El Tribunal Constitucional de Ecuador autorizó la primera candidatura presidencial de un líder indígena, Antonio Vargas, descalificada la semana pasada por la justicia electoral por entender que gran parte de las firmas que lo avalaban eran falsificadas.
Vargas competirá en las elecciones del 20 de octubre como candidato del Movimiento Amauta Jatari, brazo político de la Federación Ecuatoriana de Indígenas Evangélicos (Feine), en virtud del fallo del Tribunal Constitucional, que ordenó el martes su inscripción a la autoridad electoral.
Vargas no goza del respaldo de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), la mayor organización social de este país, donde 30 por ciento de la población es indígena.
La Conaie cuestiona la conducta de Vargas durante los años en que presidió esa organización, de 1996 a 2001.
La postulación de Vargas había sido rechazada la semana pasada por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), tras asegurar que había firmas falsificadas o duplicadas en las papeletas presentadas por sus simpatizantes.
El artículo 72 de la Ley de Elecciones exige a las candidaturas de un movimiento aún no reconocido como partido político presentar 81.000 firmas de apoyo.
No quieren que haya un candidato presidencial indígena, replicó Vargas.
Amauta Jatari apeló la resolución ante el Tribunal Constitucional, mientras 300 indígenas evangélicos marcharon en protesta hacia Quito.
El TSE no pudo haber verificado las firmas presuntamente falsificadas o duplicadas con una simple observación, por lo que se acepta la apelación de los reclamantes, explicó el magistrado Hernán Rivadeneira, miembro del Tribunal Constitucional.
En cambio, el presidente del TSE, Carlos Aguinaga, consideró que el fallo obedece a una decisión política.
Aunque el TSE acatará la resolución del Tribunal Constitucional, entregará las pruebas de las firmas falsificadas a la justicia penal para que ésta inicie un proceso contra Vargas y su movimiento, añadió Aguinaga.
El líder indígena ejerció la presidencia de la Conaie entre 1996 y 1999, cuando fue reelecto para un nuevo periodo que debía concluir este año.
En enero de 2000 encabezó una rebelión indígena y de oficiales militares progresistas que derrocó al presidente Jamil Mahuad, quien gobernaba desde 1998, y que concluyó rápidamente con la entrega del poder al entonces vicepresidente Gustavo Noboa.
Pero la gestión de Vargas frente a la Conaie terminó abruptamente en 2001 en medio de cuestionamientos a su persona por no acatar resoluciones colectivas y pactar acuerdos con el nuevo gobierno a espaldas de la organización.
Esas críticas llevaron a que los pueblos indígenas que integran la Conaie decidieran acortar su mandato y adelantar la elección de nuevas autoridades, marginando a Vargas, quien siguió no obstante perteneciendo a la Confederación.
Durante el congreso de octubre de 2001 el ahora candidato presidencial intentó buscar respaldo para su postulación, lo que colocó a la organización al borde de la ruptura.
El grupo Ecuarunari de los pueblos quechuas de la Sierra, el más importante de la Conaie, llegó a pedir que una comisión juzgara la conducta de Vargas.
Tuvo una actuación muy reprochable, con actitudes individuales, dialogando con el gobierno por encima del colectivo sin que quedara claro para qué lo hacía, y asumiendo posturas que no fueron avaladas por las bases, arguyó entonces Estuardo Remache, presidente de Ecuarunari.
Los indígenas tenemos nuestras formas ancestrales de justicia en las comunidades, y de la misma manera que se juzga a cualquiera que comete faltas, se debe juzgar a dirigentes que supuestamente representan al conjunto, afirmó Remache.
A principios de este año, cuando la Conaie inició el debate sobre su participación en las elecciones nacionales, Vargas se postuló a la presidencia, apelando nuevamente al respaldo de la organización.
Otros sectores indígenas propusieron que el Movimiento Pachakutik, brazo político de la Conaie, se presentara a las elecciones, mientras varias organizaciones sociales respaldaron la candidatura presidencial de Auki Tituaña, alcalde de la ciudad de Cotacachi y vicepresidente de la Asociación de Municipalidades de Ecuador.
La confederación indígena inició entonces una consulta con las bases, que concluyó con la decisión de apoyar una fórmula presidencial aliada y presentar candidatos al Congreso legislativo y demás cargos electivos.
Tituaña acató la resolución de las bases y se retiró de la contienda, pero Vargas afirmó que sería candidato aun sin el apoyo de la Conaie.
Pachakutik y la Conaie se aliaron con sectores sociales y políticos de izquierda y centroizquierda y respaldaron la candidatura del coronel Lucio Gutiérrez, quien había encabezado con Vargas la revuelta contra Mahuad.
Por su parte Vargas recibió el apoyo de la Feine, un sector minoritario del movimiento indígena que reúne a nativos evangélicos.
Gutiérrez goza del respaldo del fundador de la Conaie, el indígena saraguro Luis Macas, quien encabeza la lista de candidatos al Parlamento Andino.
Vargas cuenta apenas con uno por ciento de las intenciones de voto para las elecciones de octubre.
Según la consultora Informe Confidencial el favorito es el empresario bananero Alvaro Noboa, con 20 por ciento de las intenciones de voto, seguido del ex presidente socialdemócrata Rodrigo Borja (1988-1992) con 13 por ciento, Lucio Gutiérrez con 11 por ciento, y el derechista Xavier Neyra con 10 por ciento. (FIN/IPS/kl/dcl/ip/02