DESARROLLO: Transnacionales crecen más que países

La importancia relativa de las compañías transnacionales en la economía mundial sigue en alza, pues han crecido a un ritmo más sostenido que los países, observó la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).

Las actividades de valor agregado de las 100 empresas transnacionales más grandes pasaron de representar 3,5 por ciento del producto interno bruto (PIB) mundial en 1990 a 4,3 por ciento en 2000, detalló esa agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

El valor agregado para las empresas se calcula con la suma de salarios y beneficios, depreciación y amortización, junto con los ingresos libres todavía de gravámenes.

Otra evidencia se desprende de la ubicación de 29 firmas multinacionales que figuran entre las 100 mayores economías del mundo, entremezcladas con algunos de los grandes países.

La empresa petrolera Exxon, la mayor en términos de valor agregado con 63.000 millones de dólares, aparece en el puesto 45 de una lista preparada por la Unctad.

La dimensión económica de Exxon es comparable a la de Chile, que se encuentra en el puesto 44, y superior a la de Pakistán, clasificado en el lugar 46.

La Unctad menciona que, por su tamaño económico, Nigeria se ubica en la posición 57, entre las firmas DaimlerChrysler y General Electric.

También precisó que la magnitud de las mayores empresas transnacionales, medida habitualmente por sus ventas, se compara a veces con las dimensiones de las economías de los países para sugerir la influencia de esas compañías sobre el desempeño económico mundial.

La información divulgada por la Unctad coincide con el debate que se desarrolla en otro organismo de la ONU en Ginebra, la Subcomisión de Promoción y Protección de los Derechos Humanos, sobre las responsabilidades de esas firmas respecto del derecho humanitario.

El borrador de un documento que estudia la Subcomisión menciona las tendencias mundiales que han acrecentado la influencia de las compañías multinacionales y de otras empresas comerciales en las economías de la mayoría de los países y en las relaciones económicas internacionales.

La influencia de esas empresas también ha sido motivo de comentarios por parte de organizaciones no gubernamentales que examinan la preparación de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable, que comenzará el 26 de este mes en la septentrional ciudad sudafricana de Johannesburgo.

El grupo de organizaciones no gubernamentales relacionadas con la actividad minera señaló que la conferencia de Johannesburgo es promovida por las empresas transnacionales, que en su mayoría ”son las peores contaminadoras del planeta”.

Christian Aid, un grupo originario de Irlanda y Gran Bretaña, sostuvo que el poder de las firmas multinacionales ha sido determinante en el proceso de la cumbre de Johannesburgo.

La agencia de la ONU, en la polémica sobre el verdadero poderío de esas grandes empresas, se basó en algunos criterios técnicos expuestos por dos investigadores belgas, que encontraron escasas evidencias del aumento de la influencia de las firmas en las últimas décadas.

Los economistas Paul de Grawe, de la Universidad de Lovaina, y Filip Camerman, del Senado de Bélgica, introdujeron una variante en su investigación.

En lugar de usar las ventas para determinar la dimensión de las firmas transnacionales, emplearon datos del valor agregado. La oficina especializada de la Unctad utilizó la misma referencia en su última evaluación.

Con esa base, De Grauwe y Camerman encontraron que las firmas multinacionales son ”sorprendentemente pequeñas”, comparadas con el PIB de muchas naciones.

En contraste con la Unctad, los investigadores llegaron a la conclusión de que el tamaño de esas compañías, relacionado con la dimensión de los países, ha tendido a disminuir en los últimos 20 años.

También hallaron escasas pruebas de que el poder económico y político de las firmas haya aumentado en los decenios recientes.

Las concepciones generalizadas al respecto han variado guiadas por modas que nada tenían que ver con la realidad económica, sostuvieron los investigadores.

Las ideas anticapitalistas que estaban de moda en los años 60 y 70 perdieron vigencia en la década del 80. Sin embargo, han vuelto a recobrar brío en la segunda mitad de los años 90, apuntaron los expertos.

De Grauwe y Camerman atribuyeron esos vaivenes a que la mente humana trata de comprender ”cómo funciona el sistema”. Ante la incertidumbre sobre el funcionamiento de la economía, la gente prueba una teoría que luego desecha por otra.

El resultado es que esas ideas y percepciones están sujetas a movimientos cíclicos prolongados, aún cuando la realidad no sigue esos movimientos, indicaron. (FIN/IPS/pc/dm/if/02

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