Decenas de miles de estudiantes de Serbia, desde la escuela primaria a la universidad, comenzaron a emplear este año nuevos libros de historia, editados por el gobierno con la intención declarada de corregir falsedades de los textos usados durante el gobierno de Slobodan Milosevic.
Nuestro objetivo básico fue no mentir acerca de ningún hecho, proceso o personaje, explicó el historiador Nebojsa Jovanovic, responsable de la edición de los nuevos libros de texto.
También tratamos de desmantelar mitos acerca de la nación serbia, de los cuales abusó en forma brutal la gente que estuvo en el poder durante los años 90, añadió.
Milosevic gobernó Serbia de 1989 a 1997, y fue luego presidente de Yugoslavia, hasta 1999, cuando masivas protestas forzaron su renuncia, luego de que se negara a reconocer que Vojislav Kostunica lo había derrotado en la primera vuelta de los comicios presidenciales de septiembre de ese año.
El gobierno encabezado por Kostunica dispuso la revisión de los libros de historia publicados por el régimen de Milosevic, con la intención declarada de eliminar distorsiones que estimulaban el odio contra los no serbios.
En los años 90, se escindieron de la antigua Federación Yugoslava las actuales Bosnia-Herzegovina, Croacia, Eslovenia y Macedonia, mediante guerras civiles contra Serbia en los tres primeros casos.
En 1999, un conflicto de Belgrado con la población de origen albanés de la meridional provincia serbia de Kosovo causó bombardeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte y el establecimiento en Kosovo de una administración transitoria de la Organización de las Naciones Unidas.
En esos conflictos murieron más de 200.000 personas, en su mayoría no serbias.
Milosevic invocó presuntos hechos históricos para sostener que que la razón estaba del lado de la nación serbia en todas las guerras de los años 90, y alegó que era necesario rectificar injusticias cometidas contra los serbios por otras etnias de los Balcanes.
Los libros de texto editados por el régimen apoyaban esa prédica, al exaltar a los serbios como una nación de valientes luchadores por la libertad, y plantear tesis racistas contra otros grupos étnicos.
Se introdujo propaganda en los libros de historia, con la intención de glorificar a los serbios y aportar falsas excusas para las guerras de los años 90, afirmó el historiador Dubravka Stojanovic.
En la última década del siglo XX, muchas personas se asombraron al saber cómo se contaba la historia del país a sus hijos escolares, porque se trataba de una versión muy distinta de la que ellos habían aprendido.
Nuestra primera tarea fue luchar contra estereotipos de los años 90, para aclarar, por ejemplo, que en la Edad Media los serbios no eran el pueblo más distinguido de Europa, ni comían con cubiertos de oro mientras el resto de la población del continente vivía en el salvajismo, señaló Jovanovic.
Los libros de historia de la época de Milosevic no mencionaban qué ocurrió en la Edad Media en el Sacro Imperio Romano Germánico, Inglaterra o Francia, y creaban la impresión de que sólo existía un faro de cultura en la Serbia medieval, indicó.
Uno de los mitos más aceptados de los libros de texto de los años 90 era que los croatas, escindidos de la antigua Yugoslavia en 1991, nuunca habían tenido un Estado propio y no lo merecían.
El hecho histórico es que Croacia se constituyó como Estado un siglo antes que la Serbia medieval. Luego, esos Estados fueron integrados a Hungría y Turquía, respectivamente.
Otros populares mitos se referían a Bosnia-Herzegovina.
En los libros de texto se aprendía que los bosnios descendían de serbios convertidos al Islam hace unos 500 años, y que Serbia tenía derecho a recuperar Bosnia-Herzegovina, porque la mayoría de sus habitantes eran casi serbios.
En realidad, Bosnia-Herzegovina nunca fue parte de Serbia, y su población es una antiquísima mezcla de etnias que incluye a serbios integrantes de la Iglesia Ortodoxa, croatas católicos y musulmanes de origen eslavo.
El punto de partidaa de la actual reforma de la enseñanza de la historia es presentar los acontecimientos en Serbia junto con los que ocurrían en otras partes del mundo, explicó Jovanovic.
Los nuevos libros de texto enseñan que la Serbia medieval desconocía la existencia de las papas, el maíz, el pavo, el café y el tabaco, al igual que el resto de Europa en esa época.
Antiguas fotografías muestran cómo se vestían los serbios del siglo XIX, y el aspecto de sus hogares.
Quienes revisaron los antiguos libros de historia procuraron eliminar antiguos conceptos que estimulaban odio, prejuicios y racismo, y cambiaron incluso en forma sustancial los capítulos dedicados al líder nazi alemán Adolf Hitler, descrito en la era de Milosevic como idiota, psicópata, feo, sucio y malvado.
También borraron el párrafo en el cual se afirmaba que la resistencia serbia contra los nazis mató a 400.000 soldados alemanes que ocupaban el país, porque los archivos sobre el asunto de Alemania indican que los muertos fueron 11.000. (FIN/IPS/tra- eng/vpz/sm/mp/ip ed/02