Medio millón de campesinos y habitantes de barrios marginales de Colombia ya tuvieron la oportunidad de acceder al mundo del cine, gracias a un programa ambulante de exhibición de vídeos puesto en marcha por el Ministerio de Cultura.
El proyecto llamado La maleta de cine, apoyado por el Fondo Mixto de Promoción Cinematográfica, de capitales estatales y privados, y por la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano, tiene previsto recorrer la mayor cantidad de localidades y comunidades campesinas, hasta en las zonas más remotas del país.
Para poder concretar el plan las autoridades debieron recurrir a convenios con entidades culturales departamentales y municipales con capacidad para trasladar el material a la mayor cantidad posible de localidades y de comunidades campesinas rurales.
La propuesta constituye también un factor importante en el proceso de recuperación del patrimonio fílmico colombiano, iniciado en 2000. El primer paso en ese sentido fue realizar la selección de películas que representaran la cinematografía nacional.
La primera maleta de cine salió a recorrer el país en agosto del año pasado, tras una estricta selección de materiales en la que participaron como jurado los críticos cinematográficos Hernando Martínez, Hugo Cahaparro, Enrique Pulecio, Rito Torres, Juan Caicedo y Diego Rojas.
En esa oportunidad se incluyeron 18 títulos entre los que se contaban Visa Usa, de Lisandro Duque, Carne de tu carne, de Carlos Mayolo, La vendedora de rosas y Rodrigo D, de Víctor Gaviria, y Soplo de vida, de Luis Ospina.
Para la selección se tuvo en cuenta que los filmes fueran representativos de diferentes épocas de la historia colombiana y que contribuyeran al análisis de los asuntos nacionales, explicaron las autoridades.
También se tomó en consideración que las obras aportaran al desarrollo del lenguaje audiovisual, con buen nivel técnico, y que permitieran apreciar la diversidad cultural del país.
Con la primera experiencia en marcha se inició el camino de la segunda maleta de cine, esta vez con 29 películas que fueron exhibidas en casas de la cultura de pequeñas localidades, alcaldías, cineclubes y en centros de estudio.
El proyecto cobijó luego al cine latinoamericano, con 15 películas, entre las que se cuentan las cubanas Memorias del subdesarrollo, de Tomás Gutiérrez Alea, y El elefante y la bicicleta, de Juan Carlos Tabio.
También formaron parte de este viaje de película la argentina Camila, de María Luisa Bemberg, la peruana La ciudad de los perros, de Francisco Lombardi, la mexicana La reina de la noche, de Arturo Ripstein.
La directora de Cinematografía del Ministerio de Cultura, Claudia Aguilera, dijo a IPS que el principal objetivo del proyecto es aumentar la difusión del cine colombiano, al que no es fácil acceder debido a que las exhibiciones están concentradas en las grandes ciudades.
Aguilera indicó que el balance hasta el momento ha sido positivo, puesto que los vídeos han sido vistos por más de 500.000 espectadores en los 300 municipios visitados, que abarcan 30 por ciento de Colombia.
Asimismo, las películas también son exhibidas en los barrios marginales de las ciudades, donde no existen teatros y sus habitantes tampoco tienen oportunidad de concurrir a las salas de cine.
Los responsables de la iniciativa, que no tiene fecha de finalización, pretenden llegar con su maleta de cine a cubrir 80 por ciento del territorio colombiano, donde se distribuyen unos 800 municipios.
La tercera etapa del proyecto presentará la maleta de cine infantil, con 44 películas que tienen como asuntos centrales la solidaridad, la diversidad cultural, la tolerancia y la conservación del ambiente.
El crítico Sigifredo Eusse apuntó que el proyecto ha sido un buen intento para llevar a los sectores marginales películas que, de otra forma, no tendrían cómo mirar. Sin embargo, entiende que se debería cambiar algunos aspectos de su contenido.
En las exhibiciones de Cinemateca del Caribe, una de las tres entidades asociadas en la septentrional ciudad de Barranquilla, la experiencia muestra que al comienzo de las funciones en los barrios marginales los locales están completos de espectadores, pero a medida que avanza el filme se registra una alta deserción, comentó.
Según Eusse, muchas de las películas seleccionadas tienen un ritmo lento, que va a contramano de la estética en la que se están formando los jóvenes de esos barrios, acostumbrados a ver las películas de acción que la televisión les lleva a sus hogares.
Julio Lara y Edgardo Olano, encargados en la Cinemateca del Caribe del manejo de la maleta, respondieron que las películas colombianas han mantenido un buen nivel de audiencia hasta el final de su exhibición, en especial cuando se lleva a los barrios marginales Visa USA y La vendedora de rosas.
Visa Usa narra las dificultades de quienes aspiran a llegar a Estados Unidos persiguiendo el sueño americano, mientras que La vendedora de rosas fue filmada con actores experimentales que se expresan en un lenguaje callejero. (
