medidas cambiarias con control de precios de los productos que integran la cesta alimentaria básica, y dará prioridad al otorgamiento de divisas a productores de alimentos, según fuentes del Ministerio de Producción y Comercio.
Nóbrega también anunció medidas de austeridad en los organismos gubernamentales, y una reducción de 10 por ciento del presupuesto de gastos del Estado para 2003, que era unos 23.000 millones de dólares.
Mientras tanto, la huelga o paro cívico contra Chávez entró en una especie de limbo, luego de que dirigentes de la oposición empresarial y sindical hablaron de transformarlo en una protesta nacional y alegaron que no podrían reanudar sus actividades por problemas de transporte y combustible.
El presidente de Pdvsa, Alí Rodríguez, aseveró que hay suficientes cargamentos de combustible para abastecer el mercado nacional en los próximos 15 días, y que se realizarán importaciones para garantizar el suministro hasta fines de febrero, cuando se reactivarían las refinerías locales.
Si seguimos este enfrentamiento salvaje e inútil, el desempleo llegará a 30 por ciento, porque vamos a destruir la economía del país. Debemos negociar, advirtió Miguel Rodríguez, economista que fue ministro de Planificación del ex presidente socialdemócrata Carlos Andrés Pérez (1989-1993).
En septiembre, el desempleo abierto afectó a 17 por ciento de la población economicamente activa, y ha llegado a 22 por ciento según organismos sindicales. La mitad de la población trabaja en el sector informal de la economía. (