Organizaciones pacifistas de Canadá realizarán este sábado una movilización en más de 30 ciudades para oponerse al eventual ataque de Estados Unidos contra Iraq y a la posibilidad de que Ottawa participe de la ofensiva.
Este es el mayor movimiento pacifista que hemos tenido desde la guerra de Vietnam (1965-1975). Yo recibo llamadas incluso de organizaciones defensoras de los animales, entre otras que no están asociadas al movimiento pacifista, dijo a IPS el responsable de campañas de la Alianza Canadiense por la Paz, John Matlow.
Movilizaciones similares se esperan para este sábado en Estados Unidos y hay otras previstas para el 15 de febrero en Japón y la Unión Europea. Una marcha en la occidental ciudad canadiense de Vancouver en noviembre tuvo la participación de 15.000 personas.
Las organizaciones pacifistas de Canadá recibieron con agrado las declaraciones del primer ministro Jean Chrétien el miércoles, quien anunció que su gobierno no apoyará un ataque unilateral de Estados Unidos a Iraq, aunque temen que cambie de opinión en el futuro.
El no gubernamental Proyecto Ploughshares presentó este viernes una carta, también firmada por el Consejo Canadiense de Iglesias y Kairos, una federación de 10 denominaciones cristianas, que insta al gobierno de Canadá a no participar en la guerra en Iraq.
La única certidumbre es que el costo de una guerra será mucho mayor que el de la actual situación, y hará más difícil alcanzar un cambio sustancial. Creemos que es nuestra responsabilidad ayudar al pueblo de Iraq, no con bombas y misiles, sino con respaldo moral, político y material, señala la carta.
Chrétien aclaró que el ministro de Defensa, John McCallum, sólo estaba especulando cuando dijo en Washington la semana pasada que Canadá consideraría participar en una guerra en Iraq conducida por Estados Unidos, aun sin el aval de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La postura canadiense es que, en materia de paz y seguridad, la comunidad internacional tiene que hablar y actuar a través del Consejo de Seguridad de la ONU. Nosotros creemos firmemente en el multilateralismo, dijo Chrétien en una conferencia de prensa.
Algunos parlamentarios oficialistas habían amenazado con renunciar al gobernante Partido Liberal si el primer ministro no rechazaba las declaraciones de McCallum.
Estamos muy contentos de que Chrétien haya clarificado la posición de nuestro gobierno, pero no creemos ni por un minuto que los dichos de McCallum hayan sido sólo especulaciones, dijo Matlow.
El activista señaló que McCallum efectuó esas declaraciones para analizar la reacción de la opinión pública canadiense y advirtió que, pese a las clara afirmación de Chrétien, este asunto aún no ha sido resuelto. Nunca hay nada seguro con este gobierno, subrayó.
El primer ministro no quiso caer en la misma trampa en que cayó McCallum y se ha negado a comentar sobre posibles escenarios que incluyan la participación de Canadá en un ataque a Iraq. No voy a responder preguntas especulativas, dijo Chrétien.
En las aclaraciones de Chrétien no veo diferencias sustanciales con lo que dijo el ministro de Defensa, declaró a IPS el director del grupo pacifista Proyecto Ploughshares, Ernie Regehr.
Lo que fue positivo y destacable fue la afirmación pública de la autoridad de la ONU, añadió Regher, para quien los dichos de McCallum pudieron haber dañado la reputación de Canadá como defensor del multilateralismo.
Algunos activistas creen que Chrétien y McCallum tienen la misma postura, pero la expresan de maneras diferentes.
McCallum hablaba sobre la realidad de la situación mundial y Chrétien estaba hablando sobre política interna, dijo el experto Fen Hampson, de la Escuela de Asuntos Internacionales Norman Patterson, en Ottawa.
Después de todo lo que se ha dicho y hecho, ¿cómo podremos decirle a los estadounidenses que no vamos a apoyarlos? Eso sería muy difícil, añadió Hampson.
Estados Unidos es el destino 86 por ciento de las exportaciones canadienses.
Las últimas medidas de Washington para reforzar los controles en sus fronteras luego de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y Waashington fueron muy resistidas en Ottawa.
En Canadá, pese a su cercanía con la mayor potencia mundial, los sentimientos contra la guerra crecen cada día, como ocurre en otras naciones de Occidente. En una de las últimas encuestas, 54 por ciento de canadienses consultados dijeron que el presidente George W. Bush no tiene razones suficientes para atacar a Iraq.
La última encuesta también reveló que menos de tres de cada 10 canadienses quieren que su país participe en la guerra aun con la autorización del Consejo de Seguridad de la ONU. (