MERCOSUR: La crisis es una bomba de fragmentación

La cumbre del Mercosur, que también tendrá participación de Bolivia, Chile y México, no podrá eludir el tratamiento de la crisis de Argentina, el país anfitrión, aunque varios analistas creen que no es momento para una respuesta conjunta de la región ante las presiones financieras externas.

Argentina consultó a Brasil, Paraguay y Uruguay, sus socios en el Mercosur (Mercado Común del Sur), sobre la posibilidad de una posición común para enfrentar la crisis financiera que tiene epicentro en este país y ha afectado en distinta medida a todo el Cono Sur.

En vísperas de la cumbre que se realizará el jueves y el viernes en Buenos Aires, el presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso aclaró que los problemas económicos argentinos ”son distintos” de los de Brasil.

Así mismo, el ministro de Economía de Uruguay, Alberto Bensión, dijo que su país ”respetará los contratos de particulares” con los bancos, una regla que transgredió Argentina.

Mientras, el presidente de México, Vicente Fox, que participará de la cumbre del Mercosur, afirmó en una entrevista con una cadena de televisión estadounidense que si bien la crisis argentina rozó a su país, ”la situación (de ambos) es totalmente diferente”.

La crisis financiera, económica y social de Argentina se arrastra desde fines de 1998 y en diciembre de 2001 determinó la renuncia del presidente Fernando de la Rúa cuando aún tenía por delante dos años de mandato. Luego se sucedieron la interrupción del pago de la deuda externa, la devaluación de la moneda y la multiplicación de los problemas.

El presidente Eduardo Duhalde, dsignado en enero por el Congreso, no pudo evitar que continuara la caída de la actividad económica y de la inversión. El sistema bancario se halla al borde de la bancarrota y la pobreza y el desempleo siguen en aumento.

La demora de la ayuda financiera del Fondo Monetario Internacional (FMI) solicitada por el gobierno de Duhalde agravó la situación.

Duhalde creyó que los problemas financieros observados en Brasil, Paraguay y Uruguay señalaban el momento para una gestión común ante los organismos multilaterales de crédito y las capitales mundiales de las finanzas.

Paraguay y Uruguay perdieron reservas internacionales, en las dos plazas hubo fuertes retiros de depósitos e incluso algunos bancos fueron intervenidos para evitar su caída. En cuanto a Brasil, también se aceleró el retiro de capitales y se incrementó el costo de la deuda externa.

Pero tras una fallida exploración realizada por la cancillería, Duhalde admitió el fin de semana que a Brasil, Paraguay y Uruguay ”no les conviene equipararse con un país en dificultades” como Argentina, que mantiene suspendido el pago de sus deudas con el exterior.

”Sin duda, si Argentina y Brasil consiguieran coordinar una posición conjunta frente a los problemas de la arquitectura financiera internacional, mejorarían de algún modo su posición”, comentó a IPS el economista argentino Roberto Frenkel, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.

Pero esa coordinación es difícil en un contexto de crisis, pues en los malos momentos, todos intentan diferenciarse del o los países que están en peores condiciones, puntualizó.

Para Frenkel, la coordinación debe buscarse ”cuando es menos necesaria, pero también más posible”, es decir, ”en períodos de normalidad”. Al respecto, señaló que el Mercosur perdió mucho tiempo en la segunda mitad de los años 90, cuando los tiempos eran más favorables para la colaboración mutua.

La economista Beatriz Nofal, ex secretaria de Comercio e Industria y ex diputada, también identificó denominadores comunes en las dificultades económicas de los países integrantes del Mercosur. La vulnerabilidad de estos países, que están muy endeudados, aumentó debido a la caída de la inversión extranjera en la región, dijo.

Pero el Mercosur, ”en lugar de actuar como bloque, acentúa las diferencias entre los socios, y cada uno se concentra en sus problemas”, cuando podría buscar de común acuerdo alternativas de corto, mediano y largo plazo, afirmó Nofal.

Al respecto, señaló que la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi) dispone de un mecanismo de crédito comercial recíproco para financiar el intercambio entre los países que la integran, que son todos los de América del Sur más México y Cuba.

Ese sistema de crédito recíproco de Aladi tiene un tope de 100 millones de dólares que, en estas circunstancias, podría eliminarse, agregó.

Las ventas de Brasil a Argentina cayeron casi 70 por ciento este año y las de Argentina a Brasil se redujeron 26 por ciento. La causa es la falta de crédito para el intercambio, dijo la economista.

Para el mediano y largo plazo, Nofal -al igual que Frenkel- cree que el Mercosur debe embarcarse en ”un proceso de coordinación macroeconómica” como el que dio lugar a la Unión Monetaria Europea, para enfrentar el riesgo que representa la volatilidad del movimiento internacional de capitales.

En los años previos a la crisis, faltó en el Mercosur la visión de que la coordinación macroeconómica podía diferenciar al bloque del resto de los países emergentes. En vez de avanzar en ese sentido, ”se actuó siempre al revés: ante la crisis, cada uno se concentra en lo suyo”, comentó.

”La crisis de nuestros países no nos está llevando ahora a una posición conjunta, sino que está teniendo un efecto de división no deseado que solo contribuirá a empeorar el panorama”, advirtió Nofal. (FIN/IPS/mv/ff/if/02

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