REFUGIADOS: En riesgo operaciones humanitarias de ACNUR

Dificultades financieras amenazan con interrumpir en noviembre una parte de las operaciones humanitarias del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que atiende en 114 países a casi 20 millones de personas.

Las erogaciones del ACNUR crecieron este año 217 millones de dólares, en su mayor parte destinados a ayudar a 1,7 millones de afganos que regresan a su territorio. Pero la financiación para los programas de Afganistán fue cubierta con aportes de los donantes, aclaró la institución.

Las urgencias financieras se concentran principalmente en las operaciones que se desarrollan en Africa.

La organización enfrenta una situación grave, causada por un problema de flujo de tesorería, dijo su portavoz, Ron Redman. Si antes de fin de mes los gobiernos donantes no aportan unos 80 millones de dólares, ”nos veremos obligados a detener algunas actividades en el terreno durante el último bimestre”, advirtió.

Los aprietos financieros son moneda corriente en los últimos tiempos para las tesorerías de las organizaciones intergubernamentales. Para explicar el fenómeno se acuñó la expresión ”fatiga de los donantes”, que en la mayor parte de los casos son los gobiernos de países industriales.

La propia institución madre, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), sobrellevó dificultades parecidas hasta hace dos años en razón del retraso de Estados Unidos en el pago de sus cuotas.

La morosidad estadounidense quedó zanjada por un acuerdo concertado en diciembre de 2000, que modificó el cálculo de las contribuciones correspondientes a ese país.

El presupuesto del ACNUR para 2002, aprobado por el comité ejecutivo de la institución en octubre de 2001, se elevó a 802 millones de dólares.

Pero a mediados de este año, cuando se hizo evidente que los ingresos no cubrirían las necesidades, el ACNUR resolvió reducir su presupuesto a 726 millones de dólares. Otra disminución, la semana pasada, llevó el cálculo de recursos a 710 millones.

El Alto Comisionado, Ruud Lubbers, declaró que esos recortes ”han sido sumamente penosos”, pues afectaron a los refugiados y al trabajo en beneficio de ellos que la institución realiza.

Cuando tuvo noción de la magnitud del problema, el ACNUR entendió que debía manejar el otorgando prioridad a las operaciones en el terreno, con lo cual recaería sobre la sede central de Ginebra la mayor parte de la responsabilidad de efectuar los ahorros.

Las autoridades de la organización previnieron que era necesario limitar los efectos de los recortes sobre los refugiados y descartaron la posibilidad de aplicar porcentajes generalizados de reducción sin atender las diferencias entre regiones.

En ACNUR trabajan unas 5.000 personas, pero más de 80 por ciento desempeñan sus funciones en el terreno. Se calcula que 60 por ciento de los empleados y empleadas ocupados en el terreno cumplen sus obligaciones lejos de su familia y en condiciones difíciles y a menudo peligrosas.

Luubers precisó que las necesidades más apremiantes del ACNUR se localizan en Africa. Varios de los programas de la institución en ese continente habían sufrido ya recortes presupuestarios.

El propio secretario general de la ONU, Kofi Annan, interesó directamente a los países donantes en la situación del ACNUR y mencionó en particular las dificultades que atraviesan los programas de Africa.

Luubers observó que numerosas crisis de refugiados perduran en Africa, en gran parte olvidadas por la comunidad internacional. Nuevos episodios se desarrollan en el occidente y oriente de Africa, en la región de los Grandes Lagos y en el llamado Cuerno de Africa.

Las reducciones presupuestarias afectan a los movimientos de repatriación voluntaria, como los casos de centros de retorno de Angola y de Somalia, que fueron obligados a reducir el número de personas beneficiadas.

Por otra parte, los nuevos arribos de refugiados tendrán que ser orientados hacia campamentos que ya están superpoblados, con consecuencias para la seguridad, la salud y la protección, como en el caso de los liberianos refugiados en los países vecinos y de los somalíes en Kenia.

También fueron afectados por el recorte proyectos de agua, salud, educación y agricultura para refugiados eritreos, y las medidas de seguridad en los campamentos de Tanzania deberán ser reducidas, dijo el ACNUR.

Asimismo, fue alcanzado por la reducción general el proyecto de provisión de ropas de invierno para niños en el Cáucaso y se planea la anulación del plan de un nuevo asentamiento para los refugiados en Tailandia y en Papúa Nueva Guinea, que se encuentran actualmente en zonas fronterizas inseguras.

Mientras las necesidades crecen, el ACNUR consigue con dificultades los recursos que necesita para millones de refugiados, solicitantes de asilo y desplazados internos, dijo Luubers.

El Alto Comisionado apeló a los países donantes a prestar ayuda durante el resto del año para mantener la asistencia ”que los refugiados tienen derecho a obtener”. (FIN/IPS/pc/ff/pr/02

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