AMBIENTE: La humanidad remienda la capa de ozono

Las observaciones en la atmósfera inferior (troposfera) demostraron que continúa la lenta disminución de los productos que destruyen el manto de ozono respecto de los valores máximos registrados entre 1992 y 1994.

Los tratados internacionales para la protección de la capa de ozono comienzan a surtir efecto, concluyó la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en su última evaluación científica de ese escudo natural que filtra las radiaciones ultravioletas del sol.

El cloro se encuentra en declinación, aunque el bromo, otro de los devoradores del ozono, sigue creciendo en la troposfera. Sin embargo, su aumento es menor al verificado en 1998 por la OMM.

El hueco de ozono sobre la Antártida, descubierto a comienzos de los años 80, debería desaparecer a mediados del presente siglo, señaló Mo Lagarde, portavoz de la OMM.

La comunidad internacional aprobó en 1985 la Convención de Viena sobre la Protección de la Capa de Ozono y dos años después el Protocolo de Montreal, con sus posteriores reformas, dos instrumentos concebidos para desterrar la producción y el consumo de los productos aniquiladores del ozono.

La OMM comprobó con su última evaluación que ”el Protocolo de Montreal funciona”.

El hueco de la capa de ozono, causado por las sustancias que el Protocolo controla, debe comenzar a cerrarse en la próxima década aproximadamente, estimó la agencia internacional.

La eficacia del Protocolo se comprueba también en la zona superior de la atmósfera, la estratosfera, donde la presencia de los gases que agotan el ozono está actualmente en su apogeo o muy cerca de él, dijo Lagarde.

La recuperación del escudo de ozono a mediados de este siglo, el plazo previsto, exige que las naciones cumplan con las disposiciones del Protocolo de Montreal y sus reformas y que los demás factores actuantes permanezcan constantes.

Por ejemplo, una nueva erupción volcánica como la del Monte Pinatubo, de Filipinas, en 1991, puede lanzar a la estratosfera partículas perjudiciales para la capa de ozono.

La OMM observó que el agotamiento del ozono y el efecto invernadero, causante del cambio climático, están interconectadas por procesos químicos y físicos comunes.

Por ejemplo, la disminución de los gases clorofluorocarbonos (CFC) en la atmósfera debido a la aplicación del Protocolo de Montreal determina también la declinación de la contribución de esos gases al efecto invernadero.

En cambio, los sustitutos de los CFC, los hidrofluorocarbonos (HFC) aumentarán el efecto invernadero, causante del calentamiento del planeta.

Todos esos elementos químicos provienen de fuentes industriales y su presencia en la atmósfera es una consecuencia de la actividad humana.

El análisis de muestras de aire atrapado bajo los glaciares desde fines del siglo XIX comprobó que en aquel tiempo era insignificante la existencia de esos gases.

Las observaciones realizadas impiden afirmar que el hueco de ozono haya alcanzado su máxima dimensión, advirtió la OMM. Por otra parte, la apertura del hueco, que comienza a fines de julio y principios de agosto, se prolonga actualmente más tiempo.

En la década de los 80 desaparecía a comienzos de noviembre, pero en los años 90 no lo hacía sino hasta los primeros días de diciembre.

En términos globales, durante el período 1997-2001, la capa de ozono resultó tres por ciento inferior al promedio de 1964-1980, cuando el hueco aún no había sido descubierto.

Pero el promedio más bajo correspondió al período 1992-1993, con un nivel cinco por ciento inferior al de 1964-1980.

En los trópicos, que se extienden entre los 25 grados de latitud norte y sur, no se observan tendencias significativas en la columna de ozono.

Las diferencias aparecen en la comparación entre el hemisferio norte, que abarca las latitudes medias de 35 a 60 grados norte, y el hemisferio austral, con iguales coordenadas al sur.

Entre 1997 y 2001, la columna de ozono del hemisferio norte fue de tres por ciento inferior al promedio de los valores anteriores a 1980. En cambio, en el sur fue seis por ciento más baja.

En el Artico, las pérdidas de ozono se verifican en las estaciones de invierno y primavera y muestran variaciones marcadas debido a los cambios en las condiciones meteorológicas en la estratosfera de un invierno a otro.

En la temporada 1999-2000, caracterizada por muy bajas temperaturas, las pérdidas de la capa de ozono resultaron significativas. En contraste, durante el invierno ártico más cálido de 1998-1999, su disminución fue escasa.

Tres de los últimos cuatro inviernos árticos han sido cálidos, con pequeñas reducciones de ozono. En cambio, seis de los nueve inviernos previos fueron fríos, con grandes pérdidas de ozono.

Aunque el agotamiento del ozono en el Artico es muy variable y díficil de predecir, los científicos de la OMM creen improbable que en esaa región se pueda presentar en el futuro un agujero de semejante al de la Antártida, dijo Lagarde.

La capa de ozono continuará presentando en general una vulnerabilidad muy particular durante la próxima década, aún en el caso de que todos los estados cumplan fielmente con las disposiciones de los tratados que la protegen, afirmó la portavoz. (FIN/IPS/pc/ff/en/02

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