Cuba afronta severas dificultades financieras y todo parece indicar que la economía crecerá menos del tres por ciento previsto para este año, calificado de extremadamente complejo por las autoridades y expertos.
La falta de datos estadísticos oficiales sobre el desempeño económico cuando faltan menos de dos meses para finalizar el año ha sido interpretada en medios diplomáticos y empresariales como signo evidente de que las cosas no van bien.
No hubo balance del primer semestre, como en otras ocasiones, pero sabemos que hay problemas, comentó a IPS un empresario latinoamericano que desde hace varios años comercia con esta isla de régimen socialista.
Un crecimiento del producto interno bruto (PIB) menor al proyectado tres por ciento significaría un nuevo freno a la dinámica de recuperación de los últimos años.
El PIB aumentó a un promedio anual de 3,6 por ciento de 1997 a 2001, con ritmos superiores a seis por ciento en 1999 y 2000.
Pero el panorama se complicó por el impacto que sobre el turismo provocaron los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos y por los daños causados en noviembre de ese mismo año por el huracán Michelle, calculados en unos 1.800 millones de dólares.
El año pasado finalizó con síntomas de desaceleración económica, al registrarse un crecimiento del producto de sólo tres por ciento, desempeño en el que también tuvieron que ver la caída de los precios internacionales del azúcar y del níquel, así como la merma en las ventas externas de tabaco.
Esos tres productos representan para Cuba más de las dos terceras partes del valor total de las exportaciones de bienes, según el informe 2001-2002 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Los técnicos de la Cepal entienden de difícil cumplimiento la meta de crecer tres por ciento este año si se tiene en cuenta que el turismo internacional siguió la tendencia a la baja y el huracán Michelle hizo mermar la cantidad exportable de azúcar, cítricos y otros productos agropecuarios cubanos.
Las proyecciones para este año de Cepal indican también un deterioro de la relación de precios de intercambio, debido al alza de la cotización del petróleo, uno de los productos más importantes en las importaciones de Cuba, y la caída del valor del azúcar y el níquel en los mercados internacionales.
Además, las remesas familiares, otra importante fuente de ingresos monetarios del país, tampoco dieron muestras de haberse recuperado del trauma de los atentados en Nueva York y Washington.
Mi hermana me envía menos de la mitad del dinero que mandaba antes de (la destrucción de) las torres gemelas del World Trade Center de Nueva York, comentó a IPS una señora mientras realizaba sus compras en un establecimiento de la red estatal de tiendas que aceptan dólares, instaladas a mediados de los años 90.
En medio de esa grave escasez de divisas, el gobierno de Fidel Castro puso en marcha una política que prioriza la reparación y construcción de viviendas dañadas por el Michelle y otros dos huracanes que azotaron la isla en septiembre.
Otras prioridades incluyen las compras en alimentos y gastos sociales como salud y educación, entre otros.
En sectores empresariales que negocian en este país caribeño, la principal preocupación apunta a la falta de liquidez de la economía cubana, pues bajan las importaciones y se cierran las líneas de créditos por no pago.
La inquietud aumentó a raíz de las compras en efectivo realizadas por La Habana a firmas estadounidenses, al amparo de la legislación aprobada en 2000 por ese país que las autoriza a exportar alimentos y medicinas a Cuba pese al embargo impuesto por Washington desde los años 60.
El propio Castro calificó de terrible a este año 2002 y admitió que hay dificultades para cumplir con los pagos a algunos países y empresas, al hablar ante hombres de negocios que participaron en una feria comercial del 3 al 10 de noviembre en La Habana.
La isla no constituye un gran mercado, pero es un país que actúa con seriedad y buena fe, dijo Castro, quien aseguró que a los acreedores se les expresó la disposición a negociar y hacer lo que sea necesario para que hasta el último centavo se pague.
Versiones no confirmadas oficialmente aseguraron que las moras financieras llevaron al menos a cuatro países (Canadá, España, Francia e Italia) a suspender este año sus garantías gubernamentales para créditos comerciales a Cuba.
En tanto, medios financieros recordaron que Cuba tiene compromisos de pago a un año de plazo por 1.224 millones de dólares y para más de 24 meses por 294 millones, lo que provoca grandes tensiones.
Esas responsabilidades corresponderían a renegociaciones bilaterales logradas en los últimos años con algunas naciones, entre los cuales figura Japón, el principal acreedor de Cuba.
La deuda externa total en moneda libremente convertible llegó el año pasado a 10.893 millones de dólares, mientras que los créditos a la exportación con seguro de gobierno sumaron 3.538,9 millones de dólares.
La Oficina Nacional de Estadísticas señaló, además, que Cuba debe a sus proveedores (empresas) 2.025,6 millones de dólares y los adeudos por préstamos bilaterales y consorciales a mediano y largo plazo alcanzaron a 1.597,6 millones de dólares.
Cuba logró renegociar su deuda tres veces a lo largo de los años 80. Tras fracasar su solicitud para una cuarta reestructuración de obligaciones, el gobierno de Castro suspendió los pagos en julio de 1986.
Varias rondas de conversaciones técnicas mantenidas en el primer cuatrimestre de 2001 por autoridades cubanas con sus acreedores reunidos en el Club de París, de países industrializados, también se frustraron y la isla aún no logra renegociar 3.500 millones de dólares de su deuda total.
Esos contactos permitieron precisar aquellas cuestiones que aún mantienen distante la posibilidad de alcanzar un eventual acuerdo multilateral, informó el Banco Central de Cuba en su informe sobre el desempeño económico de 2001.
Fuentes no oficiales aseguran que las gestiones no prosperaron, entre otras razones, porque La Habana se negó a aceptar la exigencia de Rusia de incluir en esas negociaciones los adeudos cubanos a ese país.
Moscú sostiene que Cuba le debe 20.848 millones de rublos transferibles, por adeudos contraídos en 30 años de estrechas relaciones con la disuelta Unión Soviética y cuyo equivalente en dólares aún no ha sido acordado.
Pero La Habana alega que los daños y perjuicios sufridos a partir de la desaparición en 1991 de la Unión Soviética suman 36.363 millones de rublos transferibles, estimación que entregó a la parte rusa en mayo de 1998.
La nación caribeña ha pedido a sus acreedores que consideren las condiciones atípicas en que se ha desarrollado su economía, sometida a presiones externas derivadas del embargo estadounidense.
La Habana también se ha quejado de las insuficientes facilidades crediticias de mediano y largo plazo y de la dependencia financiera de créditos a corto plazo en condiciones onerosas, con intereses de 15 y 20 por ciento en algunos casos. (