El robo de un cuadro del pintor francés Henri Matisse y de otras 14 obras del Museo de Arte Contemporáneo de la capital venezolana provocó alarma en el sector cultural, que teme por la seguridad del patrimonio artístico del país.
La pintura Odalisca con pantalón rojo, de Matisse, fue reemplazada por una copia en una fecha no determinada del año pasado, pero el hecho sólo se supo a fines de diciembre.
Pero la preocupación creció este mes, cuando se conoció la desaparición de otras 14 obras del mismo museo caraqueño, entre las que se cuentan piezas del escultor británico Henry Moore, del plástico estadounidense Jasper Johns y del pintor argentino Fernando Canovas.
Esas obras de arte están valoradas en conjunto por los especialistas en alrededor de un millón de dólares.
El Museo de Arte Contemporáneo de Caracas atesora una valiosa colección pictórica, en la que destacan cinco lienzos del español Pablo Picasso que, ante la preocupación por los últimos robos, acaban de ser certificadas por los expertos.
El curador de arte venezolano William Niño opinó que el museo de la capital venezolana resulta especialmente apetitoso para los ladrones de obras artísticas, debido al valioso patrimonio que ha acumulado a lo largo de varias décadas.
El museo tiene una de las colecciones más importantes de América Latina y es de mucho interés para el mundo occidental, pues se trata de obras que son fáciles de colocar en el mercado internacional, explicó Niño a IPS.
Venezuela, pese a su importante patrimonio artístico, arrastraba graves carencias de seguridad en cuanto al resguardo de las obras de arte que guardan sus museos.
La subdirectora del Museo de Arte Contemporáneo, Silvia Neresoff, sostuvo que fue sólo después de la desaparición del cuadro de Matisse que el directorio del estatal Consejo Nacional de la Cultura emitió un reglamento con normas de seguridad para los museos.
Esa norma incluye el inventario de todas las obras pertenecientes al patrimonio del Estado.
El hurto de las telas llevó a que se reflexione y se llegue a la conclusión de que es necesario tener un inventario de todas las obras pertenecientes al Estado, ya que forman parte del patrimonio nacional, comentó a IPS Neresoff.
Niño indicó que la investigación para determinar el paradero de las piezas sustraídas del museo de Caracas corresponde a la Policía Internacional (Interpol).
El especialista precisó que ese tipo de robos se registran en todas partes del mundo, a la par de reconocer que otros museos venezolanos se encuentran en situación de vulnerabilidad.
Por ejemplo, los directivos del Museo de Bellas Artes de Caracas han manifestado pánico, porque los seguros que cubren las obras no han podido ser renovados, explicó.
Es que el área cultural sufre más que ningún otro el recorte presupuestario que en los últimos años ha debido realizar el gobierno de Venezuela.
También el Museo de Bellas Artes cuenta con una colección de valor internacional, con piezas del Renacimiento y de las escuelas plásticas del cubismo y del constructivismo.
La falta de cobertura de un seguro es muy grave, porque no sólo cubren los robos sino también las catástrofes que pueden ocurrir en el interior del propio museo, señaló Niño.
Entre la colectividad cultural existe temor de que las restricciones del presupuesto estatal se agudicen en el marco de la crisis política que afronta el país.
Las arcas del Estado han sido afectadas severamente por la fuerte retracción del producto interno bruto y de los ingresos fiscales como consecuencia de la huelga iniciada el 2 de diciembre por la oposición en busca de la renuncia del presidente Hugo Chávez.
Es posible que en los últimos años se haya relajado la seguridad de los museos, observó Niño.
Las situación de caos, provocada por ejemplo por el cambio sorpresivo en la dirección de distintas áreas culturales, facilitaron la desaparición de las piezas, añadió.
Por su parte, Neressof apuntó que el Museo de Arte Contemporáneo comenzó a trabajar con la Asociación Americana de Museos para que les preste apoyo y asesoría en materia de seguridad, al igual que el Estado francés.
La tendencia es ir sofisticando los métodos de control y resguardo, por cuanto se está hablando del patrimonio de una institución, de una comunidad, del Estado y de una nación, puntualizó Neresoff. (