Una drástica baja de tasas de interés decretada por el Banco Central de Chile alentó expectativas pesimistas sobre el comportamiento de una economía que aún es considerada una excepción en el panorama crítico de América Latina.
El Consejo del Banco Central anunció en las últimas horas del jueves, tras una prolongada reunión, la quinta rebaja en lo que va del año de la tasa de interés para sus pagarés reajustables, referencia para el sistema financiero. La disminución fue de cuatro a 3,25 por ciento.
Esa reducción de 0,75 puntos porcentuales, mayor que la esperada por los especialistas y los agentes económicos, fue una decisión audaz del Banco Central, que hasta ahora había sido cauto en el manejo de esa tasa, y algunos expertos la interpretaron como respuesta anticipada a dificultades en ciernes.
La rebaja de las tasas de interés desalienta la colocación de fondos en el sistema financiero, y estimula en cambio gastos e inversiones, además de abaratar el acceso a préstamos, con la intención de reactivar la economía.
El ajuste hacia la baja en los intereses se esperaba desde fines de la semana anterior, cuando el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) informó que en junio se registró una deflación de 0,1 por ciento.
Esa fue la segunda evolución mensual negativa del índice de precios al consumidor en 2002, luego de una caída similar en enero, y reflejó una contracción de la demanda que opera en contra de los afanes reactivadores del gobierno encabezado por el presidente Ricardo Lagos.
Chile tuvo en 2001 una inflación de 2,6 por ciento. La tendencia para el año 2002 calculada en junio es dos por ciento, un nivel bajo pero indeseado.
El Banco Central, autónomo y encabezado por el economista Carlos Massad, opera con un programa monetario flexible que da prioridad a la política antinflacionaria, como referente para el manejo de las cuentas fiscales y el tipo de cambio.
Ese programa incluye máximos y mínimos para la evolución de varios indicadores, que en el caso de la inflación anual son un techo de cuatro por ciento y un piso de dos por ciento.
Luego de la catastrófica experiencia de Argentina, con sucesivos años de deflación vinculados con la paridad forzosa del peso y el dólar, los expertos del Banco Central de Chile apuestan a una política cambiaria flexible y a una moderada inflación.
Esos dos objetivos, junto con las perspectivas de crecimiento del producto interno bruto (PIB), determinan la fijación de la tasa de interés referencial para la banca privada y las demás entidades financieras.
En las últimas semanas, la economía chilena sufrió impactos colaterales de turbulencias financieras en Brasil, atribuidas a reacciones políticas por el avance del candidato izquierdista Luiz Inacio Lula Da Silva en las encuestas sobre intención de voto para las elecciones presidenciales de octubre.
Esa situación, sumada a persistentes amenazas de contagio de la crisis argentina, incentivó la demanda de dólares en el mercado libre de cambios, y el precio de la moneda estadounidense aumentó hasta llegar cerca de la barrera psicológica de 700 pesos.
La cotización del dólar en las últimas tres semanas se mantuvo en torno a 696 pesos, y algunos grupos empresariales del sector importador, vinculados con el diario Estrategia, reclamaron un aumento de las tasas de interés, para que mayor colocación de dinero en el sistema financiero frenara la compra de dólares.
El Banco Central afronta el permanente dilema de bajar la tasa referencial, con fines reactivadores, o aumentarla para controlar el precio del dólar e impedir éxodos de capital a plazas financieras con intereses más altos. En esta ocasión, el registro de deflación en junio lo llevó a descartar el aumento pedido por importadores.
El PIB chileno crecerá este año de 2,5 a tres por ciento, en función del efecto que tengan turbulencias económicas, políticas y financieras en el vecindario latinoamericano, según las últimas proyecciones, que indican 0,5 o uno por ciento de disminución del PIB de América Latina.
El crecimiento del PIB en 2001 fue tres por ciento, mientras el regional aumentaba apenas 0,5 por ciento.
Al comenzar este año, la tasa de interés referencial en Chile era 6,5 por ciento, y ha bajando en forma paulatina a medida que decaían las proyecciones de crecimiento del PIB, que en enero eran de cuatro a 3,5 por ciento.
Según el economista Erick Haindl, de la universidad privada Gabriela Mistral, la drástica baja de tasas de este jueves se explicaría por presiones del gobierno sobre el Banco Central.
Tomás Flores, experto del Instituto Libertad y Desarrollo, vinculado con la oposición derechista, dijo que la decisión del Banco Central es una respuesta anticipada a índices económicos desfavorables que corresponde difundir en los próximos días.
Según Flores, el índice mensual de actividad económica (homologable al PIB) de junio registrará un aumento de uno por ciento, con retroceso considerable en relación con el registro de 1,7 por ciento en mayo.
El mismo economista afirmó que el desempleo afectó a 9,6 por ciento de la población económicamente activa en junio, tras un registro de 9,1 por ciento en mayo.
Nadie esperaba una rebaja de 0,75 puntos base (en la tasa de interés), dijo el consultor Valentín Carril.
Como factor positivo, que puede avalar la supuesta audacia del Banco Central, está el hecho de que en la población predomina una visión más bien optimista del futuro económico, pese a las turbulencias externas.
La consultora Adimark elabora cada mes un Indice de Percepción de la Economía, con base en una amplia encuesta, cuyo valor en junio, difundido este jueves, fue 37 puntos, con una baja en relación con los 38,2 puntos de mayo, pero por encima de los 36,4 de abril. (FIN/IPS/ggr/mp/if/02