PUERTO RICO-EEUU: Premio médico con nombre de muerte

La Asociación Estadounidense para la Investigación del Cáncer (AACR) decidió, ante una oleada de críticas, suspender su premio anual, cuyo nombre honra a un científico acusado de haber matado a ocho puertorriqueños hace más de 70 años mediante la inyección de células cancerosas.

La AACR dejó en suspenso la entrega del premio Cornelius P. Rhoads, que otorga desde 1979, mientras ordena una investigación independiente para conocer a fondo el trabajo realizado por ese científico en los años 30 en Puerto Rico.

La jefa ejecutiva de la AACR, Margaret Foti, pidió al pueblo puertorriqueño, en una entrevista con IPS, ”que tenga paciencia y muestre comprensión mientras se investiga qué fue lo que realmente sucedió”.

Las sospechas sobre el trabajo de Rhoads surgieron en 1931, cuando el gobernador de Puerto Rico ordenó una investigación para seguir de cerca los pasos del científico en la isla.

Entonces no pudo comprobarse nada contra Rhoads, pero académicos estudiaron el caso hace pocos años y ahora aseguran que cuentan con evidencia suficiente para respaldar las acusaciones.

Por al menos 20 años, el profesor de historia Pedro Aponte, de la Universidad de Puerto Rico, ha investigado y publicado estudios sobre el trabajo de Rhoads, fallecido en 1959.

De los libros de Aponte ”Yo acuso” y ”Crónicas de un encubrimiento” se extraen pruebas que respaldan gran parte de las acusaciones contra Rhoads.

No obstante, un portavoz de la AACR señaló que la asociación ”no estuvo al tanto de la serias acusaciones contra Rohads sino hasta hace poco”.

El profesor de biología Edwin Vázquez, de la Universidad de Puerto Rico, presentó a la AACR las acusaciones contra Rohads en una carta enviada el 5 de octubre. Vázquez coincidió con el portavoz de la asociación en que no había información completa sobre el caso de Rhoads.

En su carta, solicitó a la AACR la suspensión de la entrega del premio Cornelius P. Rhoads, otorgado a investigadores menores de 40 años por ”logros meritorios en el estudio del cáncer”. Vázquez también inició una campaña entre sus colegas, que enviaron cartas similares a la asociación estadounidense.

”Me parece moralmente inaceptable que entreguen un premio con el nombre de una persona cuyo trabajo fue inhumano y falto de ética”, decía la carta de Vázquez, en la que citaba varias de las pruebas (todas ellas disponibles en la red mundial informática Internet) que sustentan sus acusaciones.

Una de las piezas clave de la evidencia contra Rhoads es una carta manuscrita atribuida a él en la que expresa racismo, deseos genocidas y una confesión de haber matado a puertorriqueños.

”Los puertorriqueños son la raza de hombres más sucios, holgazanes, degenerados y ladrones que jamás han habitado este planeta. Son peores incluso que los italianos. Lo que esta isla necesita no es trabajo de salud pública, sino un gran maremoto o algo parecido que extermine toda la población”, escribió Rhoads.

”He hecho lo mejor de mí para avanzar en este proceso de exterminación, matando a ocho y transplantando el cáncer a otros más (…). Todo científico se deleita en abusar y torturar a desafortunados pacientes”, añadió.

Al parecer, Rhoads escribió esta carta cuando trabajaba en Puerto Rico como jefe patólogo en un proyecto del Instituto Rockefeller que investigaba una enfermedad bacterial llamada ”sprue”.

La manipulación de células cancerosas que realizaba Rhoads no tenía ningúna vinculación con la investigación que se le había encomendado.

En su momento, el presidente del Partido Nacionalista Puertorriqueño, Pedro Albizu Campos, publicó una carta abierta condenando a Rhoads. Ese texto desató una polémica en todos los periódicos de la isla hasta que las autoridades ordenaron una investigación.

Rhoads nunca negó haber escrito esa carta, y aunque 13 pacientes murieron en la investigación (ocho a manos del científico acusado), la justicia puertorriqueña lo liberó afirmando que se trataba de ”una persona enferma o quizás un hombre con pocos escrúpulos”.

La decisión de la AACR de suspender el premio mientras se investiga el caso ”es correcta”, sostuvo el experto en ética médica William Winslade, de la Universidad de Texas.

Winslade señaló, además, que la asociación acertó al encomendar la investigación al experto en ética Jay Katz, de la Escuela de Leyes de Yale, a quien consideró ”la persona perfecta” para esa tarea.

Activistas puertorriqueños recibieron la decisión de la AACR con cauto optimismo.

”Estamos contentos de que la AACR haya atendido nuestros pedidos. Es un positivo primer paso”, dijo el abogado puertorriqueño Flavio Cumpiano, quien trabaja en Washington junto a Vázquez en el caso.

Luego de que Rhoads quedara libre tras la investigación que realizaron las autoridades de la isla en 1931, estableció varios laboratorios para desarrollar armas químicas en Panamá y en los estados de Utah (occidental) y Maryland (oriental).

Al mismo tiempo, trabajó para la Comisión de Energía Atómica de Estados Unidos, que entonces realizaba experimentos con presos, pacientes de hospital y soldados a los que exponía a radiación sin su consentimiento.

Esas pruebas con seres humanos salieron a la luz en 1994, divulgadas por el Comité Asesor en Experimentos sobre Radiación.

No obstante, Rhoads fue siempre reconocido entre los científicos de su país y llegó a ser el primer director del Instituto Sloan-Kettering para la Investigación del Cáncer, cargo que ocupó desde 1945 y hasta su muerte.

El premio Cornelius P. Rhoads fue creado por la AACR a pedido de un donante anónimo.

Las acusaciones presentadas por Vázquez en octubre despertaron la indignación en el ambiente académico de Puerto Rico y desde entonces los medios de la isla siguen de cerca el caso.

Cumpiano afirmó que la suspensión del premio demuestra el poder que puede tener el pueblo de Puerto Rico si se lo propone.

”Cuando los puertorriqueños se unen, pueden exigir respeto. El gobierno, las organizaciones y los médicos de Puerto Rico así se unieron para entregar las pruebas a la AACR, y ellos tuvieron que escuchar”, señaló.

”El objetivo es eliminar el premio. Hasta entonces esto no terminará”, advirtió Cumpiano. (FIN/IPS/tra-eng/gp/ml/rp/mj/he/02

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