AUSTRALIA: Ex primeros ministros critican política contra Iraq

Sendos ex primeros ministros de Australia, de los dos mayores partidos, se sumaron a las críticas contra el gobierno por arriesgar exportaciones de trigo a Iraq por valor de 449 millones de dólares, al apoyar planes de Washington para atacar a Bagdad.

El gobierno iraquí, principal comprador de trigo australiano, suspendió el fin de semana todas sus adquisiciones de ese grano y amenazó con cesarlas por completo, debido a la ”posición hostil” del gobierno del primer ministro John Howard, del centroderechista Partido Liberal.

Iraq había suspendido el mes pasado una compra de 500.000 toneladas, y mantiene detenidos cuatro barcos australianos cargados de trigo en su puerto de Umm Qasr, para lo cual invoca presunta contaminación.

El encargado de asuntos comerciales iraquíes en Australia, Saad al-Samarai, criticó el fin de semana al gobierno de Howard por emplear ”un lenguaje de hierro” contra el presidente de Iraq, Saddam Hussein.

”Es como si Australia tuviera algo contra Iraq, como si Iraq se preparara para atacar a Australia”, dijo a periodistas al anunciar la suspensión de compras.

El país exporta unos dos millones de toneladas de trigo anuales a Iraq, por valor de 449 millones de dólares, en el marco del programa Petróleo por Alimentos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que administra excepciones al embargo contra Bagdad vigente desde la invasión iraquí a Kuwait de 1990.

Al-Samarai dijo que la decisión de Bagdad se debía, entre otras cosas, a las declaraciones realizadas el mes pasado en Washington por el ministro de Relaciones Exteriores australiano, Alexander Downer.

Downer sostuvo en Washington el 11 de julio, tras reunirse con el secretario de Estado (ministro de Relaciones Exteriores) de Estados Unidos, Colin Powell, que ”sólo un tonto” apoyaría una política de conciliación con Saddam Hussein.

”Quiero destacar que no tenemos nada contra los agricultores de Australia, pero estamos preocupados por la política exterior del gobierno australiano”, añadió Al-Samarai.

El ex primer ministro Malcolm Fraser, integrante del Partido Liberal como Howard, expresó el lunes su preocupación por las consecuencias comerciales de la actitud adoptada ante la cuestión iraquí.

”La retórica (gubernamental) no se adecua a los hechos. ¿Por qué debemos ponernos a la vanguardia (de las posiciones contra Iraq), y poner en peligro importantes mercados? ¿Debemos realmente ir a la guerra tras Estados Unidos? El debate sobre los intereses nacionales ha sido escaso o nulo”, dijo a periodistas.

El ex primer ministro Bob Hawke, quien apoyó desde el gobierno la Guerra del Golfo contra Iraq, en 1991, señaló que Howard ”casi va más allá que Estados Unidos” en materia de retórica contra Bagdad.

Los esfuerzos diplomáticos para resolver la cuestión iraquí deben agotarse ”antes de enviar a un solo soldado australiano contra Saddam Hussein o derramar una sola gota de sangre australiana” en Iraq, dijo a la red de televisión Nine TV Network.

”En la fase actual de los acontecimientos, me opongo por completo al amplio apoyo que el gobierno brinda” a los planes belicistas de Washington, enfatizó.

”Es preciso emplear todos los medios diplomáticos disponibles para que los inspectores (de armas de la Organización de las Naciones Unidas) puedan volver a Iraq, y verificar los hechos” en relación con el presunto desarrollo iraquí de armas de destrucción masiva, sostuvo Hawke.

El Consejo de Seguridad de la ONU decidió supervisar el desarme químico y nuclear de Iraq, y la conflictiva implementación de ese control en los últimos años es una de las razones invocadas como justificación del proyectado ataque contra Bagdad.

Los inspectores de la ONU, encabezados por el australiano Richard Butler, fueron expulsados por Saddam Hussein a fines de 1999, con el argumento de que actuaban en combinación con Washington para justificar nuevos ataques contra Iraq.

A comienzos de la semana pasada, el ministro de Relaciones Exteriores de Iraq, Naji Sabri invitó a los inspectores de armas de la ONU a visitar Bagdad para mantener ”conversaciones técnicas”.

”Queremos discutir el retorno de los inspectores. Si Iraq está dispuesto a considerar esa idea, hay formas de avanzar, y las exploraremos”, comentó el secretario general de la ONU, Kofi Annan.

”También hay que aclarar si existe evidencia de algún vínculo de Bagdad con Al Qaeda”, la organización acusada por Estados Unidos de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y Washington, antes de emplear medios militares, afirmó Hawke.

Pero John Howard e integrantes de su gabinete sugirieron que los Servicios Aéreos Especiales, la fuerza militar de elite del país, pueden participar en primera línea en el proyectado ataque contra Iraq, al igual que tropas británicas.

Es probable que ese ataque sea lanzado antes de fin de año, según expertos.

”Lo que What I have done is to take the Australian people into my confidence. There is nothing 'Rambo' about that. We are not out in front of America,” he told Cairns radio 846 on Monday.

El Consejo Australiano de Granos, que agrupa a productores agrícolas, pidió al gobierno de Howard que modere sus críticas a Bagdad para evitar la pérdida de un lucrativo mercado, en un marco de dificultades previas a los actuales problemas con Iraq.

Esas dificultades se deben a la combinación de una prolongada sequía y una caída de los precios internacionales.

La sequía determinó que la estatal Oficina de Recursos Económicos y Agrícolas corrigiera a la baja en junio su pronóstico sobre la próxima cosecha de trigo, para la cual previó unos 20,5 millones de toneladas, 13,7 por ciento menos que en la anterior.

Pero la firma GrainCorp, una de las principales del mercado de granos, previó que la cosecha logrará sólo de 14 a 15 millones de toneladas.

”Es mejor apelar a medios diplomáticos y mantener el comercio” con Iraq, sostuvo el presidente del Consejo de Granos, Keith Perrett. (FIN/IPS/tra-eng/si/js/mp/ip if/02

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