El contrabando mundial de cigarrillos asciende a 20.000 millones de paquetes al año, lo que priva a los gobiernos de entre 20.000 y 30.000 millones de dólares en concepto de impuestos no cobrados, aseguró la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La cantidad de cigarrillos contrabandeados equivale a la cuarta parte de la producción destinada a la exportación, afirmó la OMS, agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Altos ejecutivos de compañías tabacaleras procuran controlar y explotar el contrabando como parte de una estrategia de mercadeo dirigida a aumentar las ganancias, una práctica que perjudica tanto la salud como la economía, sostuvo el director ejecutivo de Enfermedades no Contagiosas de la OMS, Derek Yach.
Los cigarrillos contrabandeados son cigarrillos baratos, lo cual, a su vez, significa mayor consumo entre jóvenes y pobres, dijo Yach ante funcionarios policiales y sanitarios y representantes de organizaciones no gubernamentales de 145 países.
Además, esos cigarrillos no están sometidos a regulaciones impuestas por diversos países al etiquetado y a los aditivos al tabaco, así como a la venta del producto a menores, afirmó el funcionario.
La reunión de tres días celebrada a fines de julio en la sede de la ONU fue organizada por el gubernamental Buró de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego de Estados Unidos, con miras a la quinta y penúltima ronda de negociaciones para la Convenio Marco para la Lucha Antitabáquica, que se celebrarán en octubre en Ginebra.
La OMS divulgó en julio un borrador del tratado, que se negocia desde octubre de 2000 y cuya aprobación se prevé para mayo próximo.
Organizaciones no gubernamentales que participan en las negociaciones afirman que el borrador del convenio no le da preeminencia a la salud pública sobre el comercio, y exigen la prohibición de todas las formas directas o indirectas de publicidad, promoción y patrocinio del tabaco.
Los activistas cuestionaron al gobierno de Estados Unidos por asegurarse, como organizador de la reunión de julio en Nueva York, de que participaran representantes de la industria tabacalera.
Las gigantescas transnacionales del tabaco se benefician del contrabando y no deberían ser invitadas aquí, dijo la directora ejecutiva de la organización estadounidense Infact.
Pero esta conferencia debe ser abierta y transparente, pues hay muchas, muchas partes interesadas, dijo, por su parte, un alto funcionario del Buró.
El gobierno de George W. Bush es rehén de las corporaciones tabacaleras porque, según el no gubernamental Centro para una Política Responsable, éstas aportaron siete millones de dólares a su campaña electoral, aseguraron activistas.
La principal compañía tabacalera estadounidense, Philip Morris, donó más de 800.000 dólares al Partido Republicano de Bush, calculó el Centro.
Los negociadores del gobierno estadounidense procuraron debilitar las cláusulas del tratado internacional sobre publicidad de tabaco, etiquetado de cigarrillos, impuestos, fumadores pasivos y otros asuntos vitales, dijo el diputado Henry Waxman en una carta al presidente Bush en noviembre.
El equipo negociador estadounidense promovió reiteradamente posiciones formuladas específicamente por Philip Morris, aseguró Waxman, del Partido Demócrata.
Las similitudes entre las recomendaciones de Philip Morris al gobierno de Bush en marzo de 2001 y las enmiendas al borrador del tratado propuestas por la delegación estadounidense apenas seis semanas después son evidentes, dijo el legislador.
Entre las objeciones de la empresa figuran la obligatoriedad de etiquetado de advertencia y la prohibición mundial de la publicidad de tabaco, propuestas que ya habían cosechado la adhesión de docenas de países, dijo Waxman.
Las compañías tabacaleras afirman que los altos impuestos son la principal causa del contrabando, pero activistas sostienen que aun si se los redujera en todo el mundo el tráfico ilegal se mantendría.
Actualmente hay 1.297 millones de fumadores en el mundo, la mayoría en países en desarrollo. (FIN/IPS/tra-eng/hr/ml/mj/he/02
