Las elecciones legislativas del 27 de este mes pondrán a Marruecos en el camino que va de la monarquía absolutista a un régimen constitucional, aunque no supondrán el establecimiento de una democracia plena, advierten sectores islámicos y de la izquierda laica.
Catorce millones de ciudadanos de este país de 30 millones de habitantes estarán habilitados para elegir entre 5.800 candidatos de 26 partidos políticos a los 325 miembros de la Cámara de Representantes.
El rey Mohammed VI, de 40 años, anunció su disposición a abrir un proceso de modernización y de democratización cuando asumió el poder en 1999, tras la muerte de su padre, Hassan II, quien gobernó el país con mano de hierro durante 38 año.
Se necesita la movilización de todos para no perder este encuentro crucial con la democracia, dijo Mohammed VI.
Pero varios partidos políticos, entre ellos socialistas laicos e islámicos, convocaron a la abstención, por entender que las elecciones no tienen sentido. El poder real, afirman, está en manos del rey, incluida la designación de ministros y de los principales funcionarios del gobierno.
De todos modos, 78 por ciento de los ciudadanos marroquíes entrevistados por una firma encuestadora este mes afirmaron que acudirían a las urnas.
Funcionarios del gobierno prometieron que éstas serán las primeras elecciones libres y justas en Marruecos. Como muestra de esa voluntad, autoridades locales fueron detenidas el 17 de este mes por favorecer a ciertos candidatos.
Las autoridades lanzaron una campaña publicitaria para alentar a la ciudadanía a acudir a las urnas. Tu futuro está en tus manos y Elige al hombre correcto para determinar tu destino son algunas de las consignas propaladas por emisoras estatales de radio y de televisión.
Sin embargo, se manifiestan entre los marroquíes muestras de desencanto con la coalición centroizquierdista gobernante desde 1998 que lidera Abderrahmane Youssoufi, de 78 años, y que reúne a su Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP) y a otros siete partidos.
No votaré porque nadie merece mi voto. Los políticos marroquíes son deshonestos y sirven a sus propios intereses, dijo Ahmed Maskoui, un graduado universitario desempleado de 28 años.
El periodo de Youssoufi estuvo marcado por el fracaso. Las condiciones de vida se deterioraron, la administración pública no se reformó y la corrupción es rampante, dijo el subsecretario general del Partido de Justicia y Desarrollo Islamista, Saad- Eddine Othmani, cuyo sector posee hoy 14 escaños parlamentarios.
Más de 21 por ciento de los marroquíes viven por debajo de la línea de pobreza, el desempleo supera 23 por ciento de la fuerza de trabajo y 65 por ciento de los habitantes de este país son analfabetos.
Con ese panorama, la intención manifiesta de la USFP de confirmarse como la principal organización política del país choca con una fuerte oposición.
Marruecos necesita una reforma constitucional. Queremos que el gobierno tenga funcionarios responsables. Una legítima monarquía parlamentaria es la puerta hacia la modernización y la democratización, dijo el líder de Izquierda Socialista Unificada, partido escindido del USFP, Mohamed Moujahid.
El partido islámico Al-Adl Wa Al-Ihssane (Justicia y Caridad) y el Partido de Vanguardia Socialista son algunas de las organizaciones políticas que exhortan a la abstención.
La constitución da muy poco poder a las instituciones legislativas y ejecutivas y asigna excesivas facultades a la corona, sostuvo el 16 de este mes el secretario general de Al-Adl Wa Al-Ihssane, Abdelouahed Al-Moutawakil.
Este partido también se abstiene para evitar en Marruecos una abrumadora victoria islámica que repita el escenario argelino. El triunfo sorpresivo en la vecina Argelia del Frente de Salvación Islámica en la primera ronda electoral de 1991 condujo a un cruento golpe de Estado militar y a una larga guerra civil.
Al-Adl Wa Al-Ihssane, creado en 1993, tiene fuerte presencia entre los pobres por sus sus obras de caridad. Su líder espiritual, el jeque Abdeslam Yassine, de 74 años, estuvo en arresto domiciliario durante 10 años y fue liberado en 2000 por el rey Mohammed VI. (FIN/IPS/tra-eng/na/ss/mj/ip/02