MUSICA: Polo Montañez se vuelve leyenda

Polo Montañez llegó a ser en pocos años el cantante contemporáneo más popular de Cuba, y se convirtió en la primera gran leyenda del país en el siglo XXI tras morir el 26 de noviembre, por heridas sufridas en un accidente de tránsito.

Un vídeo de ese cantautor, cuyo verdadero nombre era Fernando Borrego, fue transmitido por la televisión estatal a todo el país justo a las 12 de la noche del 31 de diciembre de 2002.

”Nunca olvidó quién era ni de dónde salió”, dijo a IPS Rosalía Bermúdez, una enfermera que hace nueve años emigró a la capital desde la occidental provincia de Pinar del Río, donde siempre vivió Montañez.

Las historias sobre el artista corren de boca en boca. Una de ellas cuenta que cuando cobró por la grabación de su primer disco, regaló televisores a las personas con menores recursos de Las Terrazas, la localidad en que vivía, a unos 53 kilómetros de La Habana.

Otra destaca que la fama no lo hizo suspender sus actuaciones mensuales para la población de esa comunidad, situada en una zona montañosa.

”Yo soy un guajiro (campesino) natural, no te equivoques”, dice el estribillo de una de las más populares canciones de Montañez, y esa frase era asumida por el cantante como una declaración de principios.

El accidente que le causó la muerte ocurrió el 20 de noviembre, cuando regresaba a su localidad natal de San Cristóbal, tras asistir a una fiesta en la capital. Montañez no recuperó el conocimiento desde entonces, y murió seis días después.

Reportes desde Las Terrazas indicaron que más de un centenar de personas visitan cada día la casa del cantante, transformada en museo tras su muerte.

En San Cristóbal se planea erigir una estatua de Montañez de tamaño natural, que lo reproduzca con su típico sombrero campesino, paseando por el parque central de esa ciudad.

El realizador de televisión Armando Arencibia reveló que a inicios de este año dirigirá un filme de ficción sobre las relaciones sociales del cantautor, quien tenía al morir 47 años.

Montañez apenas era conocido en Cuba hace tres años, cuando firmó un contrato con la casa disquera europea Lusáfrica-Recsa. Su primer disco, ”Guajiro natural”, vendió más de 60.000 copias en Colombia. El segundo, ”Guitarra mía”, iba por el mismo camino.

En unos meses, se convirtió en el tercer artista cubano premiado con un Disco de Platino en Colombia por sus ventas de esa obra, luego de que lograran la misma distinción los cantautores Silvio Rodríguez y Pablo Milanés.

Su fama se extendió por América Latina y el Caribe, donde algunas de las canciones de Montañez comenzaron a ser grabadas por prestigiosos artistas, entre ellos el puertorriqueño Gilberto Santarrosa, quien realizó una versión de ”Un montón de estrellas”.

Entre los planes del artista estaba la grabación de otros tres discos compactos, entre ellos uno de boleros, guarachas y sones junto con el cubano Compay Segundo, emblemática figura del proyecto musical conocido como Buena Vista Social Club.

Musicólogos cubanos llamaron la atención en su momento sobre la capacidad que tenía Montañez para establecer una rápida comunicación con el gran público, mediante canciones que hablaban con palabras sencillas de las mujeres y de sus amores bien o mal correspondidos.

Su música sin grandes complejidades rítmicas se nutría de la tradición campesina, de la balada latinoamericana y de ritmos caribeños como la bachata, para lograr un producto de rápida asimilación, que no dejaba por ello de ser auténtico.

Es probable que el éxito de Montañez en Cuba no sólo haya tenido que ver con la calidad de su trabajo, sino también con el homogeneizado panorama musical cubano actual, dominado por grupos de música bailable que nacen, se dividen y se multiplican en forma constante, con productos muy similares.

Muchas veces es casi imposible diferenciar una agrupación de otras, pues todas parecen sonar igual, mientras los grupos con trayectorias más prolongadas, como Los Van Van, Adalberto y su Son y NG La Banda, pasan por un periodo de estancamiento creativo.

En febrero de 2002, Montañez dijo en una entrevista que vivía su momento más feliz, porque al fin veía ”la cosecha de tantos años de cultivar la vida”.

En esa ocasión contó que su niñez estuvo rodeada del esplendoroso paisaje montañoso de Pinar del Río, y que no conoció la electricidad hasta los 12 años, cuando su familia se mudó de San Cristóbal a Las Terrazas.

El artista no recibió educación musical formal y comenzó a componer sin conocimientos técnicos, en forma paralela a sus labores en el campo, hasta que en 1994 formó su propio grupo y comenzó a trabajar de modo profesional en un hotel para turistas.

Más de una vez confesó sentir que las ciudades le quedaban grandes. Otros artistas exitosos se mudan de sus localidades de origen a grandes centros urbanos, pero Montañez se mantuvo cerca de los suyos. ”De la fama, lo único que me gusta es que cada vez tengo más amigos”, dijo una vez. (

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