La desaceleración del crecimiento económico mundial en 2001 y 2002 llevó el total de desempleados en el planeta a la cifra sin precedentes de 180 millones, informó este viernes la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Por otra parte, la cantidad mundial de trabajadores pobres, o sea de los que ganan como máximo un dólar diario, aumentó a fines del año pasado a 550 millones, una cifra similar a la registrada en 1998, tras un periodo de disminución, indicó la OIT en un nuevo informe titulado Tendencias Mundiales de Empleo 2003.
Los grupos más afectados son las mujeres, especialmente vulnerables a las sacudidas económicas, y los jóvenes, entre los cuales el desempleo tiende a crecer cada vez más.
El mantenimiento de las actuales tendencias puede impedir que la proporción mundial de trabajadores pobres sea en 2015 la mitad que en 1990, uno de los Objetivos de Desarrollo del Milenio fijados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a fines de 2000, destacaron los autores del informe.
Alcanzar esa meta requerirá crear unos 1.000 millones de nuevos empleos productivos en la próxima década, señalaron.
En 2010, casi 60 por ciento de la fuerza de trabajo mundial estará en Asia, y un cuarto del total sólo en Chinas. También aumentará la participación en el total de los trabajadores del planeta de Africa subsahariana, Medio Oriente, América Latina y el Caribe, según la OIT.
Por lo tanto, la mayor parte de los nuevos empleos necesarios para reducir la pobreza antes de ese año deben crearse en Asia y Africa subsahariana, alegó.
Para crear 1.000 millones de empleos en la próxima década, deben producirse tres cambios estructurales fundamentales, indicó la agencia.
En primer lugar, es necesario un marco macroeconómico que estimule inversiones en proyectos con uso intensivo de mano de obra, porque la demanda actual de trabajadores en la economía formal es baja y tiende a disminuir.
En segundo término, los gobiernos deben aplicar el tipo de política económica llamada anticíclica, por ejemplo inversión pública para crear fuentes de trabajo en periodos recesivos, a fin de amortiguar y contrarrestar la creciente vulnerabilidad de los países en desarrollo a crisis externas.
Por último, la propia pobreza frena el crecimiento del empleo, y es preciso aplicar políticas específicas para facilitar que las mujeres y hombres pobres accedan a empleo seguro, productivo y con remuneración adecuada.
La creciente crisis del empleo no puede ser afrontada sin creación de puestos de trabajo y otras medidas que beneficien en forma específica a los pobres, afirmó el director general de la OIT, Juan Somavía.
Acelerar el crecimiento económico es necesario, pero no suficiente, y todos sufriremos graves consecuencias si no se adoptan medidas adecuadas de inmediato, añadió.
Sin embargo, el informe considera poco probable que las tendencias al aumento del desempleo y de la cantidad de trabajadores pobres se revierta en 2003, dado que la perspectiva de recuperación de la economía mundial este año es poco clara.
La estabilidad social y política estará en peligro en vastas áreas del planeta si el actual enlentecimiento del crecimiento económico se convierte en una recesión, enfatizó la OIT.
Desde el punto de vista técnico, una recesión se considera instalada tras dos trimestres consecutivos de disminución del producto interno bruto (PIB).
Este año, el estudio de la OIT sobre tendencias mundiales de empleo se publicó por primera vez en forma separada del bianual Informe Mundial de Empleo de esa agencia, explicó la economista Claire Harasty, principal autora del documento divulgado este viernes.
Otra tendencia preocupante señalada por la agencia es que el aumento de la cantidad de personas con empleos informales, en su mayoría precarios y mal remunerados, contribuye al incremento de la pobreza, y a revertir la disminución del número de trabajadores pobres registrada desde fines de los años 90.
El desempleo mundial comenzó a crecer poco después de la caída del valor de las acciones de empresas relacionadas con las nuevas tecnologías informáticas, en el segundo trimestres de 2001, y las consecuencias de los atentados de septiembre de ese año en Nueva York y Washington potenciaron la crisis, según el informe.
El sector dedicado a viajes internacionales y turismo fue uno de los más afectados, y expertos calcularon que perdió unos 10,5 millones de puestos de trabajo.
Por otra parte, la desaceleración económica determinó disminución del consumo en el Norte industrializado, y pérdida de puestos de trabajo en industrias orientadas a la exportación y con uso intensivo de mano de obra instaladas en el Sur en desarrollo, en especial en el sector de la vestimenta, explicaron los autores del informe.
Las perspectivas de recuperación de la economía mundial dependen del desempeño de Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y Japón, y son inciertas según la OIT.
La agencia consideró lejana la posibilidad de una reactivación japonesa, y observó que la UE está más preoocupada en la actualidad por definir mecanismos conjuntos para políticas anticíclicas que por emplearlos.
Eso hace que la economía mundial dependa ante todo de la estadounidense, que fue responsable de más de la mitad de la escasa recuperación global de 2002, indicó.
De todos modos, el endeudamiento de los hogares en Estados Unidos se acerca a niveles insostenibles, y el impresionante aumento de la productividad en ese país durante los últimos años implica riesgos de que continúen la disminución de los puestos de trabajo y el incremento del desempleo.
En la actualidad, el desempleo afecta a seis por ciento de la población económicamente activa estadounidense, y esa proporción es 50 por ciento mayor que la registrada hace dos años.
La mayor parte de las economías de Asia muestran indicios de reactivación, pero hay factores que impiden una plena recuperación, entre ellos el aumento de los precios del petróleo, que deben importar la mayor parte de las naciones asiáticas, sostuvieron los autores del estudio.
Expertos pronosticaron que el PIB asiático aumentará 6,3 por ciento este año, tras crecer 5,6 por ciento en 2002, pero la OIT opina que esa previsión parece optimista, si se tiene en cuenta la incertidumbre sobre la recuperación económica estadounidense. (