ISRAEL: Atentado unifica al gobierno

El ataque suicida contra un autobús en la occidental ciudad israelí de Hadera unió a derechistas e izquierdistas del gobierno de Israel, que discutían con creciente aspereza la cuestión de los asentamientos en territorios palestinos.

El atentado, realizado el lunes mediante un coche bomba, causó la muerte a por lo menos 14 personas y heridas a otras 40, y su autoría fue reivindicada por el grupo extremista palestino Jihad (Guerra Santa) Islámica.

”Nuestro heroico mujaidín (combatiente sagrado) hizo detonar 100 kilogramos de explosivos cargados en un automóvil”, en represalia por recientes muertes de palestinos causadas por israelíes, y para conmemorar el aniversario del asesinato de Fat'hi Al-Shiqaqi, líder de Jihad Islámica, en octubre de 1995, indicó ese grupo en un comunicado.

”Con esta destacable acción, decimos a los líderes enemigos que nuestro pueblo ha sustituido hoy el equilibrio del terror por el equilibrio de la sangre. Ahora es ojo por ojo y diente por diente”, añadió.

La semana pasada, disparos de tanques israelíes mataron en Gaza a ocho palestinos, entre ellos mujeres y niños. La semana anterior, una incursión israelí en territorios palestinos había causado la muerte de otros 14 palestinos.

Un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores israelí sostuvo que el atentado del lunes se habría llevado a cabo aunque no se hubieran producido esas muertes de palestinos, porque Jihad Islámica quiso sabotear la misión de paz que cumplirá esta semana en la región el subsecretario de Estado estadounidense para Medio Oriente, William Burns.

El ejército israelí había atenuado sus medidas de seguridad en la septentrional ciudad palestina de Jenin, cercana a Hadera, para hacer más llevadera la situación de su población, y cada alivio de restricciones es seguido por ataques de extremistas palestinos, afirmó.

Hadera está ubicada al norte de Tel Aviv y a sólo 10 kilómetros de la llamada Línea Verde, que marca la frontera entre Israel y Cisjordania previa a la guerra de 1967.

El ataque del lunes fue el más cruento de los últimos cuatro meses, y siguió a dos frustrados atentados en Tel Aviv la semana pasada.

Estados Unidos, la Unión Europea y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) condenaron el atentado en Hadera, y el presidente de la ANP, Yasser Arafat, reiteró su oposición a cualquier ataque contra civiles.

La primera reacción del ejército israelí fue anunciar el establecimiento de barricadas y toques de queda más estrictos en Cisjordania, pero no se interrumpió una reunión de funcionarios de seguridad palestinos e israelíes para discutir la retirada parcial israelí de la meridional ciudad cisjordana de Hebrón.

Antes del lunes, ministros izquierdistas y derechistas del gobierno israelí habían mantenido duras discusiones públicas sobre la evacuación de avanzadas de nuevos asentamientos israelíes en territorios palestinos.

El ministro de Defensa Benjamin Ben-Eliezer, líder del PArtido Laborista, lanzó hace dos semanas un plan de desmantelamiento de varias docenas de esas avanzadas, instaladas en los últimos dos años.

El Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el gobierno israelí consideran ilegales esos intentos de establecer nuevos asentamientos, pero por distintas razones.

El Consejo se basa en resoluciones de la ONU sobre las fronteras de Israel, y el gobierno israelí señala que no dio autorización para instalar las avanzadas.

En los últimos años, Tel Aviv ha concedido permisos a los ocupantes en situaciones similares, pero en la actualidad Washington presiona para que no se agreguen factores conflictivos en la región, mientras se prepara para un probable ataque contra Iraq.

La polémica se agudizó el sábado, cuando el laborista ministro de Defensa Benjamin ben Eliezer ordenó a cientos de soldados desmantelar Havat Gilad, una avanzada de asentamiento instalada sobre una colina, al sudoeste de la septentrional ciudad cisjordana de Naplusa.

Casi mil personas, en su mayoría jóvenes, trataron de impedir que los soldados cumplieran esa misión, y refriegas durante el fin de senana causaron heridas a 30 personas.

Los resistentes empujaron, patearon, amenazaron e insultaron a los soldados, que respondieron con notoria moderación.

Ministros derechistas acusan a Ben Eliezer de actuar para ganar apoyo en las próximas elecciones internas del Partido Laborista, en el cual se le critica por acompañar las políticas derechistas del primer ministro Ariel Sharon.

El ultraderechista ministro sin cartera Effi Eitam, líder del Partido Nacional Religioso, declaró el domingo que Ben Eliezer era un mentiroso y un cobarde.

El mismo día, rabinos derechistas criticaron al ministro por lanzar la operación en sábado, cuando los judíos ortodoxos se abstienen de la mayoría de sus actividades habituales, y ministros izquierdistas acusaron a esos rabinos de incitar a los soldados a desobedecer órdenes.

Ben Eliezer amenazó con abandonar su cargo si el gobierno no lo respaldaba.

Havat Gilad es la primera avanzada habitada que el ejército trata de desmantelar, pero sólo consistía en dos caravanas, dos contenedores y una huerta. En anteriores ocasiones, los soldados retiraron instalaciones de infraestructura en las cuales no residía nadie.

”Sé que esto no es bueno para nuestra imagen y no queríamos que ocurriera, pero somos incapaces de controlar a todos los jóvenes que se reunieron aquí”, dijo Udi Lieberman, dirigente del movimiento que impulsa asentamientos.

”Este es un mensaje para Estados Unidos y la Unión Europea, que quieren empujarnos hacia una paz con entrega de los asentamientos. Vean lo que pasa cuando tratan de desalojar a una sola familia de una precaria avanzada, e imaginen qué ocurriría si tratan de desmantelar un verdadero asentamiento”, comentó Noam Arnon, otro dirigente de ese movimiento. (FIN/IPS/fb/ss/mp/ip/02

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