COMERCIO-AMERICA: EEUU pisa más el acelerador del ALCA

Estados Unidos prepara una serie de armas persuasivas para derribar los obstáculos al Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que le presentarán los restantes 33 gobiernos del continente en la reunión ministerial de este viernes en Quito.

Washington procurará convencer a los desconfiados ministros latinoamericanos de que el ALCA será la salvación para sus economías, y con ese fin pondrá como ejemplo el avance de México desde su integración en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

El representante de Comercio de Estados Unidos, Robert Zoellick, mencionó en reiteradas oportunidades a México como país que logró cosechar los frutos del libre comercio tras aliarse con Canadá y con Estados Unidos en el TLCAN.

Funcionarios de Washington atribuyen al TLCAN el hecho de que México pudiera obtener créditos en los mercados financieros internacionales apenas siete meses después de la crisis financiera de diciembre de 1994, cuando tardó siete años para recuperarse de la devaluación de 1982.

Más de la mitad de los 3,5 millones de empleos creados en México desde 1995 se deben al TLCAN, según las propias autoridades mexicanas, que describen el acuerdo comercial como la locomotora del actual proceso de modernización del país.

”No debemos descansar hasta que la población (latinoamericana), de Bogotá a Buenos Aires y a Managua, hayan experimentado las mismas oportunidades que los ciudadanos de Miami disfrutan hoy”, dijo Zoellick el día 14 en esa ciudad estadounidense.

Zoellick viajará a Quito armado con la autoridad de promoción comercial, también conocida como vía rápida (fast track), conferida por el Poder Legislativo estadounidense al Ejecutivo para negociar acuerdos comerciales que el Congreso deberá aprobar o rechazar en bloque, sin posibilidad de enmiendas.

La vía rápida da oxígeno al objetivo de Estados Unidos de completar para 2005 las negociaciones del ALCA y la actual ronda de negociaciones multilaterales convocadas el año pasado por la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Los países latinoamericanos también han recibido una andanada de recomendaciones para abrir su economía a la agricultura, los productos manufacturados y los servicios, presentadas por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el gobierno estadounidense.

La producción latinoamericana deberá ”afrontar una mayor competencia mundial” tras el ingreso de China, cuarta potencia comercial mundial, a la OMC, lo cual debería obligar a la región a aliarse con Estados Unidos, advirtió Washington.

Además, para evitar críticas sobre la protección de que goza la agricultura estadounidense —uno de los principales escollos en las negociaciones del ALCA—, Washington propone eliminar los subsidios y reducir 75 por ciento los aranceles del sector, pero sólo si Japón y la Unión Europea hacen lo mismo.

Con tantos trucos debajo de la manga, Zoellick se mostró ”confiado” en que la conferencia en Quito concluirá con ”el establecimiento de un calendario firme para la negociación hacia la apertura de mercados en cada uno de los 34” países participantes ”en los próximos meses, no años”.

Washington confía en que en Quito se constituyan los nueve grupos de negociación y los tres comités previstos para la próxima etapa del diálogo, y propondrá, además, que la próxima reunión ministerial anual se realice en Estados Unidos.

El gobierno de George W. Bush pretende que las negociaciones del ALCA concluyan sin dilaciones en el plazo establecido por los 34 países, para enero de 2005, a pesar de la oposición de organizaciones de la sociedad civil, economistas y algunos gobiernos.

Al reducir las barreras comerciales persistentes en América, el ALCA ofrecería un crecimiento sustancial para el mercado de los bienes y servicios de Estados Unidos. Con más de 800 millones de habitantes, sería el mayor área de libre comercio del mundo.

Las exportaciones estadounidenses a América Latina crecieron en los años 90 más rápido que las dirigidas a ninguna otra región, según estadísticas oficiales.

Los mayores obstáculos se realacionan con el malestar en América Latina por el proteccionismo estadounidense a su producción agropecuaria.

Por otra parte, Brasil, la principal economía de América del Sur, acaba de elegir un presidente izquierdista, Luiz Inácio Lula da Silva. Las exportaciones brasileñas fueron particularmente golpeadas por los subsidios agrícolas estadounidenses y por las barreras arancelarias impuestas por Washington al acero.

Lula describió antes de la campaña electoral el ALCA como una ”anexión” de las economías latinoamericanas a Estados Unidos. Pero el lunes afirmó como presidente electo que continuaría participando en la negociación, aunque fortaleciendo al Mercosur, bloque comercial que integra con Argentina, Paraguay y Uruguay.

”A Estados Unidos no le faltan países que quieran tener libre comercio con él”, advirtió Zoellick en referencia a Brasil.

Mientras, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ha cuestionado los beneficios que el ALCA supondría para América Latina. (FIN/IPS/tra-eng/em/ml/mj/if/02

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