AMBIENTE: Inversiones limpias son costosas y complicadas

Los costos y complejidad del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), previsto en el Protocolo de Kyoto sobre cambio climático para facilitar inversiones en proyectos no contaminantes, impiden que los países pobres aprovechen su potencial.

El MDL comenzará a operar una vez que el Protocolo, aprobado en 1997, entre en vigencia, lo cual ocurrirá cuando Rusia y Canadá lo ratifiquen. Sin embargo, la secretaría de la Convención de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático ya comenzó a recibir los proyectos.

El mecanismo permite a los países industrializados, obligados por el Protocolo a reducir su emisión de gases de efecto invernadero, disminuir su ritmo de reducción si a cambio inverten en proyectos que empleen fuentes ”limpias” de energía en el mundo en desarrollo.

Pero las naciones pobres están reaccionando con lentitud.

”Los países en desarrollo no están aprovechando al máximo el MDL a causa de la incertidumbre sobre las normas” que regirán el mecanismo, dijo la activista Rebecca Carr, del Centro para el Manejo del Carbón de Edimburgo.

”Cada proyecto debe desarrollar sus propios sistemas y criterios para producir, calcular y manejar sus emisiones” de gases invernadero, un trámite ”complicado y caro”, explicó Carr.

El Protocolo de Kyoto prevé la reducción de las emisiones de gases invernadero, a los que la mayoría de los científicos atribuyen el recalentamiento planetario. El principal de esos gases es el dióxido de carbono, generado por la quema de combustibles fósiles como petróleo, gas y carbón.

Según el tratado, los países industrializados deberán reducir para 2012 sus emisiones de gases invernadero a volúmenes cinco por ciento inferiores a los de 1990. Ese porcentaje podría ser reducido mediante el financiamiento de proyectos en el marco del MDL.

El experto en clima del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales, Jeff Fiedler, pronosticó que en el primer año de vigencia del Protocolo se presentarán entre 100 y 200 proyectos.

Algunos de ellos ya comenzaron a ser implementados, por ejemplo un programa para generación de energía a partir de biomasa (conversión de residuos animales y vegetales en combustible ”limpio”) en India, centrales hidroeléctricas en Panamá y en Uganda e iniciativas basadas sobre gas natural en Brasil.

Varias organizaciones ambientalistas, como Greenpeace Internacional, objetan con firmeza este mecanismo, con el argumento de que entorpecerá la reducción de la contaminación mundial.

En cambio, muchos expertos coinciden en que el MDL ofrece un camino para que las naciones pobres se beneficien con el Protocolo, siempre que los inversores encuentren un sistema con costos atractivos.

El MDL es uno de los aspectos ”flexibles” del Protocolo, similar al comercio de emisiones también previsto por el tratado.

En efecto, el instrumento indica que si un país emite menos dióxido de carbono que los límites establecidos en el Protocolo, puede vender su ”diferencia” como derechos de emisión a otra nación contaminante.

Del mismo modo, según el MDL, una central de carbón de Gran Bretaña puede adquirir derechos de emisión de dióxido de carbono financiando proyectos para reducir los gases invernadero en otros países.

”El MDL tiene la capacidad de promover el desarrollo sustentable. La clave será hacerlo accesible a las comunidades rurales de los países en desarrollo”, opinó Carr.

El proceso se inicia con la propuesta de un inversor, que es dirigida a un país donde se pondrá en práctica la iniciativa, al consejo directivo del MDL y a un auditor independiente, que debe avalar el proyecto.

Todas las iniciativas deben incluir un informe detallado sobre la cantidad de dióxido de carbono que permitirán reducir, así como un plan de control.

Cada proyecto es sometido entonces a un proceso de discusión pública de 30 días, aunque los críticos afirman que esto no asegura que los ciudadanos de los países receptores puedan participar en la toma de decisiones.

Más bien, gobiernos y empresas tienen amplio espacio para dar luz verde a los proyectos con escasa supervisión, dijo Fiedler.

”Grupos como la Coalición de Pueblos Indígenas (una organización no gubernamental reconocida por la ONU) están muy preocupados por esto”, sostuvo.

”Les preocupa que personas con mucho dinero lleguen a las tierras de las que depende sus sustento y comiencen a hacer cosas sobre las que no tendrán ningún control”, explicó Fiedler.

Un nuevo fondo del Banco Mundial, destinado a alentar la participación local para evitar polémicas obras de gran envergadura, podría sentar las bases de los proyectos de bajo costo que se necesitan para atraer inversores, concedió Fiedler.

Este fondo, disponible para 64 países en desarrollo, pondrá énfasis en las fuentes renovables de energía, eficiencia energética, conversión de residuos sólidos y agroforestación.

Un ejemplo de estas iniciativas podría ser el reemplazo de lámparas a kerosene por luces alimentadas con electricidad obtenida de paneles solares.

El fondo ”constituirá una mejora real en la vida de los pobres”, opinó la ministra de Educación Superior, Ciencia y Tecnología de Mozambique, Lidia Brito.

Algunos expertos no creen que el MDL tenga el alcance y la buena administración que el comercio de emisiones, en especial porque Estados Unidos se retiró del Protocolo de Kyoto.

”Hasta ahora, la conducta de los países industriales constituye una gran decepción”, apuntó el director del Programa de Políticas sobre el Clima Internacional del Instituto de Economía Internacional de Hamburgo, Axel Michaelowa.

Michaelowa teme que ”sólo se lleven a cabo los grandes proyectos en circunstancias favorables. Los más pequeños se verán abrumados por los altos costos que exige la aprobación del MDL, aun cuando obtengan tratamiento especial”, sostuvo.

”Muchos gobiernos sólo hablan de clima, pero no introducen instrumentos políticos que darían claros incentivos financieros a los contaminantes”, subrayó.

”Es común que los emisores (de gases invernadero) adopten acuerdos voluntarios que no son más que negocios habituales”, y en consecuencia ”no hay incentivos para que busquen ingresar al MDL”, añadió.

Otro aspecto polémico del MDL es que las inversiones propuestas deben tener ”adicionalidad”, una fantasiosa forma de de decir que los proyectos no se habrían llevado a cabo de otro modo. Algunos expertos se preguntan cómo se calibrará este ”universo paralelo”.

Según las actuales normas del MDL ”los créditos otorgados espuriamente a proyectos que podrían llevarse a cabo sin el MDL, sumarían como máximo 600 millones de toneladas de carbono”, sostuvo la organización Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).

El resultado sería un aumento neto de emisiones de dióxido de carbono bajo el MDL, lo que lo convertiría en un ejercicio orientado a las ganancias en lugar de un instrumento para el desarrollo sustentable, alegan los ambientalistas.

Pero no todos coinciden con esta visión. ”Siempre hay barreras a la implementación inicial de cualquier programa nuevo, también a éste”, dijo el experto Richard Morgenstern, miembro del grupo de estudios Recursos para el Futuro, con sede en Washington.

”La clave es la experiencia. Diseminar información sobre cómo funciona el programa es esencial para su éxito. Esta información, a su vez, permitirá a los empresarios del mundo en desarrollo e industrial desarrollar proyectos creativos que produzcan tanto beneficios locales como globales”, concluyó Morgenstern. (FIN/IPS/tra-eng/ks/ml/mj-dcl/en/dv/02

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