La suspensión en Irán de la ejecución mediante apedreamiento para castigar el adulterio fue un triunfo de los reformistas del gobierno de ese país sobre el poderoso clero conservador musulmán, que no se da por vencido.
Esa suspensión fue decidida la semana pasada por la máxima autoridad del Poder Judicial, como respuesta a demandas de la era moderna y a crecientes protestas dentro y fuera de Irán, y todo indica que se debió a recomendaciones del Poder Ejecutivo, encabezado por el reformista presidente Mohammad Jatami.
El Majlis (parlamento) no ha abolido la lapidación mediante una reforma del Código Penal Islámico vigente desde 1995, pero observadores esperan que lo haga pronto.
Los seguidores de Jatami tienen mayoría en el parlamento de 290 integrantes, e impulsan desde hace tiempo esa reforma, propuesta formalmente a comienzos de diciembre mediante un proyecto firmado por 11 legisladoras.
La Unión Europea (UE) discute en la actualidad un acuerdo comercial con Irán, para el cual demanda como contrapartida avances en el respeto por los derechos humanos.
Las negociaciones de Teherán con la UE comenzaron en diciembre y son el esfuerzo más importante por lograr un acuerdo entre Irán y potencias occidentales desde la revolución islámica de 1979.
Pero la legisladora Jamileh Kadivar aseguró que la suspensión de las ejecuciones a pedradas no se debió a las conversaciones en curso con el bloque europeo.
Los jueces recibieron la orden de no ordenar ejecuciones mediante lapidación y aplicar castigos alternativos, y esa disposición permanecerá vigente hasta que se reforme el código penal, aseguró.
No está claro si los jueces tienen autorización para ordenar otras formas de ejecución, como el ahorcamiento, que se ha aplicado en público con frecuencia a personas condenadas por asesinato, robo a mano armada y violación, entre otros delitos graves.
La UE ha pedido a Irán que cese las ejecuciones públicas.
El apedreamiento fue suspendido en forma temporal debido a sus efectos negativos sobre la imagen internacional iraní, señaló el clérigo ultraortodoxo Hojatoleslam Mohsen Gharavian, de la septentrional ciudad sagrada musulmana de Qom, según la estatal agencia de noticias IRNA.
El ayatolá Ali Jamenei, supremo líder religioso, tiene la última palabra en este asunto como en todas las cuestiones de gobierno, y ese supremo guía puede disponer la suspensión por un determinado periodo, si conviene a los intereses de los musulmanes y del Islam, añadió.
Las leyes sólo entran en vigor si son avaladas por el máximo ayatolá.
De acuerdo con la estricta shariá (ley islámica) iraní, es usual que hombres y mujeres a quienes se halla culpables de adulterio sean condenados a morir mediante lapidación en lugares públicos.
Los hombres son enterrados hasta la cintura y las mujeres hasta los hombros, y los espectadores son invitados a apedrearlos hasta que mueran. La ley indica que las piedras arrojadas deben tener tamaño suficiente para herir, pero no tanto que causen con rapidez la muerte.
La organización no gubernamental humanitaria Amnistía Internacional (AI) indicó que se trata de un método planeado en forma específica para aumentar el sufrimiento de la víctima.
Las personas condenadas quedan absueltas si logran desenterrarse.
Los funcionarios iraníes se niegan a informar sobre la frecuencia con que se realizan lapidaciones, pero AI afirmó el año pasado en un informe que por lo menos 139 personas, incluyendo a una menor de 18 años, fueron ejecutadas en Irán en 2001, por lo menos dos de ellas lapidadas y por lo menos una decapitada.
Diplomáticos de la UE dijeron haber oído sobre por lo menos una mujer condenada a morir apedreada en 2002, que se habría salvado porque logró desenterrarse.
La shariá establece que un acto de adulterio con por lo menos cuatro testigos pyuede castigarse mediante la lapidación, pero lo común es que esa condena se aplique a mujeres y no a hombres.
Según datos extraoficiales, unas 70 mujeres fueron ejecutadas mediante apedreamiento en Irán desde 1995.
Ese dato ubicaría a Irán en el segundo lugar mundial en materia de ejecuciones, pero con muchas menos que China.
Irán es también uno de los sólo siete países en que se puede aplicar la pena capital a menores de 18 años.
La aprobación parlamentaria de una reforma del código penal es más probable luego de declaraciones contra la lapidación de dos influyentes clérigos musulmanes, el gran ayatolá Makarem Shirazi y el ayatolá Musavi Tabrizi, destacó el profesor Naseeb Al Saleh, de la Universidad de Ajman, de Emiratos Arabes Unidos.
Sin embargo, el Consejo de Guardianes de la Revolución Islámica, una poderosa institución clerical, mantiene una actitid muy hostil hacia Jatami y sus seguidores, y eso puede bloquear la reforma, añadió.
El ayatolá Gholamreza Rezvani, integrante del Consejo, enfatizó que no hay alternativa legítima a la lapidación y que las normas islámicas no dependen del gusto social, en declaraciones al diario Hayat-i No.
El apedreamiento es la sanción correspondiente a transgresiones éticas como el adulterio, y no hay otra para ese delito, alegó.
Pero Mohammed Reza Khatami, vicepresidente del parlamento y hermano del presidente, arguyó que el Corán permite sustituir la lapidación por otras formas de castigo, en declaraciones a la revista Mujeres en Irán. (


