BRASIL: Merma de reforestación afecta industria y bosques nativos

La falta de inversiones en la reforestación comercial en Brasil amenaza importantes sectores industriales y puede contribuir al aumento de la tala de árboles de la Amazonia y de otras áreas de bosques nativos del país.

Esa amenaza no fue totalmente alejada pese a las respuestas positivas del gobierno al reclamo que realiza desde hace varios años la Sociedad Brasileña de Silvicultura (SBS), concretada a través de estímulos crediticios.

Las líneas de crédito abiertas este año por el gobierno de Fernando Henrique Cardoso, incluyendo la reforestación en planes de financiación agrícola, son ”importantes, pero insuficientes” para asegurar el abastecimiento a partir de la próxima década, dijo a IPS el superintendente de SBS, Rubens Garlipp.

La industria de papel y celulosa, de muebles, la construcción y sectores que aún usan la leña como fuente de energía, como plantas siderúrgicas y panaderías, son los grandes consumidores de madera y posibles afectados. La leña responde por 30 por ciento de la energía en muchos estados brasileños.

Las actividades basadas en los bosques nativos y sembrados representan 4,5 por ciento del producto interno bruto del país, involucra a 1,6 millones de empleos directos y casi 8,5 por ciento de las exportaciones, que equivale a 5.400 millones de dólares en 2001, según el Programa Forestal Nacional, creado hace dos años.

Brasil es el séptimo exportador mundial de celulosa, con 1.200 millones de dólares el año pasado. Los derivados de papel y celulosa alcanzaron en ese mismo lapso el doble de esos ingresos.

Tal desempeño es favorecido por la alta productividad de los bosques de eucalipto y las tecnologías empleadas por las grandes empresas del sector para el desarrollo de ese árbol originario de Australia, con mejoramiento genético y mucha inversión en investigación sobre su cultivo y aprovechamiento.

El eucalipto ganó tanta importancia en este país que una red de centros de investigación se dedica a descifrar su genoma, con el objetivo de mejorar su producción en un futuro no muy lejano.

La industria de muebles constituye otro sector prioritario de las exportaciones brasileñas. Su crecimiento en los últimos años fue acelerado, pero Brasil aún participa con apenas 0,83 por ciento del comercio mundial, que prácticamente se duplicó desde 1995 hasta alcanzar en la actualidad 60.000 millones de dólares.

Este sector ya sufre los efectos de la insuficiente inversión en reforestación, especialmente en el sur de Brasil.

La industria de muebles del meridional estado de Santa Catarina se vio obligada a importar madera de Argentina, ante la escasez de materia prima en esa jurisdicción y en los estados vecinos, Paraná y Río Grande del Sur.

La producción forestal exige inversiones de largo plazo, pues la maduración más precoz es de siete años, lo cual exige financiación a plazos de por lo menos ocho años, observó Garlipp.

El pinus, la especie más usada por la industria de muebles en el sur de Brasil, puede ser talado a partir de los siete años de edad, pero la madera más gruesa necesaria para los muebles sólo se obtiene después de 12 a 20 años, según las condiciones de tierra, clima y espacio entre los árboles.

La industria forestal tuvo un gran impulso en Brasil en los años 70 y 80 gracias a incentivos fiscales dispuestos en 1966. Sin embargo, la extinción de esos estímulos en 1986 y las dificultades de financiación a largo plazo en los años siguientes provocaron el actual déficit de reforestación, explicó Garlipp.

Es así que Brasil, con tierras, tecnología, productividad y demanda favorables a una industria forestal fuerte, se encuentra en la disyuntiva de intensificar la reforestación o perder un gran potencial del país y ampliar la deforestación.

Los bosques atlánticos (Mata Atlántica), que sólo cubren hoy siete por ciento de su área original, y la Amazonia, que perdió 15 por ciento de sus bosques, son las zonas más amenazadas.

La reforestación alcanza un promedio de sólo 250.000 hectáreas por año desde 1996, menos de las 630.000 hectáreas que Brasil necesita, señaló el director del Programa Forestal Nacional, Raimundo Deusdará Filho.

Para evitar un colapso de la oferta de madera en las próximas décadas, Deusdará Filho inició el mes pasado negociaciones con el Banco Mundial para obtener un préstamo de 100 millones de dólares, al cual el gobierno agregaría su contrapartida de 87 millones de dólares.

Esta y otras iniciativas, como atraer fondos de inversiones y crédito de los bancos de fomento, son necesarias a una industria forestal que carece de inversiones, aunque sea una de las más competitivas del mundo, sostuvo Garlipp.

Los bosques plantados empiezan a producir a partir de los siete años en Brasil, mientras los árboles de los países nórdicos, grandes productores de madera, necesitan hasta 10 veces más de tiempo para su maduración, comparó. (FIN/IPS/mo/dm/en if/02

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe