PERU: Burocracia retrasa ayuda a damnificados por nevadas

El gobierno de Perú continúa con el envío de ayuda para los damnificados por las intensas nevadas del sur del país y alienta la solidaridad social, pero la burocracia y la falta de medicinas y alimentos para el ganado causa frustración entre los campesinos.

La fuerte ola de frío que soporta una basta zona de la sierra meridional peruana de la cordillera de los Andes ha provocado ya la muerte de 73 personas, la mayoría de ellos niños, y la de unas 60.000 crías de alpaca, 12.000 llamas y 8.000 ovinos.

El llamado ”friaje” por los habitantes de la zona, el más intenso en los últimos 25 años, es consecuencia de la cercanía de El Niño, un fenómeno cíclico derivado de una corriente de agua cálida que nace en el océano Pacífico frente a Australia y se desplaza hacia el este hasta las costas de América.

El presidente Alejandro Toledo ha destinado algunos recursos extraídos de los magros presupuestos de la oficina del Primer Ministro y de los ministerios de Agricultura y de Salud, para paliar la grave situación que afronta la región ante la catástrofe natural.

Debido a la estrechez de los recursos, Toledo demandó la solidaridad de la población peruana y en especial de las empresas, que han respondido recolectando recursos y artículos.

Sin embargo, las donaciones de ropa, prendas de abrigo y alimentos son improgramables y en la práctica acentúan a veces el carácter inadecuado o insuficiente de la ayuda, a causa de la excesiva burocracia estatal.

El intenso frío que se abate en el sur del país debilita las defensas de los animales, que son aquejados de neumonía, en tanto que la nieve, que alcanza más de 70 centímetros de espesor, impide a las alpacas, llamas y ovejas llegar hasta el pasto y mueren debilitadas por el hambre.

La alpaca es un ”auquénido” (camélido sudamericano) cuyo pastoreo constituye la única actividad económica posible en lugares situados por encima de los 4.500 metros sobre el nivel del mar, donde la agricultura es imposible y el ”ichu”, el reseco y pobre pasto de la puna, es el único alimento para el ganado.

Las alpacas y las llamas viven en cautiverio, pues han sido plenamente domesticadas por el hombre, pero como consecuencia de esa condición no pueden emigrar y han perdido su habilidad natural para enfrentar el rigor de las extremas heladas.

Otro auquénido importante para la región, la vicuña, tiene más oportunidades hasta ahora debido a que prácticamente vive en libertad, en reservas bajo el cuidado de comunidades indígenas que sólo las capturan una vez al año para esquilarlas, y además sus pezuñas son mejor dotadas para abrirse paso en la nieve y acceder al ichu.

Los ”alpaqueros” sobreviven vendiendo la lana de esos animales y comiendo su carne, que convierten en ”charqui” (carne salada y secada al aire y al sol para que se conserve) para luego canjearla por maíz, azúcar, sal, fósforos, baterías para sus radios receptores, casi los únicos productos que compran.

La extinción de las alpacas sería una catástrofe mayor para las comunidades indígenas de las zonas altas andinas que tienen en su crianza el único modo de sobrevivencia.

El jefe regional del Sistema de Defensa Civil en Puno, Luis Landavere, admitió que por culpa del excesivo viento y la nieve, que cierra las vías terrestres e impiden utilizar helicópteros, la mayor parte de la ayuda remitida desde Lima se queda en las zonas más accesibles y no llega a las comunidades más pobres.

Por eso, la promesa de ayuda realizada por Toledo durante una gira realizada a mediados de julio por la sierra, acompañado de camarógrafos de la televisión oficial, ha agravado el desaliento y frustración de las comunidades indígenas dedicadas al pastoreo de alpacas.

Toledo aseguró que pondría a disposición de los campesinos todo lo necesario para salvar las crías de las alpacas, enviando forraje suficiente.

También dijo que el Programa Nacional de Ayuda Alimentaria (Pronaa) compraría la carne de las alpacas muertas por el frío o sacrificadas y que ese dinero sería luego entregada como ayuda a las comunidades afectadas.

Vicente Choque y Saturnino Anampa, dirigentes de la comunidad de Collca, fueron comisionados para llevar a lomo de llama más de 300 kilogramos de carne de alpacas para venderlas a los funcionarios del Pronaa.

Sin embargo, los dos líderes campesinos no encontraron ningún representante del Pronaa autorizado ni con fondos disponibles para adquirir las prietas y saladas carnes de sus alpacas.

Sólo encontraron a algunos comerciantes que les pagaron menos de la mitad del valor previsto por las autoridades.

A ello se sumó otro incidente que aumentó la irritación de los lugareños damnificados frente al incumplimiento de las promesas oficiales de ayuda.

En Ilave, en el meridional departamento de Puno, los miembros de una comunidad de pastores de alpaca abuchearon y algunos de ellos arrojaron piedras a Toledo, durante su recorrido por la sierra del sur, luego de descubrir que en los paquetes de ayuda oficial había poco material adecuado para la zona.

Si bien encontraron paquetes con medicinas y alimentos, varias decenas de frazadas y vestimenta de lana, la mayor parte de la carga contenía ropa inapropiada para el rigor casi polar que soportan los campesinos desde hace tres semanas, con temperaturas que llegan a más de 20 grados bajo cero.

Los pastores de Ilave esperaban, sobre todo, medicinas para su ganado, antibióticos y vitaminas para enfrentar la neumonía que está diezmando sus hatos de alpacas.

”Son bonitas las ropas que nos envían nuestros hermanos de Lima, pero hemos pedido medicinas y forraje para curar y alimentar a nuestras alpacas, Si nuestras alpacas siguen muriendo, nuestra comunidad tendrá que emigrar y usaremos esas lindas ropas en otra parte”, comentó el dirigente comunal Esteban Llaccta.

Desconcertado, Toledo retornó rápidamente al cuartel del ejército donde reposaba, en medio del patio, su helicóptero, y abandonó Puno para dirigirse a Arequipa, otro departamento igualmente afectado por el friaje.

Pero en Arequipa, donde hace algunas semanas la población protagonizó violentos incidentes de rechazo al proyecto de privatización de la empresa local de generación eléctrica, el presidente juzgó prudente no ingresar a la ciudad y entregó la ayuda a los funcionarios que lo esperaban en el aeropuerto. (FIN/IPS/al/dm/en ip/02

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