El Comité Olímpico Nacional de Perú (CON- Perú) promueve la siembra de árboles en una propiedad cooperativa, donde suelos erosionados fueron transformados en bosque, a través de certificados de absorción de carbono y tarjetas de saludo.
El CON-Perú impulsa un proyecto piloto de reforestación en el noroccidental departamento de Cajamarca, destinado a promover el desarrollo local y absorber gases invernadero que provocan el calentamiento global.
Vista desde un helicóptero, la Granja Porcón, ubicada en un valle andino 900 kilómetros al norte de Lima, muestra un paisaje paradisíaco: bosques de pinos que se empinan en los cerros junto a predios cuidadosamente sembrados, establos con ganado lechero, estanques con peces y más de 800 venados que pastan entre árboles y arroyos, acostumbrados a la presencia humana.
Pero no siempre Porcón fue así. Hasta hace poco más de 20 años, en esos cerros ahora cubiertos de bosques sólo había rocas peladas y suelos pobres, erosionados por las lluvias, relató Alejandro Quispe, uno de los pioneros de la forestación.
Sembramos los árboles para proteger los suelos y descubrimos luego que se abría una serie de posibilidades económicas, pues el clima y el paisaje cambiaron, añadió.
La granja es una propiedad cooperativa que comparten 1.050 campesinos, y que ya cuenta con 12 millones de árboles de los que extraen 250 toneladas de madera por mes para abastecer una fábrica de papel en la ciudad de Trujillo, sobre la costa septentrional, y 300 toneladas mensuales de madera de pino para fabricantes de muebles de Lima.
El proyecto ha mejorado la calidad de vida de los campesinos de Porcón, quienes extraen beneficios de tierras antes marginales.
Sin embargo, la escasa capacidad financiera de la cooperativa les impedía expandir con rapidez el área plantada a los numerosos cerros aún pelados dentro del predio.
Apareció entonces en escena el CON-Perú, que junto a Granja Porcón protagonizó un original experimento de captación de recursos, presentado en el II Congreso Mundial del Comité Olímpico, celebrado en 1999 en Río de Janeiro, Brasil.
No se trata de convertir a los comités olímpicos en empresas madereras. La idea es aprovechar los contactos internacionales del comité para captar recursos mediante la venta de certificados de captura de carbono y la promoción de tarjetas de saludo con certificados de siembra de un árbol, explicó a Tierramérica Mario Suito, ex presidente del Comité Olímpico y autor de la iniciativa.
Grandes corporaciones transnacionales se han comprometido a financiar en los países en desarrollo proyectos verdes o plantaciones que absorban gases de efecto invernadero, que contribuyen al cambio climático, como el dióxido de carbono.
El procedimiento más eficaz es reducir las emisiones de carbono, pero mientras tanto las corporaciones tienen que financiar la siembra masiva de árboles, porque los bosques en crecimiento capturan el carbono de la atmósfera , añadió Suito.
El proyecto, ya en marcha, fue aprobado por la Organización Deportiva Panamericana (ODEPA) como un modelo para la acción de los comités olímpicos del resto de América Latina.
Cuenta con respaldo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y asesoramiento técnico de dos universidades locales y del Instituto de Investigación Agraria.
Simultáneamente, el CON-Perú propuso a sus pares que promuevan la venta de tarjetas de saludos de cinco dólares para celebrar fiestas, nacimientos, bodas o aniversarios, mediante el significativo acto de contribuir a la siembra de un árbol, dijo Suito. Por cada tarjeta vendida se plantará un árbol en Granja Porcón.
La iniciativa peruana se enmarca en la decisión adoptada en 1994 por el Comité Olímpico Internacional, de incorporar la gestión ambiental a sus actividades de promoción.
*Publicado originalmente el 7 de diciembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica. (FIN/Tierramérica/al/dcl/en/dv/02