El flujo de capital privado a los mercados emergentes caerá al cabo de 2002 a su peor nivel en 10 años por la desaceleración económica mundial, la incertidumbre en materia de seguridad y la posibilidad de una guerra en Iraq, pronosticó este jueves un grupo mundial de compañías financieras.
La caída de esas inversiones fue marcada en los denominados mercados emergentes de América Latina y leve en los de Africa y Medio Oriente, mientras se registró un aumento del flujo de capital privado a los países menos industrializados de Europa y de Asia del Pacífico, según el informe.
El Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), que reúne a 310 firmas financieras de más de 60 países, calculó que el flujo neto de capital privado a los mercados emergentes ascenderá este año a 123.000 millones de dólares, ante un promedio anual de 187.000 en los últimos 10 años.
El director gerente del IIF, Charles Dallara, dijo a IPS que para reanudar la senda del crecimiento los países en desarrollo calificados de emergentes deberán liberalizar aun más sus economías, porque el modelo de libre mercado no fracasó y debe ser implementado con mayor consistencia.
La inversión extranjera directa, que se mantendrá como el principal sector receptor de capital privado, representará este año 20.000 millones de dólares menos que en 2001, cuando ascendió a 113.000 millones de dólares.
La diferencia se dirigió a Estados Unidos y a Europa, primero a los mercados de acciones y luego a títulos de renta fija. Se fueron de los mercados emergentes porque el riesgo era mayor que el rendimiento, dijo Dallara.
El IIF presenta informes regulares sobre las perspectivas de 29 mercados emergentes, término acuñado por el Banco Mundial para alentar a los inversores a arriesgar su capital en países que, de otro modo, tendrían etiquetas que connotan algo riesgo e inestabilidad política, como en desarrollo y tercermundistas.
El flujo de capital privado respresentará este año poco más de dos por ciento del producto interno bruto de los mercados emergentes, frente casi cuatro por ciento de 1992, indica el informe del IIF divulgado en las vísperas de la reunión anual de la asociación, que se celebrará la próxima semana.
Dallara sostuvo que el panorama mejorará ligeramente el año próximo, suponiendo que se haga realidad la esperada recuperación económica mundial, con un flujo neto de capital privado de 151.000 millones de dólares.
Pero el incremento previsto se deberá al fin de la huida de capitales de los países en crisis, en particular de América Latina, más que a una mejora de los cimientos económicos de esas naciones.
Una recuperación económica gradual en los países industrializados en lo que resta de este año, y posiblemente durante 2003, debería ayudar a una recuperación de las exportaciones de los mercados emergentes tras la caída del último año.
Argentina, Paraguay y Turquía sufrieron las consecuencias de implacables crisis ocurridas durante el año, y se prevé que la asistencia al desarrollo neta dirigida a los mercados emergentes alcance niveles sin precedentes debido, fundamentalmente, a los paquetes de asistencia financiera dirigidos a esos países.
El flujo neto de capital privado a los mercados emergentes alcanzó un máximo de 328.000 millones de dólares en 1996, pero cayó a 266.000 millones en 1997, como consecuencia de la crisis económica asiática. El flujo se desplomó a alrededor de 148.000 millones de dólares en 1998.
El informe destaca diferencias significativas entre regiones, en especial una caída del flujo de capital privado a los mercados emergentes de América Latina de 45.600 millones de dólares en 2001 a los 29.100 millones previstos para este año.
Mientras, el flujo cayó de 10.600 millones de dólares a 9.200 millones en los mercados emergentes de Africa y Medio Oriente, entre los que figuran Egipto, Marruecos y Sudáfrica.
Pero el flujo hacia los mercados emergentes de Europa —como Bulgaria, Hungría, Polonia y Rumania— aumentó de 16.400 millones de dólares en 2001 a 23.900 millones este año, así como los de Asia del Pacífico —China, India, Indonesia y Malasia, entre otros— , de 53.400 millones a 60.700 millones.
Dallara dijo que el temor a un contagio llevó a los principales operadores de inversiones a actuar con cautela en los mercados emergentes, pero aseguró que el IFF estudia mecanismos para minimizar esos riesgos en el futuro.
El IFF considerará la formación de un grupo de trabajo que reúna a inversores en los mercados emergentes, aseguradoras y operadores financieros clave para estudiar medidas con el fin de mejorar los mecanismos del mercado, dijo.
Dallara también urgió a los mercados emergentes a liberalizar sus economías aun más.
El modelo de libre mercado no fracasó. Por el contrario, no se lo aplicó con suficiente consistencia. Los mercados emergentes necesitan políticas fiscales y monetarias adecuadas. Si las postergan, aunque sea por seis meses o un año, los costos pueden ser enormes, afirmó.
La Corporación Financiera Internacional (CFI), rama del Banco Mundial que fomenta la inversión privadas en el mundo en desarrollo, tiene en cuenta los riesgos que afrontan los mercados emergentes y continuó, en consecuencia, prestando dinero a compañías, dijo a IPS el jefe del organismo, Peter Woicke.
Nuestra mayor preocupación es que los prestamistas comerciales no quieren ir a los mercados emergentes, en especial a los de América Latina. Estamos yendo a esos países, con la esperanza de que los banqueros nos sigan, dijo Woicke.
Los préstamos del CFI a los mercados emergentes aumentaron 14 por ciento este año, a 3.100 millones de dólares.
La inversión extranjera directa al mundo en desarrollo es una de las principales víctimas de la desaceleración de la economía mundial, advirtió esta semana la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad). (FIN/IPS/tra- eng/em/ml/mj/02