Tres atentados en Kuwait contra ciudadanos estadounidenses perpetrados desde octubre revelan cómo Washington, libertador y aliado hace una década, es ahora para sectores de la población kuwaití un opresor y enemigo, según afirmaron algunos analistas.
El gobierno kuwaití reforzó medidas de seguridad para evitar nuevos atentados de presuntos extremistas islámicos opuestos al despliegue en Kuwait de más de 16.000 soldados estadounidenses que se preparan para la guerra en Iraq, y se suman a otros 8.000 estadounidenses que trabajan en ese país de unos dos millones de habitantes.
El Ministerio del Interior de Kuwait informó que Sami Mohammed Marzook Obaid Al Mutairi, de 25 años, confesó ser el autor del ataque a balazos que mató la semana pasada a un ciudadano estadounidense, empleado de la base militar de Campo Doha, cerca de la capital kuwaití.
Según el Ministerio, Mutairi dijo a la policía que era miembro de la red radical islámica Al Qaeda (La Base), liderada por el saudita Osama bin Laden y señalada por el gobierno de Estados Unidos como responsable de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en ese país.
Sí, cumplí instrucciones de Bin Laden, habría dicho Mutairi al ser interrogado el 24 de este mes, informó el periódico kuwaití Al Watan.
El embajador estadounidense en Kuwait, Richard Jones, afirmó que en ese país operan dos células de grupos radicales islámicos afgano-kuwaitíes.
No queremos prejuzgar, pero creemos que los últimos atentados pueden haber sido responsabilidad del gobierno de Iraq o de Al Qaeda, comentó el ministro de Información de Kuwait, jeque Ahmed Al fahd Al Sabah.
En octubre, un infante de marina estadounidense murió y otro resultó herido cuando ambos fueron atacados a balazos por dos kuwaitíes, mientras realizaban entrenamientos. Uno de los atacantes tenía vínculos con Al Qaeda.
Al mes siguiente, un policía kuwaití atacó a balazos e hirió en forma grave a dos soldados estadounidenses al sur de la capital, luego de obligarlos a detener el automóvil en el que se trasladaban.
Ese policía dijo al ser interrogado que odiaba a los estadounidenses y quería matarlos, y las autoridades alegaron que padecía trastornos mentales.
Según periódicos de Kuwait, las autoridades de ese país interrogan a decenas de ciudadanos hostiles a las fuerzas estadounidenses, y a otros árabes que vivían en Afganistán y se radicaron en el Golfo en 2001, tras la campaña militar de Washington en territorio afgano que precipitó la derrota del movimiento radical islámico Talibán.
Atribuir los atentados en Kuwait contra estadounidenses a Al Qaeda es un error, sostuvo el especialista en ciencia política Abdulakhaliq Abdullah, de la Universidad de Emiratos Arabes Unidos.
El grupo liderado por Bin Laden se desintegró en los meses siguientes a los atentados de septiembre de 2001, y sólo persiste en Kuwait, como en otros países, la ideología de Al Qaeda, que esencialmente es el odio a Estados Unidos, alegó.
Abdullah afirmó que la mayoría de los kuwaitíes rechazan la presencia de fuerzas estadounidenses en su país, y que Washington no se da cuenta de que la actual situación es por completo diferente a la de 1991, cuando las tropas de Estados Unidos expulsaron de Kuwait al invasor ejército de Iraq.
Ahora no hay razón para que los estadounidenses estén en Kuwait. Por eso, la presencia de 16.000 soldados que se preparan para atacar a Iraq provoca odio y reacciones violentas, señaló.
Kuwait es el único país del Golfo que aceptó formalmente el uso de su territorio para que Estados Unidos prepare una probable ofensiva militar contra el régimen de Saddam Hussein.
También hay un importante número de soldados estadounidenses en bases de Arabia Saudita, Bahrein y Qatar, pero esos países no tienen por ahora acuerdos formales con Washington que permitan el lanzamiento de un ataque.
El rechazo a Estados Unidos entre los kuwaitíes se originó en el nacionalismo, pero en la actualidad se vincula ante todo con sentimientos religiosos, opinó el analista político independiente kuwaití Alí Haber Al Sabah.
Saddam Hussein fue el invasor en 1990, y por eso se odiaba a Iraq y se amaba a Estados Unidos. Pero ahora Iraq es visto como un vecino musulmán y árabe, sufriente por las mismas políticas de Washingtosn que niegan a los palestinos sus derechos y su libertad, afirmó.
Además, cada vez más kuwaitíes piensan que la guerra lanzada por Estados Unidos contra Iraq en 1991 no buscó liberar a Kuwait, sino lograr presencia estratégica permanente en la región, debido a su riqueza petrolera, aseguró Al Sabah.
También crecen el número de convencidos de que las amenazas de Washington a Bagdad poco tienen que ver con armas de destrucción masiva, y de que el objetivo de Washington es instalar un gobierno iraquí dócil que le garantice el suministro de crudo, sobre todo porque se deteriora su relación con Arabia Saudita, apuntó.
La sobrevivencia y la estabilidad son las prioridades de cualquier gobierno. Los gobernantes kuwaitíes se ven amenazados por Saddam Hussein debido a sus acciones pasadas, pero la población ve el problema desde una perspectiva religiosa y humanitaria, señaló el analista.
El pueblo kuwaití teme que mueran miles de inocentes en Iraq si estalla otra guerra, como ocurrió en Afganistán, explicó.
De todos modos, Abdullah pronosticó que los atentados contra estadounidenses en Kuwait causarán divisones sociales, y quizás incluso inestabilidad política.
Los ataques de los últimos meses no parecen formar parte de un plan, y es poco probable que haya atentados similares en otro país del Golfo, pero Washington debería reducir su presencia militar en Kuwait y alejarse de ese país en forma definitiva tras su probable ataque contra Iraq, añadió. (