La necesidad de proteger a 30.000 especies amenazadas para lograr desarrollo sustentable comenzó a ser analizada este lunes por más de 2.000 delegados de 160 países, reunidos en la capital chilena.
La propuesta de países africanos para autorizar limitado comercio de marfil es una de las pruebas más arduas que afrontará la XII Conferencia de Partes de la Convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES, por sus siglas en inglés), cuya ceremonia inaugural se realizó el domingo.
Esa cuestión y la del nivel de protección de las ballenas están entre las más importantes en la agenda de la conferencia, que terminará el 15 de este mes, señaló el secretario general de la CITES, Willem Wijnstekers.
El comercio internacional de especies silvestres afecta a 350 millones de especímenes de plantas y animales cada año, y la convención establece diversos grados de protección para más de 25.000 especies vegetales y 5.000 animales, según el impacto adverso que pueda causarles el comercio internacional.
Las especies incluidas en el Apéndice I de la convención son las que se consideran en riesgo de extinción, y se prohíbe su comercio salvo en casos excepcionales, por ejemplo para investigación científica.
Figuran en el Apéndice II especies que se consideran en riesgo relativamente menor, y a cuyo comercio se establecen restricciones menos severas. Gran parte de los debates entre Estados partes se relacionan con propuestas de pasar especies del Apéndice I al Apéndice II, o viceversa.
La iniciativa en discusión sobre el comercio de marfil apunta a que Botswana, Namibia, Sudáfrica, Zambia y Zimbabwe puedan exportar su stock de 70 toneladas de marfil en bruto, con una serie de controles y la condición de que el dinero obtenido se emplee para proteger a sus elefantes.
Kenia e India, países con grandes poblaciones de elefantes, se oponen a esa propuesta con el argumento de que puede estimular la caza furtiva de esos animales en 50 países, para el tráfico de marfil.
Japón desea que se habilite el comercio de ballenas Rorcual menores y de Bryde, con control de las capturas y el comercio apoyadas en legislación nacional e identificación de ADN. Propuestas similares fueron rechazadas en 1997 y 2000.
La misión es que ningún animal o planta esté sujeto a la explotación por comercio internacional, advirtió Wijnstekers.
La conferencia considerará en total 59 propuestas, entre ellas las relacionadas con otras especies de gran valor comercial como la caoba, la austromerluza negra de la Patagonia, tortugas asiáticas y loros latinoamericanos.
También se dicutirán cuestiones de conservación y aplicación que conciernen a especies amenazadas pero no en evidente peligro de extinción.
Kenia propuso, por ejemplo, que la conferencia adopte una resolución sobre el rescate de monos de zonas asoladas por guerras en Africa.
Estados Unidos quiere incluir en el Apéndice II las 32 especies de hipocampos (caballitos de mar), que no cuentan en la actualidad con protección. Se calcula que las poblaciones de hipocampos disminuyeron de 25 a 75 por ciento, de 1990 a 1995, en Filipinas, India, Indonesia y Tailandia.
También se examinarán propuestas para mejorar el control de comercio de pieles de leopardo y trofeos de caza, y para introducir controles del comercio de 26 especies de las grandes tortugas galápagos, cuya población disminuye de modo importante en Asia.
Entre las especies que algunos países proponen pasar del Apéndice II al I están el pez mular del Mar Negro, el perico de nuca amarilla que habita México y Costa Rica, el loro cabeza amarilla de Centroamérica, el guacamayo cabeciazul y los loritos robustos.
Chile invitará a los Estados miembros a cooperar con medidas adoptadas por la Convención de los Recursos Vivos Marinos Antárticos para impedir el comercio ilícito de bacalao de profundidad.
Pero el país anfitrión también propondrá autorizar el comercio internacional de la fibra proveniente de la esquila de vicuñas vivas, y ONG ambientalistas se oponen a esa iniciativa.
La vicuña es un auquénido del altiplano andino que no es posible criar en cautiverio. Antiguamente era matada para esquilarla, y eso la puso al borde de la extinción hasta que en los años 70 se prohibió cazarla y vender su lana, que alcanzaba altos precios en los mercados de confección de vestuario.
Las autoridades chilenas sostienen que ahora es posible esquilar a esos animales sin poner en riesgo su vida ni alterar su hábitat.
Jenia Jofré, presidenta del Comité Pro Defensa de la Flora y Fauna, la más antigua ONG ambientalista chilena, dijo a IPS que no se realizaron investigaciones suficientes para que Chile proponga ese tipo de comercialización.
Pasar a las vicuñas del Apéndice I al II abriría con rapidez un mercado, y ahí vienen los problemas, señaló.
En materia de vegetales, se discutirán medidas para proteger la caoba, árbol de selvas tropicales gravemente amenazado, y Argentina solicitará que todas las variedades de araucaria se incluyan en el apéndice I, en el cual sólo están hasta ahora las poblaciones de ese país y de Chile.
Representantes de numerosas ONG se encuentran en Santiago para presionar por medidas de protección de especies silvestres, y científicos del Fondo Mundial de la Naturaleza pedirán a los 160 países miembros urgentes acciones para detener el deterioro del ambiente marino.
Lo que decidamos en Santiago impactará al mundo entero, dijo en la ceremonia inaugural el presidente del Comité Permanente de la CITES, Ken Stansel, ante delegados de países y organizaciones no gubernamentales (ONG).
La CITES fue acordada en 1973, en el marco del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), y entró en vigor en 1975. Desde entonces, el comercio no ha causado la extinción de ninguna especie protegida por la convención.
La estructura permanente de la CITES funciona en Ginebra, y se han realizado conferencias de Estados parte cada dos años. La anterior se llevó a cabo en Gigiri, un suburbio de Nairobi, y la actual es la primera en 20 años con un país de América Latina como anfitrión.
Wijnstekers anunció que las conferencias pasarán a realizarse cada tres años, a partir de 2004.
La cooperación científica y de recursos es fundamental para proteger el patrimonio ambiental de los países. La CITES tiene un impacto visible en pobreza, desarrollo sustentable y conservación de las especies, según el ministro de Agricultura de Chile y jefe de la delegación del país a la conferencia, Jaime Campos.
Si la comunidad global quiere conservar la biodiversidad, también debe compartir la cuenta, sentenció Campos, tras instar a los países industrializados a asumir su responsabilidad en relación con la protección de las especies amenazadas.
Esta reunión es un acontecimiento significativo en la agenda global de la biodiversidad y el desarrollo sustentable, opinó el director ejecutivo del PNUMA, Klaus Toepfer. (FIN/IPS/as- ggr/mp/en/02