La meridional ciudad brasileña de Sao Paulo comenzó a consolidarse como centro internacional de la música clásica, tras la construcción en una antigua estación de ferrocarril de una sala considerada entre las mejores del mundo.
Un ejemplo de esa repercusión es la gira de un mes que la Orquesta Sinfónica del Estado de Sao Paulo (Osesp) iniciará el 24 de octubre, para realizar 22 conciertos en 20 ciudades de Estados Unidos, incluyendo Nueva York, Los Angeles y Washington.
La invitación de los promotores artísticos estadounidenses certifica la alta calidad adquirida por la orquesta, gracias a la profunda reforma encarada a partir de 1997 por el nuevo director y responsable de la Sala Sao Paulo de Conciertos, John Neschling.
Las medidas iniciales fueron drásticas. Neschling, un brasileño que ya había dirigido teatros en Francia, Italia y Suiza, sustituyó la mitad de los músicos tras someter a todo el plantel a una evaluación, triplicó los sueldos y exigió una sede adecuada a una gran orquesta, después de rechazar tres teatros.
La solución encontrada fue construir la Sala Sao Paulo de Conciertos, que contribuyó decisivamente para calificar la Osesp y dotar a esta ciudad de un local que, según el ex secretario estadual de Cultura, Marcos Mendonça, está en el mismo nivel del Boston Symphonic Hall, el Musikvereinssaal de Viena y el Concertgebouw de Amsterdam.
Para construir la Sala de aprovechó de modo ingenioso la estación Julio Prestes, la antigua sede administrativa y punto de partida de los trenes de la Estrada de Ferro (Ferrocarril) Sorocabana.
La obra formó parte de la revitalización del gran edificio, construido entre 1928 y 1936 al estilo Luiz XVI modernizado que, según el autor del proyecto, el arquitecto Christiano Stockler das Neves, combina el gusto francés con la comodidad estadounidense, en líneas clásicas sobrias.
La transformación de la estación en un centro cultural ya estaba prevista en los planes de recuperación del barrio Campos Eliseos, ubicado cerca del centro de Sao Paulo y deteriorado por el comercio callejero, la prostitución y la concentración de población marginada.
La Sala Sao Paulo de Conciertos ganó cuerpo en lo que era el jardín interno del edificio histórico, es decir que las paredes externas se convirtieron en internas, con sus altas columnas expuestas y separando los balcones elevados.
Sus instalaciones cumplieron las mejores técnicas, con minuciosidad, luego de un año y medio de trabajos, y el teatro fue inaugurado en julio de 1999. Además de la belleza arquitectónica, el sistema acústico es una de las grandes ventajas sobre otros teatros.
El sonido es mucho mejor que el del Lincoln Center, de Nueva York, aseguró Marcelo Costa Santos, un economista que vivió en esa ciudad estadounidense en 1995 y 1996, encantado con los conciertos en el famoso teatro local.
Santos se decepcionó al regresar este año a Nueva York, luego de haberse acostumbrado al excelente sonido de la Sala Sao Paulo, que tiene capacidad para 1.509 espectadores.
Esa calidad acústica se debe a la disposición de palcos y mezzaninos y del foro superior compuesto de piezas cuadras y móviles, que permiten modificar el espacio y las superficies de reflexión sonora, adecuándolos a cada presentación, según el tipo de música y de instrumentos.
La Sala Sao Paulo de Conciertos es la primera a tener el foro totalmente móvil, según el ingeniero Ismael Solé, responsable de la realización de las obras de revitalización de la estación Julio Prestes.
La solución adoptada logró conciliar la flexibilidad acústica con la visibilidad del conjunto arquitectónico de la Sala, explicó Nelson Dupré, el arquitecto que se hizo cargo de adaptar el jardín para uso sinfónico.
Para eso contó con la ayuda de Artec, una empresa estadounidense de consultoría en acústica, que participó en la construcción de muchas de las mejores salas musicales del mundo. La obra se completa con un estacionamiento para 600 automóviles.
La excelencia de la Sala Sao Paulo de Concierto se comprueba con las presentaciones de orquestas sinfónicas reconocidas internacionalmente, como las de Viena, Chicago, Nueva York y la de la ciudad rusa de San Petersburgo, una por mes en promedio, informó la responsable de comunicación social de la Osesp, Viviana Morilla.
La contrapartida fue la afluencia de espectadores, que el año pasado llegó a casi 180.000, para presenciar la actuación de la orquesta local, cada jueves y sábado, y del Coro de la Osesp, conformado por niños y niñas. También se creó una escuela de músicos.
La modalidad para convocar espectadores incluye un sistema de suscripción innovador en Brasil, mediante el cual los interesados pueden adquirir boletos con anticipación y para un largo periodo. Por ese sistema ya se vendió 60 por ciento de la frecuencia de espectáculos hasta 2004. (FIN/IPS/mo/dm/cr/02