La octava cumbre del principal bloque regional de Asia sudoriental reflejó un cambio de interés de los miembros de las cuestiones financieras a la lucha contra el terrorismo, que amenaza la inversión extranjera y el turismo.
Antes del ataque con bomba del 12 de octubre en la isla indonesia de Bali, que dejó al menos 187 muertos y 300 heridos, ASEAN estaba en una actitud de negación hacia el terrorismo, pero desde esa fecha, el antiterrorismo es la prioridad, declaró un funcionario gubernamental.
Los mandatarios de los 10 países miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) emitieron una declaración de condena a los deplorables ataques terroristas en Bali y en Filipinas el domingo, al final de la octava cumbre del grupo.
Asimismo, los gobernantes rechazaron el uso del terror en cualquier lugar del mundo y por cualquier causa, en nombre de cualquier aspiración religiosa o étnica.
Entre los 10 mandatarios participantes de la cumbre estuvieron la presidenta de Indonesia, Megawati Sukarnoputri, la de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo, y los primeros ministros de Malasia, Mahathir Mohamad, de Singapur, Goh Chok Tong, y de Tailandia, Thaksin Shinawatra.
Esos cinco países sufrieron en los últimos meses atentados con bomba o realizaron arrestos de individuos vinculados con la red terrorista Al-Qaeda.
Los líderes de ASEAN resolvieron intensificar sus esfuerzos para reprimir las actividades de grupos terroristas en la región, y para ello formaron un Centro Regional contra el Terrorismo, con sede en Malasia.
El foco de la preocupación actual del bloque es muy diferente del que tenía anteriormente.
En las décadas de 1960 y 1970, la principal preocupación del grupo era la propagación del comunismo. En los años 80, ASEAN pasó a concentrarse en cuestiones económicas como el libre comercio y la integración de economías en transición al bloque.
Luego de la crisis financiera estallada en la región en 1997, los miembros se concentraron en la búsqueda de estrategias para la recuperación, además de problemas ambientales regionales como la enorme nube tóxica causada por los incendios forestales.
Pero el combate al terrorismo podría resultar más difícil que el combate a los especuladores que provocaron la catástrofe financiera de hace cinco años, advirtieron funcionarios.
El terrorismo tiene poco que ver con las relaciones interestatales o cuestiones de seguridad vinculadas con la acción de los Estados, y además los perpetradores no necesariamente se identifican con un país, explicó Rodolfo Severino, secretario general saliente de ASEAN.
Ahora, el bloque debe incluir el terrorismo en sus discusiones sobre crecimiento y cooperación económica, porque todos esos temas están interrelacionados.
La identificación con el terrorismo es lo último que el sudeste asiático necesita, dado la amenaza que representa para las inversiones y el turismo.
La región todavía no se recuperó plenamente de la crisis de 1997 e intenta proteger las inversiones extranjeras de la competencia de China, que se transformó en un rival todavía más importante luego de su incorporación a la Organización Mundial del Comercio, hace un año.
En cuanto al turismo, la tendencia es preocupante.
El número de visitantes extranjeros de Filipinas disminuyó de 2,1 millones en 1999 a 1,7 millones en 2001, luego de los secuestros de turistas por el grupo extremista islámico Abu Sayyaf en centros turísticos de ese país y en Malasia.
Filipinas también sufrió una serie de atentados con bomba el mes pasado.
La isla indonesia de Bali, cuya población vive de la industria turística, también es evitada por los visitantes extranjeros luego del ataque del 12 de octubre cerca de una discoteca. La mayoría de las víctimas eran australianas.
Tailandia, que sufrió atentados incendiarios y con bomba en dos provincias del sur el 29 de octubre, está también preocupada por los efectos de esos ataques sobre el turismo, aunque funcionarios destacaron que fueron obra de delincuentes locales y no de terroristas internacionales.
El terrorismo en el sudeste asiático podría convertir a China en un destino más atractivo para los inversionistas extranjeros, previno Federico Macaranas, director ejecutivo del Centro Político del Instituto Asiático de Administración, con sede en Manila.
Las inversiones extranjeras directas decayeron en ASEAN desde la crisis de 1997. En 1997, sumaron 27.000 millones de dólares; en 1998, 19.000 millones; en 1999, 16.000 millones, y en 2000, 10.000 millones.
La preocupación de los líderes de ASEAN por el terrorismo en la región se reflejó también en sus críticas a la respuesta de gobiernos occidentales a los atentados.
Los mandatarios señalaron que esos gobiernos empeoran la situación regional con sus advertencias contra viajes a los lugares afectados, que emiten cuando el terrorismo aflige a países en desarrollo, pero no cuando es el turno de países industrializados.
Exhortamos a la comunidad internacional a evitar recomendaciones indiscriminadas a sus ciudadanos para que se abstengan de visitar nuestros países, en ausencia de pruebas que sustancien los rumores sobre posibles ataques terroristas, declararon los líderes. (FIN/IPS/tra-en/idc-js/js/mlm/ip/02