POBLACION-JAPON: Reproducción asistida, un buen negocio

Las clínicas de reproducción asistida de Japón cobran a las parejas hasta 41.700 dólares en un plazo de tres años por el intento de concebir un hijo mediante fertilización in vitro.

La Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Japón indicó que 474 instituciones médicas ofrecen en este país diversos métodos de reproducción asistida, entre ellas hospitales universitarios y clínicas privadas.

Japón tiene 127 millones de habitantes. En Estados Unidos, con una población de 288 millones, hay 350 de estas clínicas, y 20 en Gran Bretaña, de 59 millones de habitantes.

Observadores atribuyen la proliferación de las clínicas de reproducción asistida a la alta tasa de infertilidad de Japón y a la gran presión sobre los matrimonios para que tengan hijos.

El índice japonés de crecimiento demográfico anual es de dos por 1.000. Apenas nueve personas cada 1.000 habitantes nacen cada año.

”Las tradiciones son firmes en Japón, a pesar de la rápida modernización del país. Las mujeres creen que están obligadas a tener hijos para obtener respeto social”, explicó la activista Keiko Ochiai, fundadora de una biblioteca para mujeres.

Los amuletos y diversos métodos alternativos para favorecer la concepción son cada vez más populares, y constituyen una señal de la importancia que se le da a la concepción.

Pero la fertilización in vitro es la técnica médica de reproducción asistida más usada. Más de 11.000 japoneses concebidos de esta forma nacieron en 2000, 15 por ciento de estos nacimientos en el mundo.

El procedimiento consiste en fertilizar un óvulo con un espermatozoide, aportados por la pareja o por donantes, en un laboratorio, y transferir luego el embrión resultante en el útero de la mujer, donde continúa la gestación.

El concepto de ”familia perfecta”, integrada por la madre, el padre y dos hijos, está en el centro de la presión social sobre las mujeres, dijo Ochiai.

Las mujeres que no se adaptan a este molde en la conservadora sociedad japonesa sufren cierta marginación, una situación muy difícil para muchas de ellas, agregó.

Una señal de esta discriminación es la palabra utilizada por los japoneses para designar la infertilidad, ”funin”, compuesta por los caracteres ”fu”, que significa ”incapaz”, y ”nin”, ”trabajo de la mujer”. El término alude, por lo tanto, a la incapacidad de la mujer para ”hacer su trabajo”.

Una de cada 10 parejas tiene problemas médicos que les impiden concebir hijos, calculó el Ministerio de Salud y Bienestar. La situación alarma a las autoridades, ya preocupadas por la caída de la natalidad, atribuida, en parte, a que algunas parejas decidieron no tener hijos.

La adopción no es una alternativa muy aceptada, de acuerdo con una encuesta realizada el año pasado por el Ministerio. Sólo 0,3 por ciento de 350 parejas entrevistadas pensó en la adopción luego de fracasar en el tratamiento de fertilización in vitro.

Las principales causas de la elevada infertilidad son los matrimonios tardíos, los trabajos y profesiones estresantes y los problemas médicos, incluyendo la baja cantidad de espermatozoides.

En agosto pasado, una mujer de 60 años dio a luz a su primer hijo con un óvulo donado por una estadounidense. La mujer, que se casó con más de 50 años y cuya identidad fue mantenida en reserva, dijo que su hijo fue ”un regalo de Dios”.

A pesar de las fuertes presiones sobre las mujeres que no pueden dar a luz, las más jóvenes han comenzado a hablar sobre el asunto. Algunas crearon sitios en la red informática mundial Internet que contienen francas descripciones sobre su sufrimiento.

”Después de cuatro años de matrimonio, supimos que los dos tenemos problemas de infertilidad. Fue una gran conmoción, pero estamos aprendiendo a disfrutar de la vida mientras intentamos tener un hijo”, escribió una mujer llamada Mikarin en uno de esos sitios.

Los comentarios de los hombres también tienen su lugar en Internet. Un joven de 20 años con diagnóstico de esterilidad por escasa cantidad de espermatozoides dijo estar feliz por poder compartir su problema con otras personas.

Observadores indican que, de alguna manera, el demorado embarazo de la princesa Masako, heredera del título de emperatriz, quien dio a luz en diciembre tras ocho años de matrimonio, ayudó a aliviar los puntos de vista conservadores y arraigados sobre la crianza de hijos.

”Pero el asunto tiene raíces profundas y causa a las mujeres mucho dolor y estrés. Necesitamos un Japón más abierto en que las mujeres no sean juzgadas por sus capacidades reproductivas”, exhortó Ochiai. (FIN/IPS/tra-en/sk/ral/js/lp/mj/pr/02

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