El proceso de reconstrucción de Afganistán choca con graves dificultades, debido al incumplimiento de compromisos de los donantes, señaló el representante especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en ese país, Lakhdar Brahimi.
No pienso que la paz esté consolidada, y no es posible que la población afgana y sus amigos se sientan satisfechos, dijo Lakhdar el martes a periodistas en Kabul.
Eso agrava una situación que aún incluye focos de violencia, y complica la situación del gobierno interino encabezado por Hamid Karzai, advirtió.
Una conferencia internacional de donantes realizada en enero en Tokio prometió 1.800 millones de dólares para reconstruir Afganistán tras 23 años de conflictos, cuya última etapa fue la ofensiva encabezada a fines de 2001 por Washington contra el movimiento Talibán, que controlaba la mayor parte del territorio afgano.
Sin embargo, el gobierno de Karzai sólo ha recibido desde entonces 570 millones de dólares, y debió gastar dos tercios de ese dinero en tareas de emergencia, que no incluyen la reconstrucción de escuelas, hospitales y carreteras.
El malestar del gobierno afgano se debe ante todo a que no recibe dinero suficiente para su propio funcionamiento opinó Samina Ahmed, directora de proyectos para Afganistán y Pakistán de la organización no gubernamental (ONG) de expertos Grupo Internacional de Crisis.
Alimentos y otros bienes de asistencia humanitaria se necesitan con desesperación, y los actuales aportes de donantes son muy bienvenidos según Brahimi, pero funcionarios afganos y trabajadores humanitarios en Afganistán destacan que también es urgente aumentar los aportes de asistencia al desarrollo.
Más de dos décadas de violencia causaron la destrucción de más de la mitad de las viviendas de Kabul, y casi dos tercios de las que permanecen en pie son chozas de barro edificadas en forma ilegal, según el alcalde de la capital, Fazil Karim.
En la ciudad faltan servicios básicos como recolección de residuos y suministtro de electricidad y agua potable, y la situación se agrava porque el regreso de refugiados llevó la cantidad de habitantes de Kabul de 1,2 a 2,3 millones en sólo seis meses.
La Asamblea General de la ONU, que se reunirá en Nueva York el mes próximo con participación de Karzai, será una oportunidad para pedir en forma directa a los donantes que cumplan us compromisos, indicó Brahimi.
Washington cumplió su promesa de aportar 280 millones de dólares, pero Brahimi admitió que eso es muy poco en comparación con el costo de mantener el despliegue de tropas estadounidenses en Afganistán, que será este año por lo menos 10.000 millones de dólares, según la oficina de presupuesto del Congreso.
La campaña antiterrorista lanzada por Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y Washington, que comenzó en Afganistán, cuesta unos 1.800 millones de dólares mensuales, incluyendo nuevos gastos de seguridad en territorio estadounidense, según el Pentágono (MInisterio de Defensa).
Haríamos mucho más para evitar que Afganistán sea terreno fértil para el terrorismo si aumentáramos un poco nuestra ayuda a la población afgana, comentó Brahimi cuando se le preguntó acerca del gasto militar estadounidense en ese país.
El representante especial elogió a la ONU por no iniciar una investigación propia de dos presuntas tumbas colectivas en la región septentrional afgana, descubiertas a comienzos de este año por la ONG Médicos por los Derechos Humanos, con sede en la nororiental ciudad estadounidense de Boston.
Testigos entrevistados por esa ONG dijeron haber visto camiones de transporte de contenedores en esas zonas, y muchos piensan que esos contenedores llevaban cadáveres de integrantes del Talibán que se rindieron en noviembre a la afgana Alianza del Norte, y cuyo paradero se ignora desde entonces.
La Alianza del Norte, adversaria del Talibán, cooperó con Washington en la ofensiva contra ese movimiento, y sus principales dirigentes accedieron a importantes cuotas de poder, en el gobierno interino o en zonas que controlan como señores de la guerra.
Afganistán no cuenta en la actualidad con un sistema judicial capaz de afrontar una situación como ésta, y tampoco hay fuerzas policiales adecuadas para proteger a la población. Debemos asumir prioridades de acción, y creo que nuestras responsabilidades ante quienes están vivos deben prevalecer, opinó Brahimi.
El funcionario dijo que no estaba enterado de esfuerzos en curso para investigar las presuntas tumbas por parte del gobierno afgano, pero aseguró que personal de la ONU visita esos lugares en forma periódica, con la intención de preservar evidencias.
Estamos ante problemas de seguridad y de recursos. La ONU está lista para ayudar cuando Kabul se sienta capaz de conducir una adecuada investigación (de las presuntas tumbas), que deberá incluir un programa de protección de testigos, aseguró Fred Eckhard, portavoz del secretario general del foro mundial, Kofi Annan.
El director ejecutivo de Médicos por los Derecho Humanos, Leonard Rubenstein, apoyó la idea de proteger a potenciales testigos, pero expresó importantes dudas de que la Comisión Afgana de Derechos Humanos posea la independencia y los recursos necesarios para llevar a cabo la investigación por sí misma.
Estados Unidos y la ONU actúan en forma insuficiente e irresponsable al dejar la investigación de las tumbas en manos del gobierno afgano, que debe realizar en la actualidad grandes esfuerzos para obtener recursos básicos, afirmó.
No habrá segunda oportunidad. Una investigación inadecuada sería peor que no hacer nada, porque puede destruir o alterar evidencia en forma irreversible, explicó Rubenstein.
Todo indica que la paz se consolidará en Afganistán, pese a las actuales dificultades, aseguró Brahimi.
Pienso que la población afgana mantiene clara conciencia de la imperiosa necesidad de paz en su país, y que casi nadie desea volver a la pesadilla de la guerra,
La seguridad en Afganistán es precaria, con combates y atentados esporádicos en varias regiones. El domingo, el estallido de una bomba en el exterior de la residencia para huéspedes de la ONU en Kabul causó leves heridas a una niña afgana.
No sabemos quien fue responsable de ese atentado, y ha aumentado la custodia de esa residencia de la ONU por parte de policías afganos y otros guardias, indicó Eckhard. (FIN/IPS/tra- eng/ks/ml/mp/dv ip/02
