VENEZUELA: Chávez reafirma su condición de jefe militar

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, impuso por mano propia este martes los símbolos de grado a 54 nuevos generales y a otros 200 oficiales ascendidos, en una señal de fortalecimiento de su carácter de jefe de las Fuerzas Armadas.

La tradicional ceremonia militar de anuncio de ascensos y relevos de cargos, que cada julio encabeza el presidente venezolano, fue elegida esta vez por Chávez para reafirmar la condición de jefe de la fuerza que le confiere el cargo de gobierno, afectada tras el frustrado golpe de Estado de abril.

Chávez es un teniente coronel retirado que lideró en 1992 una cruenta sublevación contra el entonces presidente democrático Carlos Andrés Pérez y, luego de ser elegido presidente en diciembre de 1998, inició un proceso de cambios institucionales que bautizó revolución bolivariana.

El proceso implicó la elaboración de una nueva Constitución, seguidores del mandatario obtuvieron la mayoría en el parlamento y, cuando a fines de 2001 los cambios se concretaron en leyes económicas, se desató una masiva oposición de empresarios, sindicatos y organizaciones de clase media.

Así, el 11 de abril, cuando se cumplía el tercer día de una huelga general convocada por tiempo indefinido por la dirección empresarial y sindical, una manifestación opositora intentó llegar hasta el palacio de gobierno para pedir la renuncia de Chávez.

La marcha callejera se dispersó en medio de un tiroteo que dejó un saldo de 18 personas muertas y decenas heridas.

El entonces jefe del ejército, general Efraín Vásquez, y más de 60 oficiales de los cuatro componentes de las Fuerzas Armadas (ejército, marina, aviación y guardia nacional) desconocieron la autoridad de Chávez, lo detuvieron e impusieron en su lugar el 12 de abril al líder empresarial Pedro Carmona.

Sin embargo, dos días después Chávez volvió al gobierno gracias al exitoso contragolpe de oficiales leales a la Constitución y al levantamiento de miles de seguidores que rodearon instalaciones militares pidiendo su libertad, mientras en Caracas estallaban desórdenes y saqueos a comercios.

Los militares no llegaron a disparar un tiro entre ellos, aunque admitieron la existencia de una fractura o división. Chávez designó luego al general Lucas Rincón como ministro de Defensa, en reemplazó de José Vicente Rangel, quien pasó a ocupar la vicepresidencia. Rincón pasará a retiro en breve.

Entre mayo y la primera mitad de junio fueron divulgados textos y vídeos anónimos emitidos por canales de televisión privados, en los que supuestos militares, encapuchados, hicieron todo tipo de reclamos a los poderes públicos. Esa campaña dio pie a rumores sobre una nueva sublevación militar en cierne.

”Hay un negativo carácter deliberante de la fuerza armada en los asuntos políticos”, deploró en una visita en abril a Venezuela el secretario general de la Organización de Estados Americanos, César Gaviria.

Por su parte, José Miguel Vivanco, de Human Right Watch, sostuvo en visita a Venezuela que ”los militares, tanto los afectos al gobierno como los afectos a la oposición, deben mantenerse alejados de la política y subordinados al control civil”.

Los oficiales activos que han declarado públicamente su desacuerdo con el gobierno de Chávez se han mostrado contrarios a cualquier solución de fuerza y abogan por vías pacíficas, políticas y legales para zanjar las diferencias.

Chávez dijo en su programa de radio semanal que ”conspiradores civiles han hablado de utilizar y luego desechar como un condón a los generales”, y advirtió que ”quien busque unos militares para arremeter contra la Constitución los encontrará de pie, con su fusil al hombro, dispuestos a dar la batalla por Venezuela”.

En las últimas semanas, sin embargo, el ruido de sables en los cuarteles ha amainado y los rumores han disminuido, a medida que el presidente se ve envuelto en una nube de acusaciones ante el Tribunal Supremo de Justicia, por la presunta comisión de diversos delitos penales y administrativos.

El enjuiciamiento puede ser una vía para adelantar la salida de Chávez del gobierno, pese a que éste ha ofrecido ser sometido a un referendo a mediados de 2003, cuando se cumpla la mitad de su mandato de seis años. También dijo que la misma prueba deben afrontar los gobernadores de estados y los alcaldes.

Los partidos políticos tradicionales (socialdemócratas, socialcristianos, radicales, socialistas moderados y grupos creados por disidentes de las principales formaciones) siguen presionando con marchas y protestas por la salida anticipada de Chávez.

Organizaciones no gubernamentales, como las de vigilancia electoral, participación ciudadana y de educación, han demostrado gran capacidad de convocatoria entre la clase media para demandar la renuncia de Chávez. Una nueva protesta se repetirá en Caracas el 11 de este mes.

Chávez enfrentó estas protestas con una concentración realizada el sábado en Caracas, donde se congregaron unas 100.000 personas.

Además, este martes desplegó toda la parafernalia militar para el acto de ascensos, mostrando que conserva ascendencia sobre los pilares de su liderazgo, el pueblo y el ejército.

Más aún, el mandatario, haciendo valer su condición de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, incorporó a última hora a varios oficiales leales a la lista de ascensos, según trascendió en fuentes castrenses.

Una estrella de la jornada fue Raúl Baduel, ascendido de general de brigada a general de división y le dio el mando de la división blindada del centro del país, la unidad más poderosa del ejército y con mandos sobre unidades elite del componente aéreo y de paracaidistas.

Baduel, seguidor de filosofías orientales y ex compañero de conspiración de Chávez, encabezó como jefe de la brigada de paracaidistas los movimientos para parar el alzamiento del jefe del ejército en abril y devolver el poder al presidente, que fue, además, su compañero de promoción hace 28 años. (FIN/IPS/jz/dm/ip/02

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