La transformación del Grupo Consultivo Internacional para la Investigación Agrícola (CGIAR) en la red Future Harvest (Cosecha del Futuro) evidencia la variación de metas de los más importantes centros de investigación agrícola del mundo.
El CGIAR, compuesto por centros de investigación de diversos lugares del mundo, fue creado en 1971 a instancias del Banco Mundial, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
El objetivo era combatir el hambre y aportar seguridad alimentaria a las naciones en desarrollo.
En los últimos años, el CGIAR y sus centros de investigación incorporaron a sus programas los llamados temas críticos globales: el ambiente, la biodiversidad y el clima mundial.
Esto no significa el abandono de la meta de la productividad agraria, sino la incorporación de los problemas fundamentales que la humanidad enfrenta en este momento, en busca del desarrollo de una agricultura ecológica, autosostenible, explicó Willy Roca, jefe del Proyecto de Biodiversidad del Centro Internacional de la Papa (CIP), radicado en Lima y asociado al CGIAR.
La red Future Harvest no es un cambio de rumbo, sino un paso adelante. Es una nueva etapa, que recoge los criterios actuales de la comunidad científica internacional en pos de un desarrollo agrícola balanceado, ecológico y auto sostenible, dijo Roca a IPS.
En los años 50 y 60 se realizó la llamada revolución verde para aumentar la productividad de los cultivos mediante el énfasis en el empleo de fertilizantes químicos e insecticidas más poderosos y mediante el mejoramiento de semillas.
La revolución verde alcanzó su objetivo social urgente, pues hizo retroceder el fantasma del hambre y acabó con la insuficiencia en la producción alimentaria en varios países. Perú, deficitario en materia de producción de arroz, se convirtió en exportador de ese cereal.
Pero los nuevos procedimientos originaron problemas imprevistos. Los insumos químicos provocaron desequilibrios ambientales y la uniformidad de cultivos favoreció la expansión de nuevas plagas .
El caso del arroz peruano es también un ejemplo claro. En los nuevos arrozales sembrados en la selva prosperaron las ratas, por la abundancia de granos y la ausencia de los predadores naturales que las controlaban.
Geoffrey Hatwin, director general del Instituto Internacional de Recursos Fitogenéticos (IPGRI), advirtió en junio en Roma que la dependencia de la alimentación mundial de una cantidad progresivamente menor de cultivos aumenta la vulnerabilidad de la agricultura frente a las pestes y el cambio climático.
El reemplazo de miles de variedades locales por unos pocos cultivos uniformes en enormes superficies de producción durante los últimos 50 años es una de las mayores amenazas a la seguridad alimentaria en el futuro, advirtió Hatwin, al demandar el cuidado y respeto de la biodiversidad
El CGIAR fue creado en base a cuatro centros de investigación agrícola ya existentes, y luego se asoció con otros y promovió algunos más. Ahora está conformado por 16 centros.
Los centros del CGIAR están a cargo de la investigación y desarrollo de un determinado producto o técnica: arroz, maíz, pastos, legumbres, cultivos en suelos áridos y semiáridos, optimización del riego, cultivos tropicales, producción ganadera, uso y conservación de recursos genéticos.
El Centro Internacional de Agricultura Tropical, con sede en Cali, Colombia, se ocupa de la investigación y mejoramiento de cultivos tropicales, con incidencia en la identificación de pastos y legumbres para los diferentes agrosistemas del trópico.
En México se encuentra el Centro Internacional para el Mejoramiento del Maíz y el Trigo, en Perú el CIP, especializado en el mejoramiento de la papa y otros tubérculos andinos.
En Indonesia se halla el Centro Internacional para la Investigación Forestal, y en Aleppo, Siria, el Centro Internacional de Investigación Agrícola, dedicado al estudio de los sistemas agroforestales del oeste de Asia, el norte de 5frica y el Sahara.
También hay institutos asociados al CGIAR en Filipinas, Sri Lanka, Africa occidental, India, Kenia y en tres países del Norte industrial: Estados Unidos, Italia y Holanda.
La especialización técnica de cada centro no será abandonada. Dentro de la red Future Harvest, esos institutos proseguirán sus específicas áreas de investigación, pero trabajaran en el marco de una corriente de integración con los conceptos actuales sobre las problemas globales del planeta, dijo Roca.
El CGIAR está financiado con el aporte de 58 países y organizaciones internacionales, pero cada uno de los centros de investigación que lo integran puede conseguir donantes para sus propios proyectos.
La biodiversidad, que es parte de la tarea de todos los centros filiales del CGIAR, es también un asunto encarado en términos globales a través de un proyectado fondo mundial para financiar la conservación de los recursos genéticos.
Se trata del Fondo de Conservación Mundial (Global Conservation Trust), que fue presentado el 29 de agosto en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible, en Johannesburgo, Sudáfrica.
Las instituciones nacionales, regionales e internacionales dedicadas a salvaguardar la diversidad de los cultivos y cualquier banco de genes podrán recibir fondos del Fondo, dijo el director del IPGRI, Hawtin.
Este beneficio estará a disposición, incluso, de agricultores comunitarios que cuenten con bancos de genes, afirmó Hawtin.
Esto asegurará la seguridad alimentaria, señaló el experto en genética vegetal M.S. Swaminathan, del Centro para la Investigación sobre Agricultura Sustentable y Desarrollo Rural de India. Se han echado los cimientos para la seguridad genética del futuro, agregó. (FIN/IPS/al/ff/dv/02