El desempleo crece en Siria, en especial entre los jóvenes, pero también aumentan las esperanzas de que el presidente Bashar Assad conduzca al país a superar un estancamiento económico de 20 años.
Muchos jóvenes sirios tienen importantes dificultades para ganarse la vida, y buscan oportunidades para estudiar y trabajar en otros países. Sin embargo, gran parte de la población juvenil confía en Assad, de 36 años y sucesor de su padre, Hafez Assad, quien falleció en junio de 2000.
El actual mandatario prioriza la modernización y el desarrollo, y en los últimos dos años el país parece más joven, más dinámico y más eficiente.
Contribuyen a esa imagen novedades para la población como televisión satelital, elegantes restaurantes y establecimientos que ofrecen servicios de conexión a Internet, la red mundial de computadoras. Entre tales servicios está el de lograr acceso ilegal a sitios bloqueados por el gobierno.
Assad fue educado en Occidente y se relaciona mucho con la población. Tengo grandes esperanzas, dijo a IPS el empresario Imad Nour Ideen.
Dos años en el gobierno no bastan para impulsar grandes cambios. Assad trabaja duro, y confiamos en que llevará al país hacia la modernización y la prosperidad, opinó el maestro Samar Bandili, de 34 años.
Una ley aprobada en marzo del año pasado permitió la instalación de bancos privados por primera vez desde 1963. Las normas que regulan la inversión fueron simplificadas, los impuestos a inversores extranjeros disminuyeron, y hay más garantías de transparencia en el proceso de aprobación de proyectos.
Pero los expertos piensan que faltan por lo menos dos años más para que se produzca una reactivación económica.
Muchos intereses se oponen a las reformas y tratan de frenarlas, comentó Nabil Sukkar, ex economista del Banco Mundial y director en la actualidad de una firma privada de inversiones en Damasco.
La población del país aumenta a un ritmo de 3,2 a 3,5 por ciento anual. Esa explosión demográfica es una de las mayores del mundo, y cada año ingresan al mercado laboral más de 200.000 jóvenes aspirantes a empleos, pero el sector privado sólo ofrece unos 30.000 nuevos puestos anuales, en un país de 17 millones de habitantes,
El desempleo afecta a 10 por ciento de la población económicamente activa según los datos oficiales, pero especialistas independientes sostienen que en realidad es casi el doble.
En octubre de 2000, el gobierno lanzó un plan quinquenal con la intención de crear 440.000 nuevos puestos de trabajo, y asignó a ese programa 1.000 millones de dólares. Pero expertos calculan que para superar el problema habría que invertir 24.000 millones de dólares y crear 1,2 millones de nuevos puestos de trabajo.
El economista Samir Seifan dijo a IPS que las privatizaciones serían la mejor solución para aumentar la capacidad de inversión.
La economía del país es dominada y ahogada por empresas públicas que ocultan en parte el problema del desempleo, al brindar improductivos puestos de trabajo. Esos problemas podrían afrontarse mejor si la maquinaria económica comenzara a recibir inyecciones de capital privado, aseguró.
El gobierno se niega a privatizar la mayoría de las empresas estatales, que poseen monopolios clave en los mercados del petróleo, las telecomunicaciones y el suministro de electricidad y agua potable.
En mayo de este año, la revista especializada Euromoney publicó su última evaluación semestral del desempeño económico de 185 países, y ubicó a Siria en el lugar 102, cinco puestos debajo de su ubicación en el anterior informe.
Siria quedó por encima de Guatemala, Nueva Caledonia y Samoa, y por debajo de Bangladesh, Ucrania y Honduras.
Esa evaluación se realiza a partir de indicadores de crecimiento del producto interno bruto, estabilidad monetaria, saldo de las relaciones económicas con el resto del mundo, situación fiscal, desempleo y desequilibrio estructural.
Euromoney ubicó a Siria en el lugar 15 entre 18 países de Medio Oriente y Africa septentrional. (FIN/IPS/tra-eng/gb/ss/mp/ip/02