IRAQ: Indiferencia hacia Saddam Hussein en países árabes

Los campamentos de refugiados palestinos en Medio Oriente eran bastiones de apoyo a Iraq y a su presidente Saddam Hussein durante la guerra del Golfo (1991), pero las cosas han cambiado desde entonces.

Los residentes del campamento de Baka'a, en las afueras de Ammán, la capital jordana, solían hacer manifestaciones de apoyo al líder iraquí, colocar afiches y hasta comprar relojes con su imagen.

Ahora, sin embargo, las estrechas callejuelas del campamento están libres de afiches y de demostraciones, en reflejo del cambio de la actitud popular y oficial hacia Saddam Hussein.

Mientras en Europa y Estados Unidos hay protestas multitudinarias contra una más que posible guerra contra Iraq, el mundo árabe permanece en general calmo, pese a algunas manifestaciones contra el unilateralismo de Washington.

Analistas de la región comentan que ”la calle árabe”, el famoso calderón de emociones, está apática.

Los gobiernos de la región se oponen a la acción militar promovida por Estados Unidos porque temen que afecte sus propios intereses, no por la oposición popular.

Un vendedor de relojes de pulsera del campamento de Baka'a ya no tiene demanda de relojes con la imagen de Saddam Hussein.

”Hace tiempo que no los vendemos. No recibimos más de Iraq y aquí casi no los piden. Incluso los pocos iraquíes que hay aquí están hartos de Saddam”, declaró el vendedor, que se negó a dar su nombre.

”En 1991, apoyábamos a Saddam y salíamos a las calles para manifestar. Entonces pensábamos que él era un libertador, pero luego descubrimos que no. Su gobierno es tan ilegítimo como todos los de la región”, expresó.

En el plano oficial, la situación actual en Medio Oriente es algo diferente a la de 1991. En ese entonces, jordanos y palestinos estaban del lado de Saddam Hussein, mientras que Egipto, Siria y Arabia Saudita apoyaban la acción internacional contra Iraq y colaboraban militarmente.

Actualmente, la posición de Jordania no es de abierto respaldo a la guerra, pero sí es mucho más neutral, y tras bambalinas hay señales de cooperación con Estados Unidos.

”Estamos mucho más moderados que en 1991. Aprendimos la lección”, explicó el ex canciller Jawad Anani.

Jordania sufrió graves consecuencias diplomáticas y económicas por su postura proiraquí en la guerra del Golfo. Quizá por eso, en esta ocasión el rey Abdulá II decidió lanzar una campaña titulada ”Jordania Primero” para recordar a la ciudadanía cuáles son las prioridades.

Anani consideró que la campaña es necesaria porque ”fuerzas externas” solían dirigir a muchos movimientos y partidos jordanos.

Asimismo, la campaña de Abdulá es vista como una advertencia a los jordanos, en su mayoría de origen palestino, para que no se involucren demasiado en los problemas de los territorios palestinos e Iraq.

El empresario Labib Kamhawi, que antes participaba del movimiento de solidaridad con Iraq, consideró que ”Jordania Primero” constituye ”un golpe a la unidad árabe”.

Muchos jordanos están enojados, dijo, y existe una creciente brecha entre el gobierno y el pueblo, aunque ahora las autoridades pueden reprimir más fácilmente cualquier disturbio.

Esta no es la situación en los territorios palestinos, donde el conflicto con Israel no da tregua y el gobierno de Yasser Arafat prácticamente ha dejado de funcionar.

Sin embargo, pocos políticos palestinos prevén que estalle la violencia en Gaza y Cisjordania en caso de que se concrete la guerra en Iraq.

”Los palestinos tienen sus propios problemas y no quieren dar otra excusa a Israel” para que les aplique políticas todavía más duras, comentó Ziad Abu Amr, presidente de la comisión política del Consejo Legislativo Palestino.

Sin embargo, no se puede descartar la posibilidad de la violencia, en especial si la guerra se prolonga demasiado y mueren muchos iraquíes, dijo.

”No se puede excluir la posibilidad de que personas cercanas a Al Qaeda intenten hacer algo espectacular” contra objetivos estadounidenses, previno Abu Amr.

Mientras, Egipto y Siria cooperan con Washington en la ”guerra contra el terrorismo”. Damasco es consciente de que su condición de ”estado renegado” a los ojos de Washington la hace muy vulnerable.

”Siria sabe que ese país y (el grupo extremista islámico) Hizbolá pueden ser los próximos de la lista luego de Iraq, y hace todo lo posible por evitarlo”, comentó Farid Al-Jazen, experto en ciencia política de la Universidad Americana de Beirut, Líbano.

El sentimiento antiestadounidense está en aumento en Medio Oriente a nivel popular y gubernamental, incluso entre gobiernos aliados de Washington, como Egipto, que temen una futura extensión de la decisión de ”cambio de régimen” en Iraq a ellos mismos.

Aunque hubo algunas manifestaciones en El Cairo contra la guerra en Iraq, ”al presidente Hosni Mubarak no le preocupan, porque sabe que tiene el disentimiento bajo control”, comentó Hisham Qassem, jefe de redacción del diario egipcio independiente The Cairo Times.

Muchos países árabes temen que si la iniciativa de cambio de régimen en Iraq tiene éxito, se les aplique a ellos también. ”Ninguno de los 22 miembros de la Liga Arabe es una democracia”, recordó Qassem.

Fuera del mundo árabe, Washington también tiene dificultades para obtener respaldo a su campaña contra Iraq.

Francia, China y Rusia, tres de los miembros permanentes (con poder de veto) del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, manifestaron que se debe hacer todo lo posible para evitar la guerra, pero Washington advirtió en reiteradas ocasiones que atacará Bagdad con o sin el apoyo del foro mundial. (

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