La conferencia de CITES sobre protección de especies en peligro resolvió este miércoles en Chile, ante el júbilo de ecologistas, poner en régimen de preservación el árbol de caoba, talado de modo indiscriminado desde el siglo XVIII en los bosques tropicales de América.
La moción presentada por Nicaragua y Guatemala fue aprobada por 68 votos a favor, 30 en contra y 14 abstenciones en la conferencia que reúne en Santiago a delegados de los 160 estados partes de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES por sus siglas en inglés).
Entre los países que votaron en contra se incluyeron Brasil, Bolivia y Perú, los mayores exportadores de madera de caoba desde los bosques tropicales de la región de la Amazonía.
La inclusión de la caoba en el Apéndice II de CITES obliga a los gobiernos a controlar la tala de este árbol, cuya madera se utiliza en la fabricación de muebles finos, y autoriza su comercio sólo en la medida de que no comprometa la existencia de esta especie vegetal.
Greenpeace ha hecho campaña en favor de la caoba desde hace 10 años y está muy orgullosa de este resultado, dijo Paulo Adario, dirigente de esa organización ambientalista internacional.
Esta es una victoria para la caoba, el ambiente y para los pueblos de los bosques latinoamericanos que dependen de los recursos forestales para su supervivencia, agregó Adario.
La caoba de hoja grande se encuentra en los bosques neotropicales del sur de México, las selvas de América Central y los bosques de la región Amazónica, compartida por varios países sudamericanos.
Brasil posee las mayores reservas mundiales de este árbol, considerado ya en extinción comercial en El Salvador y en Costa Rica, y bajo condiciones alarmantes en Nicaragua y Guatemala, que presentaron la moción de defensa de la caoba, apoyada por Gran Bretaña y Estados Unidos.
El chileno Hernán Verscheure, coordinador nacional del Programa de Bosques del Comité pro Defensa de la Flora y Fauna (Codeff) dijo que el acuerdo es una tremenda contribución a la defensa de esta especie, pero lamentó que esta lucha, iniciada hace una década, no haya logrado éxito antes.
Han sido 10 años que se han perdido, subrayó Verscheure, luego de precisar que desde la década del 50 han disminuido en 70 por ciento los bosques naturales de caoba, cuya valiosa madera comenzó a talarse en el siglo XVIII para ser enviada a Europa.
Estudios internacionales muestran que, mientras los muebles de caoba alcanzan un alto precio en los países industrializados, los habitantes de las localidades productoras reciben apenas unos cuantos dólares por cada metro cúbico de madera cortada, señaló el activista ambiental.
Carroll Muffett, de la organización Defensores de la Vida Silvestre, indicó que la protección a la caoba es una victoria para los pueblos indígenas de la Amazonia, amenazados en sus territorios por la tala ilegal, descontrolada e insustentable de este árbol.
Esta decisión, al igual que las demás adoptadas en los comités de la conferencia de CITES deberá ser ratificada el viernes, durante la sesión plenaria que marcará la finalización de esta cita internacional, inaugurada el 3 de este mes.
Mientras, los ambientalistas esperan que en esa sesión plenaria cambie la votación que este miércoles impidió, por sólo dos votos de diferencia, la inclusión en el Apéndice II de CITES del tiburón peregrino, el segundo mayor pez del mundo.
También fue rechazada, aunque por mayor margen, la colocación en el Apéndice II del tiburón ballena, el pez más grande del mundo, propuesta por Filipinas e India.
Nicole Beynon, de la Red de Supervivencia de Especies, una coalición de 65 grupos ambientalistas, comentó que con esta votación se condena al tiburón ballena a otros tres años de comercio insustentable.
El tiburón peregrino tiene una tasa reproductiva muy baja, su población ha sufrido importantes bajas y está bajo constante asalto por el lucrativo y cruel comercio que se hace de sus aletas, agregó Beynon.
El desaliento de los ambientalistas por el rechazo a la protección del tiburón ballena fue en alguna medida compensado por otro de los acuerdos adoptados este miércoles, mediante el cual se colocaron en el Apéndice II de CITES a 26 de las 32 especies de caballitos de mar.
Los míticos hipocampos son capturados para usos en medicina tradicional en algunos pueblos y como artesanía o curiosidades, a consecuencia de lo cual su población registró caídas de magnitud en los últimos 20 años en Brasil, Filipinas, México y Tailandia.
La propuesta de protección a los caballitos de mar, auspiciada por Estados Unidos, recibió 75 votos a favor y apenas 24 en contra.
Según los reglamentos de CITES, las resoluciones deben ser aprobadas por al menos los dos tercios de los Estados signatarios de la convención. (FIN/IPS/ggr/dm/en/02