Una amplia coalición de líderes religiosos y pacifistas estadounidenses, así como representantes de organizaciones no gubernamentales, realizaron este jueves un llamado conjunto a la ONU para que impida una guerra de Estados Unidos contra Iraq.
El Comité de Abogados para la Política Nuclear, la Sociedad Religiosa Progresista (PRP), Global Exchange y Familias del 11 de Septiembre por un Mañana Pacífico, entre otras organizaciones, urgieron a la ONU (Organización de las Naciones Unidas) a no ser una herramienta de la política exterior de Washington.
Además, pidieron al foro mundial mantener su compromiso de alentar el imperio internacional de la ley para impedir conflictos armados.
El religioso cristiano Peter Laarman, de PRP, dijo a la prensa que los argumentos a favor del uso de la fuerza militar basados sobre la guerra preventiva y el cambio de régimen en Iraq son contrarios a la voluntad de la comunidad internacional y de la Carta de la ONU.
Aun si el Consejo de Seguridad de la ONU concediera a Estados Unidos el amplio mandato que demanda para enfrentarse con Iraq en una guerra, el conflicto sería ilegal e inmoral en el sentido más amplio y profundo de esos términos, afirmó Laarman.
La PRP, a la que están asociadas organizaciones católicas, metodistas, episcopales, judías y musulmanas, dijo en una declaración que nadie puede defender los crímenes de (el presidente iraquí) Saddam Hussein contra su propio pueblo y contra países vecinos.
Pero no se ha presentado nueva evidencia creíble que sugiera que Iraq sea una 'amenaza inminente' para la paz en la región (de Medio Oriente) o para el mundo, agrega la declaración.
Hay en el mundo muchas otras naciones con regímenes dictatoriales y otras muchas que ocultan a terroristas, según la PRP. ¿Por qué Iraq, y por qué ahora?, pregunta la organización.
Cientos de miles de civiles iraquíes morirán o perderán sus hogares si se concreta el ataque planificado por Estados Unidos, que no será una guerra de autodefensa, sino, sin duda, de agresión, afirmó Laarman.
Queremos que todos los países de la ONU le digan 'no' a la guerra. Y queremos que le digan 'no' a este desgraciado abuso de Estados Unidos, agregó el clérigo cristiano.
Después de casi cuatro semanas de negociaciones a puertas cerradas, Estados Unidos presentó el miércoles al Consejo de Seguridad de la ONU un proyecto de resolución que le da implícitamente a Washington una base legal para el uso de la fuerza militar contra Iraq.
El principal respaldo de la iniciativa estadounidense procede de Gran Bretaña, pero los restantes tres miembros permanentes del Consejo de Seguridad, con derecho a voto sobre las resoluciones del órgano (China, Francia y Rusia), manifestaron sus reservas.
Estos tres países ponen en duda el derecho de Estados Unidos a lanzar un ataque militar contra Iraq si el gobierno de Saddam Hussein retacea su cooperación a los inspectores de la ONU que prevén examinar la existencia de armas de destrucción masiva en su territorio.
No se prevé que Estados Unidos promueva una votación de su iniciativa hasta comienzos de la semana próxima. La resolución puede ser adoptada por nueve votos afirmativos entre los 15 integrantes del Consejo y ningún voto negativo de algún miembro permanente.
El poder militar de Iraq está severamente debilitado luego de años de sanciones económicas internacionales y de bombardeos realizados por Estados Unidos y Gran Bretaña, dijo John Burroughs, del Comité de Abogados sobre Política Nuclear.
No existe evidencia creíble de que Iraq vaya a atacar a nadie en lo inmediato y no hay una amenaza inminente que respalde el ilegal uso de la fuerza militar bajo el derecho internacional más aceptado, agregó Burroughs.
La activista de la organización de derechos humanos Global Exchange, Medea Benjamin, sostuvo que el gobierno de George W. Bush está decidido a iniciar una invasión ilegal y mal concebida. El pueblo debe estar tan decidido (como Bush) a detener una guerra que amenaza con dividir al mundo en dos, agregó.
Benjamin indicó que ningún país de Medio Oriente, incluidos los que apoyaron a Estados Unidos en la guerra contra Iraq en 1991 y Kuwait, que fue invadido por el régimen de Saddam Hussein, respaldan hoy los planes de Washington, y que también se oponen la mayoría de las naciones europeas.
La guerra prevista costará 200.000 millones de dólares, según Benjamin. En la de 1991, aliados de Estados Unidos, entre ellos Japón, cubrieron 80 por ciento del costo, agregó.
Tengo dudas de que eso ocurra de nuevo, lo que dejaría a los contribuyentes estadounidenses, que ya sufren el déficit fiscal, con todo el costo, concluyó Benjamin. (FIN/IPS/tra- eng/td/mj/ip/02