El hambre asedia a uno de cada seis venezolanos y el gobierno apela a fórmulas de cooperación Sur-Sur para alcanzar la seguridad y soberanía alimentaria propia y de países en desarrollo.
Venezuela está ubicado en el grupo de países de gravedad media en América Latina y el Caribe, donde se observan picos de alta desnutrición en Argentina, debido al colapso económico, y en una amplia zona de Guatemala, Nicaragua, Honduras y El Salvador, a causa de desastres naturales y de la caída de los precios agrícolas.
Datos recogidos hace dos años por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) indican que al menos 15 por ciento de los casi 25 millones de venezolanos consumen menos de las 2.300 kilocalorías diarias que componen la ingesta básica.
Además, la mitad de ese 85 por ciento restante de la población recibe en promedio 2.300 calorías por jornada y por persona, según esta agencia de la Organización de las Naciones Unidas.
Los esfuerzos que se han hecho para contrarrestar el déficit en la ingesta de calorías y proteínas aún no pueden contrarrestar el aumento poblacional, y mantenemos esas proyecciones, explicó a IPS la representante de la FAO en Venezuela, Elisa Panadés.
Sin embargo, estudios realizados este año por los privados Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA) y la firma encuestadora Datanálisis, cercana a la oposición, señalan que la cantidad de personas con hambre en Venezuela ha crecido de 25 a 30 por ciento de la población en los últimos tres años.
El director de investigaciones del IESA, Carlos Machado, sostuvo que la ingesta de proteínas es lo más deficitario, pues ahora la gente consume cosas más baratas, como carbohidratos, porque con eso se llena y tiene energía, pero las consecuencias se notarán posteriormente.
Los técnicos de Datanálisis aseguran que dos de cada tres familias venezolanas han reducido sus compras de alimentos el último año debido al aumento de la inflación, que entre enero y septiembre llegó a 25 por ciento, frente a 12 por ciento en 2001.
Pero el ministro de Agricultura, Efrén Andrades, comentó a IPS que desde hace 20 años la pobreza afecta a más de la mitad de la población y su ingesta de alimentos.
Andrades puso énfasis en resaltar el esfuerzo del gobierno de Hugo Chávez, desde su asunción en 1999, por mejorar tanto la seguridad como la soberanía alimentaria del país.
Venezuela siempre basó su estrategia alimentaria en un fuerte y constante ingreso petrolero, lo cual nos convirtió a lo largo de 60 años en un importador neto de alimentos, al punto que la balanza comercial del sector es deficitaria 4 a 1 (por cada dólar que exporta en alimentos importa cuatro), explicó.
Una de las causas de ese déficit se debe a que la agroindustria se ubicó más cerca del mar que de los campos sembrados, como ocurre con una fábrica de alimentos concentrados para animales instalada en el noroccidental puerto de Maracaibo, pero a 400 kilómetros de la plantación más cercana, indicó.
Según Andrades, esa correspondencia de criterios entre seguridad y soberanía alimentaria será el asunto central que abordará Chávez el 16 de este mes, cuando le toque hablar en la celebración del Día Mundial de la Alimentación, que esta vez coincide con el 50 aniversario de creación de la FAO.
Pero el ministro admitió que la difícil situación política del país puede llevar a acortar la gira que Chávez tiene programada por Europa entre los días 15 y 19, que además de Italia incluye a Francia, Gran Bretaña y Noruega.
La oposición convocó para el día 10 una manifestación por las calles de Caracas en reclamo de la renuncia de Chávez y de llamar a elecciones anticipadas, mientras organizaciones sindicales y empresariales preparan una huelga general con el mismo objetivo.
Chávez expondrá en Roma su postura contraria al neoliberalismo salvaje que suprime la justicia social, y se manifestará en favor de la creación de un fondo humanitario internacional, que haga sombra al Fondo Monetario Internacional, explicó Andrades.
Además, dará pleno respaldo a los programas de asistencia técnica de la FAO y de cooperación Sur-Sur.
Venezuela ha acudido en los últimos tres años a la asistencia técnica de FAO para superar los problemas de desarrollo agrícola y de acceso a alimentos, y para poner en marcha proyectos de cooperación con países en desarrollo, que implican la inversión de 34,4 millones de dólares de 2002 a 02004.
Uno de ellos es el Programa Especial de Seguridad Alimentaria, un plan piloto que cuenta con la asistencia de 60 técnicos para 20 comunidades campesinas y 10 indígenas, que requieren sobre todo diversificar su producción agropecuaria, según explicó a IPS la responsable del proyecto, Libertad Colucci.
Un segundo proyecto, pensado originalmente para exportar alimentos a Africa subsahariana, fue finalmente orientado hacia la producción de semillas de arroz, maíz y leguminosas con destino a los agricultores de esa región, por iniciativa del director general de la FAO, el senegalés Jacques Diouf.
Otros planes agropecuarios diseñados por Venezuela y la FAO apuntan a la recuperación de rebaños, al ordenamiento territorial para el manejo de los recursos naturales y a mejorar los sistemas de información agrícola. No queremos inventar el agua tibia, sino fortalecer lo que existe, subrayó Colucci.
Así, Venezuela se ha puesto a la búsqueda de programas alternativos para incrementar la diversidad de sus fuentes de aprovisionamiento de alimentos ante el fantasma del hambre que asedia a parte de su población, asociada en el corto plazo a la caída del ingreso y el castigo de la inflación. (FIN/IPS/hm/dm/dv pr/02