El nuevo presidente de Kenia, Mwai Kibaki, designó este viernes su gabinete, poniendo fin a varios días de especulaciones.
En un discurso televisado desde la casa de gobierno, Kibaki, de 72 años, marcó al leer los nombres de sus ministros una clara diferencia con el estilo de su predecesor, Daniel Arap Moi, quien acostumbraba anunciar designaciones y destituciones en entrevistas periodísticas o a través de la radioemisora oficial.
El gabinete de Kibaki está compuesto por 21 ministros, siete menos que el de Moi, en coincidencia con su promesa de lograr un Estado menos pesado y más eficiente.
La creación del Ministerio de Justicia y Asuntos Constitucionales confirma que Kibaki está comprometido a lograr la aprobación de una reforma constitucional en los próximos seis meses. También se creó el Ministerio de Desarrollo Cooperativo.
Cumpliendo con su promesa de dar participación a la mujer, Kibaki nombró a tres ministras, a cuatro mujeres asistentes de ministro y a cuatro secretarias permanentes.
Además, el Ministerio de Cultura, Deportes y Servicios Sociales también pasará a ser de Género, y a su cargo estará Nakib Balala, ex alcalde de la meridional ciudad portuaria de Mombasa .
La tarea de Kibaki era difícil, pues a su Coalición Nacional del Arco Iris (NARC) está integrada por 14 partidos. Todos ellos esperaban ser recompensados por su apoyo para vencer a la Unión Nacional Africana de Kenia (KANU) en las elecciones del 27 de diciembre.
Kibaki obtuvo 66 por ciento de los votos y derrotó al candidato de KANU e hijo del fallecido prócer de la independencia Jomo Kenyatta, Uhuru Kenyatta. El 30 de diciembre fue la primera transición del gobierno a un partido opositor desde 1963, cuando Kenia se independizó de Gran Bretaña.
El puesto de vicepresidente fue para Michael Wamalwa, conforme a lo acordado entre los líderes de la NARC antes de las elecciones.
Otros importantes dirigentes de la NARC fueron designados ministros, como Kalonzo Musyoka (Relaciones Exteriores), George Saitoti (Educación), Charity Ngilo (Salud), Raila Odinga (Caminos, Obras Públicas y Vivienda), y Moody Awori (Asuntos Internos).
David Mwiraria, el nuevo ministro de Finanzas, tendrá entre sus principales misiones hacer que los donantes internacionales vuelvan a prestar atención a Kenia.
La ayuda internacional fue suspendida en 2002 debido al fracaso de Moi en combatir la corrupción en este país de 31,5 millones de habitantes.
Ya comenzamos los contactos con aquellos que ayudaron a Kenia en el pasado. Puedo asegurarles que la gran mayoría se mostraron dispuestos a a continuar ayudando a esta nación, en especial una vez que hayamos cumplido con nuestra promesa de combatir la corrupción, dijo Kibaki
El nuevo presidente anunció que su gobierno presentará dos proyectos de ley anticorrupción en el parlamento cuando comiencen las sesiones la próxima semana.
El primero reestablece las distintas autoridades de lucha contra la corrupción que fueron declaradas inconstitucionales por Moi cuando iniciaron una investigación contra algunos de sus ministros. El segundo proyecto de ley definirá claramente los delitos económicos.
Otra tarea importante para el nuevo parlamento será elaborar el presupuesto, de tal manera que se garantice la educación primaria gratuita. Esta promesa de Kibaki fue la que le dio el apoyo de millones de padres pobres que no pueden enviar a sus hijos a la escuela.
En la primera semana de sesiones del parlamento presentaremos nuestra estimación para incluir en el presupuesto los grandes recursos que se necesitarán para financiar la educación, y así haremos todo conforme a la ley, prometió Kibaki.
Otra promesa que lo catapultó a la presidencia fue la de reactivar la deteriorada economía keniata y crear nuevos empleos. Kibaki confía en que al erradicar la corrupción logrará atraer de nuevo la confianza de los inversores extranjeros y así mejorar la infraestructura del país.
Entre los sectores que el nuevo gobierno busca reactivar se destacan los de telecomunicaciones y energía. Un kilowatt de energía eléctrica por hora cuesta en Kenia nueve dólares, mientras en Egipto cuesta cuatro dólares y en Sudáfrica, 1,3 dólares.
Estos servicios costosos e ineficientes son provistos por un monopolio estatal. Las compañías propiedad del gobierno, consideradas por Kibaki como un fenómeno terrible tienen demasiados funcionarios poco capacitados y muchos son acusados de corruptos.
Se espera que para las próximas semanas Kibaki anuncie grandes reformas en empresas paraestatales clave como la telefónica Telekom Kenya y la de electricidad Kenya Power and Lighting Company.
Hubo un tiempo en que estas paraestatales, como las que administraban el puerto de Mombasa, las telecomunicaciones y la energía, solían dar buenos ingresos y ser eficientes. Pero ahora llegaron a un punto en que no pueden siquiera pagar sus propias deudas, señaló Kibaki.
El nuevo presidente es partidario de privatizar las firmas paraestatales.
El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial convenciero en el pasado a Moi de que vendiera Telkom, pero el negocio al final no prosperó debido a falta de transparencia en el proceso de venta.
Kibaki, de 72 años, se propone alentar el crecimiento económico, reconstruir la resquebrajada infraestructura, crear medio millón de trabajos por año, ofrecer enseñanza primaria gratuita, eliminar la corrupción, racionalizar el gobierno, reformar el Poder Judicial y reentrenar a la policía.
También prometió mejorar la situación de las mujeres y del ambiente.
Pero acabar con la corrupción es la prioridad de su agenda, pues el fenómeno tuvo una importante repercusión en el colapso de la economía keniata y en el empobrecimiento de la población. La corrupción dejará de ser un modo de vida en el país, prometió Kibaki. (