BRASIL-ALEMANIA: Protocolo de Kyoto viaja en automóvil a alcohol

Alemania y Brasil formalizarán en la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible, a iniciarse el lunes en Sudáfrica, un proyecto para construir automóviles en línea con el Protocolo de Kyoto, anunció este jueves el canciller brasileño Celso Lafer.

El presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso y el jefe de gobierno alemán Gerhard Schroeder suscribirán un primer acuerdo para promover la producción en Brasil, en lo posible antes de fines de 2003, de 100.000 automóviles impulsados con alcohol,

Cardoso y Schroeder participarán de la reunión también llamada ”Río más 10”, que se realizará hasta el 4 de septiembre en la nororiental ciudad sudafricana de Johannesburgo.

El proyecto prevé que el gobierno brasileño conceda a taxistas, empresas de alquiler de automóviles y organismos gubernamentales una exoneración de 1.000 reales (320 dólares) en el impuesto de venta para así estimular la adquisición de esos vehículos.

El incentivo tributario de unos 100 millones de reales (32 millones de dólares) de costo será pagado por el gobierno de Alemania.

El objetivo es reducir la emisión de dióxido de carbono, producido por la quema de gasolina y otros derivados del petróleo y que provocan el llamado efecto invernadero, causante del recalentamiento de la Tierra.

Alemania y Brasil buscan así anticipar la puesta en marcha del Mecanismo de Desarrollo Limpio, una de las vías de aplicación del Protocolo de Kyoto, un acuerdo mundial para reducir los gases que causan cambios climáticos.

Pero el aporte financiero alemán no será una donación sino la adquisición de créditos a ser considerados en la meta que Brasil tendrá que cumplir en el futuro.

Los 100.000 nuevos vehículos exigirán la producción anual de unos 430 millones de litros de alcohol en los próximos 10 años, período de vida útil previsto para los automóviles.

Ese proyecto bilateral puede permitir el relanzamiento del programa puesto en marcha por Brasil en los años 70 para sustituir petróleo importado, pero que fuera dejado de lado hace poco más de una década debido al abaratamiento relativo de la gasolina y la incertidumbre en el abastecimiento del alcohol.

Los automóviles impulsados a alcohol, que años atrás representaron más de 90 por ciento de los vehículos fabricados en el país, no alcanzan hoy siquiera 0,1 por ciento.

Los empresarios del sector cañero reclaman desde hace años la reactivación del llamado Proalcohol, incluso como una manera de estabilizar los precios del azúcar.

Sin embargo, ahora los cañeros cuentan como aliados el efecto invernadero y el Protocolo de Kyoto. El convenio con Alemania les permitirá a éstos ampliar su producción, crear más empleo y destinar más caña a la destilación de alcohol, evitando exceso de azúcar en el mercado.

El Protocolo de Kyoto fue aprobado en 1997, pero entrará en vigor sólo cuando se logre la ratificación de una cantidad de países que sume 55 por ciento de las emisiones mundiales de gases invernadero. Es meta parece difícil de alcanzar por el rechazo de Estados Unidos, responsable de un cuarto de esas emisiones.

Con el proyecto conjunto, Alemania y Brasil confirman su intención de asumir posiciones de liderazgo mundial en la cuestión ambiental.

Brasil presentará en la cumbre de Johannesburgo otras iniciativas, como la propuesta de que todos los países eleven a 10 por ciento hasta 2010 la participación de fuentes renovables en el consumo nacional de energía.

La Unión Europea, encabezada por Alemania, ya puso en marcha un programa similar y deberá, por tanto, apoyar la propuesta brasileña, ya aprobada por el resto de América Latina y el Caribe.

El alcohol carburante sería un importante instrumento para alcanzar esa meta. Brasil, con su experiencia, la tecnología desarrollada y los bajos precios de producción, podrá convertirse en gran exportador de ese combustible.

También China, India y Japón ya manifestaron interés en impulsar la sustitución de derivados petroleros por el alcohol, indicó el ministro brasileño de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior, Sergio Amaral.

El gobierno de Cardoso adoptó este jueves varias medidas ambientales, con las cuales busca fortalecer la posición del país en vísperas de la cumbre de Johannesburgo.

Se formalizó la Política Nacional de Biodiversidad, un plan producto de amplios debates en la sociedad, y se creó por decreto el Parque Nacional de Tumucumaque, considerado la mayor reserva de bosques tropicales protegidos del mundo, ubicado en el septentrional estado de Amapá.

También se tramita en el Congreso dos proyectos de ley que podrán alterar el modo de represión a los delitos ambientales, especialmente la biopiratería, y el manejo del patrimonio genético nacional.

Cardoso dijo que reclamará en Johannesburgo mayor ayuda de los países ricos a la protección ambiental en Brasil, ya que los recursos naturales y los bosques brasileños son vitales para la humanidad.

Por sus realizaciones e iniciativas, Brasil está calificado para ejercer un liderazgo en el área ambiental, sostuvo. (FIN/IPS/mo/dm/en if/02

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