INFANCIA-AMERICA LATINA: Vista gorda a la explotación sexual

Los países de América Latina y el Caribe muestran escaso interés en cumplir los compromisos asumidos para acabar con la explotación sexual infantil, advirtió una red mundial de organizaciones no gubernamentales.

Sólo diez gobiernos de la región han elaborado planes de acción para mejorar la situación de los menores, sostuvo la red Fin a la Prostitución y Pornografía Infantil y al Tráfico de Niños con Fines Sexuales (Ecpat, por sus siglas en inglés), que agrupa a 71 organizaciones que trabajan por la niñez en 62 países.

Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, El Salvador, Guatemala, México y República Dominicana han redactado planes en la materia, y sólo dos, Colombia y El Salvador, han dispuesto recursos para cumplirlos.

”Nos preocupa que América Latina y el Caribe vea como un gasto y no como una inversión el destinar dinero a los niños. Calculamos que cada dólar que se invierte en un menor, se multiplica diez veces a lo largo de su vida”, dijo a IPS el activista británico Bruce Harris.

Ecpat difundió en Costa Rica un informe sobre la situación latinoamericana, donde recordó que en 1996 más de treinta países de América Latina y el Caribe se comprometieron a elaborar planes de acción y a invertir más dinero en el combate a estos delitos.

Ese compromiso fue asumido por los gobiernos durante el Primer Congreso Mundial Contra la Explotación Sexual Comercial de Menores, y más tarde refrendado en un segundo encuentro, celebrado en la ciudad japonesa de Yokohama en diciembre de 2001.

”En términos económicos hay una descapitalización de la niñez. Estamos hipotecando el futuro de los niños. Tenemos que cambiar nuestras prioridades”, agregó Harris, director de Casa Alianza, una de las organizaciones que integra la red Ecpat.

En los últimos meses, autoridades de varios países centroamericanos negaron que exista falta de voluntad de actuar en la materia.

Aunque no hay datos precisos, se estima que en América Latina y el Caribe, millones de niños y niñas son víctimas de diversas formas de comercio sexual, como la trata internacional, la pornografía y la prostitución.

Organizaciones no gubernamentales estiman que entre 45 y 52 por ciento de los habitantes de las naciones latinoamericanas tienen menos de 18 años, mientras la población total de América Latina asciende a 497 millones de personas, de acuerdo a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.

”Necesitamos cortar dos elementos que perpetúan la explotación sexual por parte de clientes nacionales y extranjeros”, sostuvo Milena Grillo, presidenta de la no gubernamental Paniamor.

Se trata de la impunidad, favorecida cuando no se aplica la ley con todo su rigor, y el anonimato en el que se escudan muchos de los explotadores, explicó Grillo.

La activista apuntó que la comunidad internacional ha reconocido con pesar que lejos de reducirse, el fenómeno se ha profundizado.

Ecpat aseguró haber detectado una relación directa entre el trabajo doméstico y la explotación sexual infantil en América Latina.

De acuerdo al informe, el trabajo doméstico es a menudo utilizado como cobertura para capturar niños, niñas y adolescentes, y forzarlos a prostituirse.

En Costa Rica, por ejemplo, 76 por ciento de las trabajadoras domésticas son niñas y jóvenes menores de edad. Y en Paraguay, entre 80 y 90 por ciento de las jóvenes explotadas sexualmente habían sido trabajadoras domésticas, reveló uno de los estudios de la organización.

El estudio da cuenta de la existencia de ”coyotes” en El Salvador, que viajan a las áreas rurales del país para reclutar mujeres jóvenes y adolescentes destinadas a la prostitución, con el pretexto de contratarlas como trabajadoras domésticas.

De igual modo, en la ciudad de Acapulco, en el sudoccidente de México, muchas jóvenes explotadas sexualmente aseguraron haber sido convencidas a mudarse por familiares y amigos, con la promesa de un empleo en el sector del servicio doméstico o turístico.

Según la no gubernamental Fundación para la Paz y la Democracia, 7,5 millones de niños, niñas y adolescentes de América Central trabajan en diversas tareas, algunas de alto riesgo para su desarrollo.

Los analistas apuntan que una de las causas centrales del comercio sexual infantil es la pobreza, que afecta a casi 43 por ciento de los habitantes de América Latina.

”Este es un problema que se relaciona con los derechos humanos más invisibles, los económicos, sociales y culturales”, dijo a IPS la activista humanitaria Celia Medrano. (

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