PAKISTAN: Crisis social conduce al aumento de suicidios

El creciente número de suicidios en Pakistán durante 2002 fue atribuido por expertos y activistas al agravamiento de problemas económicos y sociales.

”No quiero vivir”, gimió Mohammad Asghar cuando familiares suyos lo llevaron la semana pasada a un hospital público de la septentrional ciudad de Rawalpindi, cercana a la capital, con abundante pérdida de sangre por la herida que se inflingió al clavarse unas tijeras en el abdomen.

Una intervención quirúrgica de una hora, la transfusión de más de 1,5 litros de sangre y 17 puntadas lograron salvar la vida de Asghar, de 40 años, un mecánico frustrado y desesperanzado porque no podía comprar alimentos para su esposa y sus cuatro hijos, tras cuatro meses sin conseguir trabajo.

”Mi último empleador fue el dueño de un garage, que me despidió sin motivo. Volvía cada día a mi casa con las manos vacías, estaba lleno de deudas y no soportaba ver a mi familia pasar hambre”, contó.

Algunas organizaciones no gubernamentales (ONG) afirman que más de 1.500 personas lograron suicidarse el año pasado, en un país con unos 140 millones de habitantes. Según la ONG Maddadgar (Ayudante), con sede en la noroccidental ciudad de Lahore, hubo 900 casos sólo en los seis primeros meses de 2002.

La Comisión de Derechos Humanos de Pakistán (CDHP) sostuvo que las autoeliminaciones el año pasado fueron 1.287, y que la desagregación por género muestra claro predominio de los varones suicidas, que fueron 831, o sea casi dos tercios del total.

Según esa comisión, por lo menos otras 912 personas trataron de suicidarse, pero sus vidas fueron salvadas por oportuna asistencia médica.

”Las principales causas del incremento de las tendencias suicidas son los problemas económicos, unidos a conflictos domésticos y sociales: la desigualdad, la injusticia, el desempleo con su secuela de penurias y las controversias domésticas y familiares son los motivos más frecuentes”, afirmó la CDHP.

Un tercio de los habitantes del país viven en la pobreza, según datos oficiales.

En los últimos tres años, tras el golpe de Estado del general Pervez Musharraf, los precios de productos básicos han aumentado de 20 a 300 por ciento, y muchos economistas alegan que eso se debe a reformas exigidas por organismos financieros internacionales y aceptadas por el gobierno.

Desde 1999, la tarifa del suministro de energía eléctrica aumentó en 11 ocasiones.

El país carece de una red de seguridad social, y ocupa el lugar 137 en materia de desarrollo humano según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

Las autoridades afirman que el desempleo afecta a siete por ciento de la población económicamente activa, pero observadores independientes aseguran que el dato es en realidad más de 16 por ciento.

”El suicidio es más frecuente entre personas de 15 a 35 años, con independencia del género”, según la CDHP, que destacó que ese tramo de edad es el de mayor productividad.

El creciente número de autoeliminaciones refleja un aumento de la melancolía y la decepción en la sociedad, dijo a IPS la psicóloga Iftikhar Hassan.

”Un individuo se quita la vida cuando siente que no puede afrontar sus problemas, no puede acceder a ayuda y no halla a nadie receptivo. En muchos casos, las víctimas se ven como una carga para la sociedad, o creen que su muerte será un alivio para las personas que aman”, explicó.

La tendencia al aumento de los suicidios fue destacada por los medios de comunicación en junio, cuando el experto en desarrollo y ex ministro de Ambiente Omar Asghar Khan apareció ahorcado en el meridional puerto de Karachi.

La familia del ex ministro sostuvo que se trataba de un asesinato, pero la policía señaló que disponía de una carta en la cual el difunto indicó que iba a autoeliminarse. Amigos cercanos del muerto dijeron que padecía un cuadro depresivo y que estaba bajo tremenda presión política, por causas que no aclararon.

Ese caso llevó a la Comisión de Responsabilidad Pública creada por el gobierno a expresar su preocupación por la tendencia al incremento de los suicidios en el país.

El presidente de esa comisión, H.U. Beg, preguntó qué utilidad tendría el plan de las autoridades para destinar unos 85 millones al combate contra la pobreza, si la sociedad parecía producir casos de desesperación tan graves que conducían a la autoeliminación.

Funcionarios del gobierno responideron que la estrategia oficial contra la pobreza intenta contrarrestar el aumento de la desigualdad y las privaciones, y abarcar desde las privaciones materiales hasta la desigualdad de poder.

”El primer paso del régimen militar fue corregir problemas macroeconómicos. Eso mejoró la situación fiscal e hizo posibles generosas medidas de asistencia a la población, en materia de satisfacción de necesidades básicas y creación de empleo”, afirmó una portavoz del Ministerio de Finanzas.

Algunos casos de suicidio y de amenazas de suicidio han sido actos de protesta contra injusticias sociales o políticas gubernamentales.

El 26 de diciembre, personas desplazadas por el proyecto de represa Chotiari en la sudoriental provincia de Sindh instalaron un campamento ante la sede en Islamabad del Banco Asiático de Desarrollo, que financia esa obra, para pedir compensaciones a esa institución y al gobierno, y algunas de ellas dijeron estar dispuestos a morir si no se satisfacían sus demandas.

”El Islam prohíbe el suicidio, pero las víctimas de la represa deberán apelar a ese último recurso, porque no tienen dónde vivir”, advirtió el activista Majeed Manguri, representante de 400 familias desplazadas que aún no han recibido compensaciones, pese a que la obra está lista para ser inaugurada. (

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