Bulgaria y Rumania, nuevos socios de Estados Unidos en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), indicaron su disposición a apoyar un ataque de Washington contra Iraq, con menos reticencia que tradicionales miembros europeos de esa alianza.
Ambos países, ex comunistas e invitados a unirse a la OTAN en noviembre, dijeron que se opondrían a un ataque unilateral por parte de Washington, pero destacaron que pueden brindar apoyo logístico mediante puertos en el mar Negro, aeropuertos y suministro de combustible, así como datos de inteligencia, en la limitada medida de su poderío.
Sin embargo, también anunciaron que no desean enviar tropas a combatir en Iraq.
Esa actitud se debe en parte a presión de Washington para que integren una coalición contra Iraq, y también a que los gobiernos búlgaro y rumano desean demostrar a la Casa Blanca que son aliados confiables.
Ambos factores adquieren mayor importancia debido a que Alemania y Francia han puesto considerables reparos a la idea de lanzar un ataque contra Bagdad, lo cual marca una significativa discrepancia en el seno de la OTAN.
Bulgaria cumplirá sus compromisos con la OTAN si hay una operación militar contra Iraq, aseguró el primer ministro búlgaro Simeon Saxe-Coburg.
Su par rumano, Adrian Nastase, enfatizó que no es posible beneficiarse de la seguridad que brinda la OTAN, e ignorar las responsabilidades y obligaciones que implica ser miembro.
Actuaremos junto con la alianza, si se llega a un acuerdo sobre el problema iraquí, añadió.
La principal oferta rumana es la base aérea de Kogalniceanu, cercana al sudoriental puerto de Constanta (Romania) y sólo unos 2.000 kilómetros al noroeste de Bagdad.
En esa base están estacionados aviones de combate MiG construidos por la antigua Unión Soviética cuando ambos países integraban el llamado bloque socialista, y Rumania tomaba precauciones contra un eventual ataque de Turquía, integrante de la OTAN.
El gobierno rumano también ofreció para un eventual ataque contra Iraq sus bases militares en la sudoccidental ciudad de Timisoara y la sudoriental de Fetesti, y fuentes del Ministerio de Defensa aseguraron que la base naval de Constanta está lista para recibir a grandes cantidades de militares estadounidenses.
Bucarest puede brindar valiosos datos de inteligencia sobre las redes de suministro de energía iraquíes, ya que más de la mitad de los generadores, refinerías y sistema de cables de alta tensión de ese país fueron construidos por ingenieros rumanos, subrayó el ministro de Relaciones Exteriores, Mircea Geoana.
En Bulgaria se llevan a cabo preparativos para el eventual abastecimiento de aviones de combate estadounidenses en las orientales bases aéreas de Burgas y Varna, y en la centromeridional de Plovdiv.
Especialistas en asuntos militares opinaron que el apoyo logístico búlgaro y rumano puede ser importante para Estados Unidos, como complemento del de las poderosas bases militares que Washington mantiene en Turquía y Arabia Saudita.
Los países balcánicos tienen menos que ofrecer en términos militares que los de Europa occidental, pero en la nuevay ampliada OTAN, cada Estado miembro hará su parte y aprovechará sus ventajas relativas, dijo a IPS el experto rumano Cornel Codita.
Rumania y Bulgaria pueden aportar excelente apoyo logístico, porque forman un puente natural entre la mayor parte de los países europeos de ese bloque y sus integrantes de la región oriental del mar Mediterráneo, Grecia y Turquía, alegó.
Pero los gobernantes de ambos países saben que caminan en la cuerda floja, porque Washington puede presionarlos para que envíen tropas a Iraq, a fin de destacar la relativa resistencia a involucrarse en el conflicto de naciones europeas occidentales.
El presidente rumano Ion Iliescu expresó esta semana su confianza en que Estados Unidos y sus socios europeos de la OTAN acordarán una plataforma conjunta sobre la cuestión iraquí.
El secretario (ministro) de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, afirmó el 22 de este mes que el centro de gravedad europea se desplaza hacia el este, y que Alemania y Francia representan a la vieja Europa, pero los gobiernos de Bulgaria y Rumania no se aventuraron a reivindicar ese punto de vista.
Rumania no debe interferir en la disputa democrática entre esas potencias europeas y Estados Unidos, sino esperar su democrática resolución, afirmó Iliescu.
Bulgaria, que ocupa en la actualidad uno de los lugares rotativos en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, también expresó la esperanza de un consenso en la OTAN sobre la cuestión iraquí, e indicó su preferencia por que se evite una solución militar.
Trabajaremos duro para lograr ese consenso, aseguró el ministro de Relaciones Exteriores búlgaro Solomon Passy said.
La mayor parte de los comentarios públicos sobre la crisis iraquí en Bulgaria y Rumania omiten las eventuales consecuencias del apoyo de esos países a Washington.
En encuestas de opinión realizadas el año pasado, alrededor de 80 por ciento de los rumanos y 70 por ciento de los búlgaros consultados expresaron apoyo al ingreso de sus países a la OTAN, pero no se han divulgado otras encuestas que indiquen el estado de la opinión pública sobre el involucramiento en una guerra.
Los políticos hablan de intereses nacionales, pero las reacciones de las personas comunes sugieren que muchos no comparten la agenda proestadounidense que se ha impuesto, afirmó el periodista rumano Mircea Zamfir. (


