FILIPINAS: Prueba de fuego para insurgentes comunistas

El Partido Comunista de Filipinas y su brazo armado, el Nuevo Ejército del Pueblo, fueron incluidos en la lista estadounidense de ”organizaciones terroristas extranjeras”, y muchos se preguntan si podrán sobrevivir como lo han logrado en 33 años de ilegalidad y crisis internas.

Desde 1969, esas organizaciones, fundadas con inspiración en la ideología del líder comunista chino Mao Zedong, actuaron en la clandestinidad y enfrentaron operaciones contrainsurgentes de cinco gobiernos, incluyendo al de Ferdinand Marcos, elegido en 1965 y dictador de 1972 a 1986.

También superaron la crisis de los regímenes comunistas desde fines de los años 80 y una gran escisión en 1992.

El secretario de Estado (ministro de Relaciones Exteriores) estadounidense, Colin Powell, afirmó que la inclusión en la lista de grupos terroristas del partido y su brazo armado (CPP y NPA, respectivamente, por sus siglas en inglés) se decidió tras una ”exhaustiva revisión de sus actividades violentas”.

Washington presiona al gobierno de Holanda para que congele cuentas bancarias del CPP-NPA en ese país, donde reside desde los años 80 su fundador, José María Sison, en calidad de refugiado político.

En los últimos años, la insurgencia filipina más notoria fue la de grupos que reivindican el islamismo, combatidos en la actualidad con apoyo de Washington, pero la guerrilla comunista es la más antigua de Asia, y tanto el gobierno como las Fuerzas Armadas la consideran ”la amenaza número uno a la seguridad nacional”.

Las autoridades declararon derrotado al CPP-NPA en los años 90, cuando su actividad guerrillera se debilitó mucho, pero en los últimos tiempos admiten que es más fuerte que nunca.

Según el gubernamental Consejo de Seguridad Nacional, los comunistas contaban con unos 2.000 combatientes armados y presencia en 445 aldeas a mediados de los años 90, y tienen en la actualidad unos 12.000 combatientes armados y presencia en 1.671 aldeas.

Ese crecimiento se debe al gran número de personas pobres y sin tierra en áreas rurales, y a la ”campaña de rectificación” impulsada por los dirigentes comunistas, que eliminó el cobro forzado de ”impuestos revolucionarios” y otros abusos contra campesinos.

La presidenta filipina, Gloria Macapagal Arroyo, elogió la decisión estadounidense y sostiene que acorralar al CPP-NPA puede forzarlo a reanudar negociaciones de paz con el gobierno, interrumpidas el año pasado luego de que el NPA asesinó a dos legisladores.

En la actualidad, Sison asegura que no habrá conversaciones de paz mientras gobierne Arroyo, elegida vicepresidenta en 1998, quien sustituyó en enero del año pasado al derrocado Joseph Estrada para completar un mandato que terminará en 2004.

La inclusión del CPP-NPA entre los blancos de la campaña internacional antiterrorista de Washington es cuestionada en el país, que no cuenta con una definición penal del terrorismo, aunque un proyecto en la materia fue presentado al parlamento por la legisladora Imee Marcos, hija del ex dictador.

”Los integrantes del CPP-NPA son rebeldes, no terroristas”, sostuvo el senador Rodolfo Biazon, ex comandante de las Fuerzas Armadas, quien dirigió combates contra esos insurgentes.

La congelación de cuentas bancarias puede ”incomodar” a la cúpula insurgente, que reside en la central ciudad holandesa de Utrecht, pero no asegura la derrota militar de los comunistas, que tienen presencia en todo el país, porque ”declarar terrorista al CPP-NPA es una cosa, y atacarlo como tal es otra”, advirtió.

Estados Unidos no puede extender a todo el territorio filipino maniobras militares de entrenamiento como las que realizó durante seis meses en la meridional región de Basilan, para apoyar a las Fuerzas Armadas locales contra el grupo extremista islámico Abu Sayyaf, señaló Biazon.

Operaciones similares en gran escala tendrían ”imprevisibles consecuencias”, y a Washington ”ya le resulta difícil justificar su presencia militar en el sur del país, de modo que no sé cómo explicaría una campaña de persecución contra los comunistas por todas partes”, explicó.

”Estados Unidos necesita dos tipos de enemigos para mantener en funcionamiento su aparato militar-industrial”, opinó el legislador opositor Ronald Llamas, del izquierdista grupo Akbayan.

”Unos deben ser enemigos derrotables en corto plazo, con victorias como la de Afganistán (en 2001 sobre el movimiento Talibán, que controlaba la mayor parte del territorio afgano), y otros de mayor escala, como los de Corea del Norte, Irán e Iraq. Abu Sayyaf es del primer tipo, y el CPP-NPA del segundo”, apuntó.

Además, el involucramiento de Washington en la lucha contra los insurgentes comunistas le brinda una excusa para mantener presencia militar en el país, y Estados Unidos ”necesita a Filipinas como base de avanzada y segundo frente para su campaña antiterrorista”, agregó Llamas.

Washington procura un Acuerdo de Apoyo Logístico Mutuo con Manila, que permitiría el desarrollo de infraestructura militar estadounidense en territorio filipino.

Por otra parte, los intereses electorales de Arroyo la llevan a procurar la eliminación del CPP-NPA y de partidos izquierdistas con fuerte base militante como Bayan Muna (La Nación Primero), considerado por los militares una organización de fachada comunista, comentó Llamas.

El parlamentario Satur Ocampo, integrante de Bayan Muna y ex dirigente del CPP-NPA, sostuvo que el endurecimiento del gobierno contra la izquierda, sea clandestina o legal, se debe a creciente influencia de ”militaristas” en el gabinete ministerial de Arroyo.

”Hay un debate en curso entre los integrantes del gobierno, y puede haber una guerra muy cruenta contra el CPP-NPA, si los militaristas ganan”, afirmó.

Grupos anticomunistas y proestadounidenses han anado apoyo popular en los últimos tiempos, y Arroyo quiere que formen parte de su base social en las próximas elecciones presidenciales, según Llamas.

La presidenta ”da prioridad a lo popular sobre lo correcto, y eso es peligroso”, opinó Ocampo.

Arroyo ha calificado a los integrantes del grupo de Llamas de ”comunistas buenos”, y en los últimos tiempos de ”sólo izquierdistas”, para diferenciarlos del CPP-NPA, pero el legislador piensa que todas las fuerzas izquierdistas están bajo amenaza.

La presidenta ”trata de aislar al CPP-NPA, pero al mismo tiempo advierte a otros que pueden ser los próximos, si se transforman en una molestia”, sostuvo Llamas. (FIN/IPS/tra-eng/ms/js/mp/ip/02

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