Mujeres líderes de comunidades indígenas americanas acordaron en México boicotear el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), mientras un funcionario de la ONU afirmó que pronto habrá una explosión social incontrolable, si los gobiernos no escuchan a los nativos.
El presidente del grupo de trabajo sobre poblaciones indígenas de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), Miguel Martínez, advirtió sobre posibles sorpresas desagradables, durante la Primera Cumbre de Mujeres Indígenas, que terminó en la noche del miércoles en la meridional ciudad mexicana de Oaxaca.
El surgimiento impredecible e incontrolable de una explosión social no será más que el producto de una desesperación ancestral de los indígenas, explicó.
Casi todas las mujeres de comunidades indígenas del continente son afectadas en forma grave por antiguas situaciones de pobreza y discriminación.
El ALCA, el Plan Puebla-Panamá, el Corredor Biológico Mesoamericano y los demás acuerdos de integración entre gobiernos de América atentan contra la dignidad de los pueblos y las mujeres indígenas, declararon unas 300 participantes en la cumbre, tras cinco días de deliberaciones.
Exigimos el respeto y la no imposición de políticas económicas, sociales y culturales que atenten contra la vida y la dignidad de los pueblos y mujeres indígenas, por lo que rechazamos los programas y proyectos como Plan Puebla Panamá, ALCA, Plan Colombia y el NAFTA siglas en inglés del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, señalaron.
El ALCA es una iniciativa de Estados Unidos que busca crear en 2005 un área continental de libre comercio, y múltiples grupos sociales de América aseguran que su implementación aumentará la pobreza y destruirá las culturas autóctonas.
Las mujeres reunidas en Oaxaca decidieron boicotear el ALCA, pidieron garantías para el derecho indígena a la autodeterminación, e instaron a toda la población americana a compartir su lucha contra la discriminación, el racismo y la violencia.
También exhortaron a la ONU a aprobar el proyecto de declaración sobre derechos de los pueblos indígenas elaborado en el marco de ese organismo, en estudio desde los años 80 y bloqueado por el veto de varios gobiernos.
La cumbre fue organizada por la Fundación encabezada por la inígena guatemalteca Rigoberta Menchú, quien recibió en 1992 el Premio Nobel de la Paz.
En los últimos años, las mujeres indígenas ganaron espacios en las organizaciones sociales de América Latina, pero su participación aún es limitada, según un estudio del Fondo de las Naciones Unidas para la Alimentación.
Abundan evidencias de que esas mujeres son uno de los grupos humanos más vulnerables y pobres de la región.
En México, por ejemplo, el analfabetismo entre las mujeres indígenas es 48,1 por ciento, 18,5 puntos porcentuales más más que entre los hombres del mismo origen étnico, y la esperanza de vida de las integrantes de comunidades autóctonas es 71,5 años, 4,5 años menos que la de los hombres de ese grupo.
En Guatemala, las niñas indígenas reciben en promedio sólo un año de educación escolar, y 25 por ciento de las indígenas peruanas son analfabetas.
La difícil situación de las comunidades nativas se agravó debido a la aplicación del modelo neoliberal, que ha fracasado con los pueblos indígenas y cuyo fracaso continuará en los próximos años, sentenció Menchú.
Las mujeres indígenas no apoyan ni apoyarán movimientos de insurgencia armada, pese a los padecimientos que les causan la pobreza y la discriminación, porque saben que esas iniciativas sólo generan división y problemas sociales, aseguró.
Lo que sí harán, según acordaron en Oaxaca, es promover la creación de redes entre grupos indígenas para denunciar los efectos negativos de la globalización (…), así como presentar propuestas alternativas al actual modelo de desarrollo neoliberal, con la visión cósmica de los pueblos indígenas. (FIN/IPS/dc/mp/dv if/02