El alto precio de la energía elécrica en Uganda y el escaso acceso a esa fuente de energía llevan a cada vez más personas a cocinar mediante la quema de carbón, y eso contribuye a la acelerada deforestación del país.
Además, la quema de carbón es una importante fuente de la emisión mundial de dióxido de carbono, considerada responsable del recalentamiento del planeta.
Un beneficiado por esa situación es Musa Musisi, de 48 años, vendedor de carbón a unos cuatro dólares por bolsa en Wandegeya, un suburbio de Kampala. Ese negocio le ha permitido construir una casa para su familia y pagar la educación de sus hijos.
El consumo energético de Uganda equivale a poco más de cinco millones de toneladas anuales de petróleo, y 90 por ciento de ese consumo se realiza a expensas de la quema de biomasa (madera, carbón y residuos agrícolas), indicó el especialista Van Nicholas Wamariala, en el informe Desarrollo y manejo de recursos hidroenergéticos en Uganda.
Ese informe fue presentado en Noruega en junio de 2002.
En la actualidad, sólo seis por ciento de la población ugandesa tiene acceso a energía eléctrica, según datos oficiales, y el país aprovecha menos de 10 por ciento de su rico potencial de generación hidroeléctrica.
La población rural, que es mas de 90 por ciento de los 23 millones de habitantes del país, tala árboles para obtener leña, empleada también para suministrar carbón a las ciudades, y eso causa un importante proceso de deforestación.
La leña también se emplea para preparar marwa, una bebida alcohólica muy popular destilada a partir de mijo y sorgo, y para cocinar en escuelas y universidades.
Gastar 40 dólares por mes en electricidad es demasiado para un ugandés común, dijo a IPS Julius Kibombo, residente en Nateete, un suburbio de Kampala.
El gobierno aumentó 60 por ciento la tarifa del suministro de electricidad en mayo de 2001, y planea expandir la represa de Kiira, en las costas del sudoriental lago Victoria, para aumentar la generación de electricidad.
En 1999, las autoridades firmaron un contrato con la firma estadounidense AES Nile Power para la construcción de otra represa con fines de generación de energía, la de Bujagali en Jinja, 80 kilómetros al este de Kampala.
Ese acuerdo fue muy criticado por ambientalistas, el proyecto se suspendió y sus principales donantes se retiraron, al igual que otros socios.
Pienso que la construcción de la represa de Bujagali habría aumentado los problemas del país. Tendríamos más oferta de energía eléctrica, pero también habrían aumentado las tarifas, dijo a IPS un ingeniero del Ministerio de Energía que no quiso ser identificado.
En la actualidad, parte de la oferta de energía hidroeléctrica no es consumida debido a las elevadas tarifas.
En el pasado, el gobierno se reservaba en forma exclusiva la actividad de plantar árboles, y sólo lo hacía en reservas forestales. En la actualidad, se promueve la forestación por parte de cualquier ugandés.
Eso se debe a la disminución del área forestada en los últimos años, a medida que la creciente población del país derriba árboles para realizar cultivos agrícolas, instalar industrias y obetener leña, explicó el jefe del estatal Departamento Forestal, Acaye Godfrey.
Antes de la independencia del dominio colonial británico en 1962, de 30 a 40 por ciento del territorio del país estaba forestado, y en la actualidad el área forestada es sólo de seis a siete por ciento del total, explicó.
El Departamento Forestal establece vínculos con comunidades o individuos que desean plantar árboles, les brinda apoyo técnico y en algunos casos les suministra recursos materiales.
El gobierno no cuenta con recursos suficientes para hacerse cargo de toda la forestación que considera necesaria, y promueve que pequeños agricultores planten árboles en reservas forestales, mediante acuerdos que les otorgan la propiedad de los árboles pero no de la tierra, indicó Godfrey.
Ese sistema ha tenido mucho éxito, aseguró.
Por otra parte, un programa quinquenal de la Unión Europea facilita desde julio la obtención de fondos a los interesados en forestar para vender madera destinada al sector de la construcción.
Queremos concentrarnos en unas pocas especies promisorias de árboles, pero también promoveremos que se planten algunas otras de crecimiento relativamente rápido, si se adaptan bien a las condiciones ambientales del país, apuntó Godfrey.
En la actualidad, los árboles más plantados son los eucaliptos, de muy rápido crecimiento.
La mayor parte del proceso de deforestación se producido en los alrededores de las reservas, señaló Godfrey.
Los efectos de ese proceso son vastos y graves, ya que los árboles mantienen la fertilidad de los suelos, retienen agua y contribuyen de varias otras maneras a crear ambientes habitables, por ejemplo al contribuir a la creación de temperaturas adecuadas.
Un país agrícola como Uganda tiene la necesidad imperiosa de proteger sus árboles, aseveró Godfrey.
La organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación calcula que en Uganda se talan cada año unos 10.000 kilómetros cuadrados de áreas forestadas, y mientras se mantengan el alto precio de la energía eléctrica, el uso de leña parecerá la mejor opción de corto plazo, aunque tenga efectos desastrosos de largo plazo. (