AMBIENTE-INDIA: Renace la talla de marfil

La talla de marfil está reapareciendo en el milenario centro artesanal de Kerala debido a la caza furtiva de elefantes, advirtieron ecologistas en vísperas de una reunión global sobre especies amenazadas.

El comercio de colmillos de elefante y sus productos es tan añejo que ya el Antiguo Testamento mencionaba a Malabar, el actual estado meridional de Kerala, como la fuente del marfil comprado por Salomón (970-931 antes de Cristo), el rey de los judíos.

Al menos desde tiempos bíblicos, el arte del tallado y grabado en marfil —un material muy maleable en manos de artesanos habilidosos— floreció en Kerala sin interrupciones hasta 1989, cuando la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) introdujo la prohibición al comercio de marfil.

A medida que desaparecían estatuillas, ornamentos, juegos de ajedrez, pequeños muebles y cofres que inundaban talleres y tiendas de Thiruvananthapuram, la capital de Kerala, las poblaciones de elefantes volvían a prosperar.

Pero informes recientes sobre un renacimiento de la actividad en Kerala y en otros centros artesanales de India, como el vecino estado de Karnataka, el oriental de Orissa y el noroccidental de Rajasthan, hicieron sonar la alarma entre los grupos conservacionistas y los amigos del gigante mamífero.

”El comercio de marfil está reviviendo en India, productos con valor agregado están disponibles en lugares selectos para turistas extranjeros”, dijo el director de la oficina india del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Tariq Aziz.

Sudáfrica, Namibia, Botswana, Zambia y Zimbabwe intentan que la CITES autorice el comercio controlado de su marfil en la conferencia de 160 países en Santiago de Chile entre el 3 y el 14 de este mes.

El gobierno de India, junto con Kenia, se opone a la propuesta africana, arguyendo que casi no existe control internacional de las poblaciones, la caza furtiva y el comercio ilegal.

Una denuncia de la Sociedad de Protección de la Naturaleza de India (WPSI) con sede en Nueva Delhi, alertó en mayo a las autoridades de Thiruvananthapuram, quienes lograron decomisar cuatro grandes tallas de marfil, una de las cuales pesaba 40 kilogramos y medía 1,2 metros de largo.

”Este operativo ilustra el alcance del comercio ilegal de marfil en India. Es alarmante y no presagia nada bueno para los elefantes”, sostuvo la directora ejecutiva de la WPSI, Belinda Wright, una organización contraria a la caza furtiva.

Las tallas reproducen imágenes de dioses hindúes. Uno de ellos, el popular Ghanesa, ”el que elimina los obstáculos”, tiene irónicamente cuerpo de hombre y cabeza de elefante.

El elefante es un animal sagrado en buena parte de Asia meridional y sudoriental, donde constituye un elemento esencial del boato religioso y monárquico. Pero su estatus no lo salvó de las matanzas ilegales.

Los activistas de WPSI estiman que las cuatro piezas incautadas requirieron colmillos de al menos tres machos, probablemente sacrificados en los bosques meridionales de Nilgiri, donde 65 por ciento de las muertes de elefantes es provocado por cazadores furtivos.

Al contrario de su pariente africano (Loxodonta africana), sólo los machos de la especie asiática (Elephas maximus) desarrollan colmillos con el tamaño que requieren las tallas, y esto provoca un serio desequilibrio sexual en las poblaciones indias, en especial en las colinas de Nilgiri, donde viven entre seis mil y 10 mil elefantes.

El WWF colabora con las autoridades en el patrullaje de la zona y en las redes de inteligencia establecidas en lugares estratégicos.

En los años 70, la CITES colocó al elefante asiático en la categoría de ”no habilitado para el comercio” mientras dio a la especie africana el estatus de ”comercio controlado”.

Esto condujo a la desaparición de la mitad de los elefantes africanos entre 1979 y 1987, según la Agencia de Investigación Ambiental, y a la prohibición mundial del comercio, introducida en 1989.

Los ambientalistas no pueden dormir pensando que el marfil africano está llegando a los artesanos indios. ”Parece que en los últimos años ha crecido una red internacional que vincula el marfil en bruto con los talladores de centros como Kerala y otros estados”, apunta Aziz, de la WWF.

”Lo único que asegurará la supervivencia del elefante en Africa y en Asia es una completa prohibición internacional al comercio y la destrucción sin miramientos del marfil almacenado”, sostuvo.

Pero si los cinco países de Africa austral logran que la reunión de CITES en Chile apruebe de nueva cuenta el comercio controlado, las poblaciones del animal terrestre más grande del planeta seguirán diezmándose.

*Publicado originalmente el 2 de noviembre por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica. (FIN/Tierramérica/rd/dcl/en/02

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