La retirada gradual de las fuerzas de paz de la ONU en Sierra Leona, dispuesta esta semana por el Consejo de Seguridad, causará problemas de seguridad, de servicios y de infraestructura, pero también constituirá una prueba de fuego para este convulsionado país.
La verdadera prueba para la paz será la retirada total de las tropas extranjeras. El ejército nacional ya recibió entrenamiento y está equipado de manera adecuada para mantener la seguridad. Entonces, ¿por qué la misión internacional de paz todavía está aquí?, preguntó el editor del diario The Progress, Jia Kangbai.
Cuanto antes se vayan, mejor. Los soldados de Unamsil (acrónimo de la misión de paz de la ONU) se pasan persiguiendo a las mujeres y parecen estar de vacaciones. Después de todo, ahora no hay guerra en Sierra Leona, coincidió el periodista Musa Samura, también de Freetown, la capital.
Pero el contingente pakistaní en Unamsil ayudó a la población de la capital de la zona diamantífera, Kono, dijo Kumba Sokoneh, un residente de esa ciudad. Construyeron instalaciones médicas, caminos y escuelas, y ocasionalmente suministran comida, afirmó.
El Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) informó el martes que Unamsil reducirá su fuerza de 17.500 a 13.000 soldados en los próximos ocho meses y que la retirada gradual continuará luego. Se trata de la principal fuerza internacional de mantenimiento de la paz en todo el mundo.
Las tropas proceden de Bangladesh, Bolivia, Camerún, Canadá, China, Croacia, Dinamarca, Egipto, Eslovaquia, Francia, Gambia, Ghana, Gran Bretaña, Guinea, India, Indonesia, Jordania, Kenia, Kirgistán, Malasia, Malí, Nepal, Níger, Nigeria, Noruega, Nueva Zelanda, Pakistán, República Checa, Rusia, Senegal, Sri Lanka, Suecia, Tailandia, Tanzania, Ucrania, Uruguay, Zambia y Zimbabwe.
En 2004, habremos reducido la fuerza de Unamsil a 500 soldados, cuando estemos seguros de que no habrá amenazas al proceso de paz, dijo esta semana el representante especial de la ONU en Sierra Leona, Oluyemi Adeniji, antes de partir a la sesión del Consejo de Seguridad.
El órgano de la ONU también aprobó al extensión por seis meses del mandato de Unamsil, cuya misión es poner fin a las hostilidades que dieron origen a masacres de civiles.
El presidente de Sierra Leona, Ahmed Tejan Kabbah, pidió el mes pasado en una carta al secretario general de la ONU, Kofi Annan, una más cautelosa reducción de las tropas de Unamsil, para evitar que se repitan errores del pasado.
Kabbah se refería a la retirada en 1998 de Ecomog, fuerza internacional de paz integrada por soldados de Africa occidental, la mayoría nigerianos, y también a la posibilidad de que las hostilidades de la guerra civil en la vecina Liberia crucen la frontera.
Adeniji dijo el miércoles que combatientes de Liberia huyen a Sierra Leona en carácter de refugiados, y que su presencia podría distorsionar el actual clima de paz.
Informes no confirmados indican que la ONU gastó 700 millones de dólares al año en Sierra Leona desde la llegada de Unamsil en 2000.
Al comienzo, la misión debió enfrentarse con una gran resistencia del insurgente Frente Unido Revolucionario (RUF), que controlaban la mitad del territorio nacional, incluidas las regiones diamantíferas.
Medio millar de soldados de Unamsil fueron tomados como rehenes por los insurgentes. El arresto del líder del RUF, Foday Sankoh, abrió paso al desarme y la desmovilización de los rebeldes.
Las tropas de la ONU construyeron hospitales, puentes y otras obras de infraestructura. Su relación con las comunidades locales era amigable y su partida podría originar un vacío de poder en este volátil país.
La reinserción social de más de 60.000 ex combatientes, desmovilizados a comienzos de este año, está apenas a mitad de camino, mientras el ejército, que no se caracteriza por su lealtad al gobierno civil, aún no afirmó su autoridad en la totalidad del territorio nacional. (FIN/IPS/tra-eng/lf/mn/mj/ip/02
