El gobernante militar de Pakistán, Pervez Musharraf, visita Estados Unidos por tercera vez desde que se convirtió hace un año en un aliado clave de la campaña antiterrorista de ese país, pero en circunstancias que enfrían las relaciones bilaterales.
Las visitas previas, en noviembre y febrero, se produjeron poco después de que el apoyo de Musharraf fuera decisivo para establecer bases de la ofensiva militar en Afganistán encabezada por Estados Unidos, primera fase de la campaña lanzada tras los atentados de 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.
En aquellos tiempos, Islamabad supuso que comenzaba un largo romance con Washington, pero todo indica que la luna de miel llega a su fin.
En la actualidad, la prioridad del presidente estadounidense George W. Bush es continuar su campaña antiterrorista con un ataque contra Iraq, y Musharraf ha expresado importantes reparos a esa iniciativa.
Poco antes de la visita a Washington del presidente pakistaní, el gobierno estadounidense emitió dos señales de advertencia a Islamabad.
Indicamos con claridad al general Musharraf que objetamos algunas de las decisiones que tomó en los últimos tiempos, declaró el 7 de este mes la consejera de seguridad nacional de Bush, Condoleeza Rice, en alusión a 29 reformas constitucionales decretadas el mes pasado.
El gobernante pakistaní convocó a elecciones para el 10 de octubre, pero prohibió que quienes hayan ocupado dos veces el cargo de primer ministro aspiren a un tercer mandato, y eso excluye a Benazir Bhutto y Nawaz Sharif, los dos principales dirigentes políticos del país.
Sharif fue derrocado por Musharraf en octubre de 1999.
Bush planteó a Musharraf nuestras expectativas en relación con las elecciones de octubre (de este año), pero no hemos logrado compromisos en términos de principios democráticos, señaló Rice.
Por otra parte, funcionarios de Inteligencia citados el martes por el diario estadounidense The New York Times piensan que Afganistán y Pakistán son los países en que se concentran mayores cantidades de agentes de Al Qaeda, organización dirigida por el saudita Osama bin Laden.
Washington acusa a Bin Laden de los atentados de septiembre de 2001, y lanzó la campaña afgana con la frustrada intención de capturarlo.
Los integrantes de Al Qaeda que encontraron refugio en Pakistán comienzan a reagruparse y a volver a Afganistán, y eso crea nuevos peligros, afirmaron esas fuentes.
Pakistán y Afganistán tienen una frontera de 2.254 kilómetros.
Luego Musharraf declaró que el gobierno estadounidense debería lograr consenso en el mundo musulmán antes de lanzar un ataque contra Iraq que puede inflamar el extremismo islámico, y advirtió que a su gobierno no le gustaría estar involucrado en ese eventual ataque.
El gobernante pakistaní también sostuvo que la situación aún no está bajo control en Afganistán, y afirmó que tiene algunas ideas propias para lograr que el gobierno (afgano interino de Hamid Karzai) extienda su autoridad a todo el territorio.
La reacción estadounidense no se hizo esperar.
Pedimos a los pakistaníes que no interfieran de modo alguno en las elecciones de Cachemira. Esperamos que esos comicios sean libres y justos, y que el mundo vea que lo son, dijo el lunes secretario de Estado (ministro de Relaciones Exteriores) de Estados Unidos, Colin Powell, tras reunirse con su par de India, Yashwant Sinha.
Esas elecciones comenzarán este lunes y terminarán el 8 de octubre en el estado indio de Jammu y Cachemira, parte del territorio que se disputan desde hace más de medio siglo India y Pakistán.
Musharraf sostuvo el jueves ante la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que los comicios organizados por Nueva Delhi en Jammu y Chachemira son un proceso amañado y una farsa.
La diplomacia india trata de introducir una cuña entre Pakistán y sus aliados, afirmó.
Sinha calificó de farsa las elecciones pakistaníes del mes próximo, e instó a Estados Unidos a ser conciente de ello, y el primer ministro indio, Atal Bihari Vajpayee, enfatizó en Nueva York que las democracias deben unirse contra el terrorismo, para señalar que Pakistán tiene un gobierno militar.
Musharraf insiste en procurar una mediación de Estados Unidos medie en el conflicto de Cachemira, que Nueva Delhi no acepta discutir con participación de terceros.
Sin embargo, la prioridad estadounidense parece ser mantener el actual estado de cosas en Cachemira, por lo menos mientras resuelve la cuestión iraquí. (FIN/IPS/tra-eng/mh/js/mp/ip/02